El Tío Sam - ¡El viejo sigue vivo!

Kamil Molendys, Unsplash

No puede negarse que la economía estadounidense tiene ante sí serios obstáculos que superar, sobre todo el precipicio fiscal hacia el que parece acercarse. Los inversores solo tienen que volver al verano de 2011 para recordar el dañino efecto que el debate sobre la elevación del techo de endeudamiento del país tuvo en los mercados. Sin embargo, Estados Unidos rebotó con fuerza el pasado año, en no poca medida gracias a la disposición de la Reserva Federal a continuar estimulando el crecimiento y a la flexibilidad de su economía.

Es fácil verse obnubilado por lo nuevo y glamuroso. Al igual que aquellos inversores que, renegando de un mercado estadounidense más consolidado, acabaron decepcionados tras dejarse seducir por los encantos de los mercados emergentes, los inversores en acciones tecnológicas de redes sociales, como Facebook y Zinga (videojuegos), acumulan ahora sus buenas pérdidas tras acudir a unas operaciones de salidas a bolsa en exceso sobrevaloradas. En mi condición de gestor de fondos tecnológicos, me irrita que estas empresas acaparen ahora toda la atención de los medios mientras otras compañías tecnológicas más consolidadas, con mejores historiales de resultados y unos modelos de negocio generadores de liquidez perfectamente contrastados quedan relegadas a un segundo plano.

Y es una lástima, ya que, en conjunto, el sector tecnológico reúne algunas características que le hacen particularmente interesante como inversión. En un momento de dudas sobre las perspectivas para la economía mundial, los balances de las compañías tecnológicas presentan unos niveles de liquidez que superan a los del resto de sectores. Asimismo, existen importantes tendencias a largo plazo que favorecen los resultados de estas compañías y que, si bien no las protegen por completo frente a una posible nueva desaceleración económica, sí que las dotan de una elevada capacidad de aguante. Una de estas tendencias es la demográfica, ya que las nuevas generaciones adoptan y consumen las tecnologías con mayor rapidez. Asimismo, las empresas, en estos tiempos de estrecheces, están intentando reducir costes introduciendo nuevas tecnologías en sus procesos de negocio.

Además, las empresas tecnológicas están volcándose cada vez más en potenciar sus ingresos recurrentes. En este sentido, las compañías más consolidadas han escalado posiciones dentro de la cadena de valor para apostar también por el diseño, beneficiándose más ahora de sus ingresos por licencia que de los derivados de su actividad manufacturera, de naturaleza más cíclica. Esto sucede especialmente en Estados Unidos, donde el crecimiento del beneficio por acción de las empresas tecnológicas se ha vuelto cada vez menos volátil en los últimos dos años, período en el que esta volatilidad se ha acentuardo en el conjunto del mercado.

Las últimas novedades en torno a Apple, la empresa tecnológica de consumo creadora del iPhone y del iPad, también han influido favorablemente en el sector tecnológico estadounidense. En una medida dirigida a contentar a sus accionistas, Apple reanudó sus pagos de dividendos en agosto. Ello no solo transmite una señal de confianza en sus resultados futuros, sino que además puede servir de iniciativa para un eventual incremento de los niveles de payout (porcentaje de beneficio que se destina a dividendo) del conjunto del sector.

La exitosa demanda por infracción de patentes de Apple frente a Samsung refleja también la disposición de Estados Unidos para proteger los derechos de propiedad intelectual. Esta actitud no debe subestimarse, ya que transmite a los innovadores la señal de que Estados Unidos es un buen lugar para desarrollar sus ideas, con la consiguiente generación de empleo. En Silicon Valley tiene su sede un número inusualmente elevado de equipos de cricket, prueba del gran número de talentosos jóvenes de la India que se han establecido en California atraídos por el grupo de brillantes programadores e ingenieros tecnológicos que allí reside.

Desbancar a un centro de excelencia es algo muy difícil. De hecho, cuando esto ha sucedido, la causa principal ha sido normalmente errores atribuibles al propio centro. Así, en la década de los 60 Estados Unidos perdió la hegemonía en el mercado de deuda internacional (mercado de eurobonos) en beneficio de Londres tras imponer un impuesto compensatorio que gravaba el diferencial de tipos de interés. Por suerte, y dada la escasez de empleo, es poco probable que cualquiera de los partidos políticos estadounidenses se permita ahora el lujo de aprobar una legislación para nuestro sector tan dañina como la mencionada. En consecuencia, es de esperar que las autoridades económicas estadounidenses diseñen políticas que contribuyan a impulsar la economía y los mercados bursátiles nacionales a corto plazo, y que Estados Unidos continúe dominando el sector tecnológico… probablemente por mucho tiempo más.

*Fuente: Datastream, 31 de agosto de 2011 a 31 de agosto de 2012.

¿Do you want to read this article in English?