El riesgo de pérdida del capital, clave en la clasificación de rentabilidad absoluta

Para Dunny Moonesawmy, director de análisis para EMEA de Lipper Thomson Reuters, los fondos de retorno absoluto, sea cual sea su objetivo de rentabilidad, se deben clasificar según el riesgo de pérdida del capital, como lo hacen en esta firma desde hace más de dos años. En su opinión, este tipo de categorización responde mejor a la filosofía de gestión de estos fondos.

En un momento en el que se ha abierto el debate sobre la clasificación de rentabilidad absoluta, este experto recuerda que ya en 2009 Lipper transformó su clasificación de fondos para tener en cuenta el auge de los productos de retorno absoluto en la gestión colectiva francesa y europea. Tras una ronda de consultas con las principales gestoras de fondos, se constató la evidencia de que era casi imposible clasificar esta gama de fondos utilizando el método tradicional de categorización.

"Lipper clasifica un fondo en función de su orientación de gestión y de su universo geográfico de inversión. Para ello utiliza diversas herramientas tales como el folleto, el informe mensual y la cartera del fondo", explica. Este proceso se completa después con las verificaciones regulares del informe de rentabilidad/riesgo de los fondos dentro de su universo homogéneo.

Pero los fondos de retorno absoluto usan diversas técnicas de gestión. Utilizan una gestión alternativa a la de los fondos tradicionales, con motores de rendimiento que descansan en diversas clases de activos y, por naturaleza, tienen también estrategias heterogéneas. Por tanto ¿cómo clasificar fondos heterogéneos cuyos objetivos de rentabilidad pueden, al tiempo, clasificarse en categorías homogéneas?

Para solucionar este problema, Lipper se apoyó hace más de dos años en el riesgo que soporta una inversión en este tipo de fondos. Para una mejor toma en consideración del riesgo, Lipper adoptó un nuevo acercamiento de la clasificación y utilizó, por vez primera, un análisis ex post de la rentabilidad y el riesgo. De esta forma, la clasificación se realiza a partir del riesgo del fondo constatado a posteriori y a partir de su histórico con, al menos, un mínimo de un año de antigüedad. "Este sistema permite aprovechar el riesgo y crear tres categorías: defensiva, equilibrada y agresiva", explica Moonesawmy.

Así, los fondos de retorno absoluto, sea cual sea su objetivo de rentabilidad, se clasifican en Lipper según el riesgo de pérdida del capital. "Se trata de una clasificación que responde a la filosofía de gestión de estos fondos", añade este experto.