El verdadero coste de refugiarse en el oro: lecciones de Warren Buffett para los eternos catastrofistas

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Liquidez y apetito por comprar, pero precios poco atractivos en el mercado. Es el sentimiento general de la última carta anual a inversores de Berkshire Hathaway. Una de las citas de referencia para los seguidores de la filosofía value, la comunidad inversora esperaba con ansias alguna pista sobre el destino de los más de 112.000 millones de dólares que mantienen en liquidez. Pero no parece que el holding capitaneado por Warren Buffett y Charlie Munger vayan a hacer grandes compras en el futuro más cercano.

Y no será por falta de ganas. “En los próximos años esperamos mover gran parte de nuestro exceso de liquidez a negocios que Berkshire tendrá permanentemente. Las previsiones inmediatas, en cambio, no son buenas: los precios de negocios con perspectivas decentes a largo plazo están por las nubes”, escribe Buffett. La “decepcionante realidad” para el gestor significa que las compras vendrán más bien de los mercados cotizados. “Seguimos esperando, no obstante, esa adquisición gigante”, reconoce. 

El precio sigue siendo uno de los grandes ejes de la filosofía de Berkshire Hathaway. “En ocasiones un precio ridículamente alto puede convertir un espléndido negocio en una inversión pobre, si no permanentemente, al menos durante un periodo dolorosamente largo”, apunta.

Buffett contra los eternos pesimistas

El tiempo -esto es, un horizonte de inversión largo- es la cura para todos los males del inversor. Es una reflexión que cobra mucho sentido en el contexto actual, donde muchos se plantean qué de cerca está la próxima recesión. 

Van a ser 77 años desde que Buffett hizo su primera inversión en un negocio estadounidense. En 1942, a los 11 años, invirtió todo lo que tenía, unos 114,75 dólares, en tres acciones preferentes de Cities Services. “Me había convertido en un capitalista, y me sentía bien”, recuerda. Ese año Estados Unidos se enfrentaba a una crisis. El país y sus aliados estaban sufriendo enormes pérdidas de una guerra a la que habían entrado hace tan solo tres meses. “Las malas noticias llegaban a diario”. Por poner cifras a lo que supuso para Buffett esa primera inversión: si hubiera apostado por un ETF sin comisiones sobre el S&P 500 y reinvertido todos los dividendos, esos 115 dólares valdrían hoy (a cierre de enero de 2019) 606.811 dólares.

Ahora bien, pongamos que los que siempre vaticinan los horrores de la creciente deuda estatal, como lo hacía el propio Buffett, hubieran hecho caso a sus temores. Al fin y al cabo, el déficit de Estados Unidos se ha hinchado un 40.000% en los últimos 77 años. ¿Y si se hubiera protegido y optado por invertir esos 114,75 dólares en oro? Pues ahora tendría un activo por valor de 4.200 dólares. “Menos de un 1% de lo que le ha dado un vehículo pasivo sencillo sobre el mercado americano”, señala Buffett.