El retorno absoluto, un todoterreno en momentos de crisis

Después de los años 2008 y 2011, que han sido especialmente difíciles, las estrategias destinadas a preservar el capital han cobrado una importancia creciente. La realidad es que entre el 1 de enero de 2007 y el 31 de diciembre de 2011, los índices mundiales de renta variable y de fondos alternativos han arrojado caídas del -24,6% y del -13,0% respectivamente. ¡Únicamente la renta fija ha conseguido salir bien parada, y no sin dificultad!

2008 fue un año desastroso para las obligaciones corporativas, y 2011 ha resultado especialmente duro para las obligaciones de varios países europeos. Por ello, el valor añadido que aporta un gestor patrimonial se materializa cada vez más en los momentos difíciles. Porque si después de una caída del 1% o del 2% apenas se tarda unos meses en volver a los números negros, regresar al nivel inicial tras un descalabro del 20%, en cambio, a menudo puede llevar entre tres y cuatro años. Sin embargo no basta con minimizar las pérdidas: también hay que generar rentabilidad durante los periodos más favorables. Por lo tanto, para tener éxito, una estrategia de retorno absoluto tiene que lograr una buena combinación de estos dos factores.

En este artículo nos concentramos en las estrategias que utilizan las clases de activos más líquidas y tradicionales (liquidez, renta variable, renta fija y fondos alternativos). En cualquier caso, las decisiones en materia de gestión en función del momento de mercado oportuno y de la liquidez son críticas. Una asignación excesiva a la renta variable incrementa la volatilidad y el riesgo de sufrir fuertes caídas. En una fase fuertemente bajista, como en 2008 (los índices cayeron un -40%), la diferencia residió más en el hecho de detentar poca renta variable que en el de detentar acciones más rentables que los índices. La liquidez de la cartera también es muy importante, y una cartera de retorno absoluto debería evitar las pequeñas capitalizaciones en las fases del mercado más difíciles. La renta fija tampoco escapa a esta regla: en los momentos de tensión en los mercados financieros, la diferencia entre el precio ofrecido y el precio pedido ha llegado a superar el 10%, como ocurrió en 2008 con las obligaciones corporativas y también en 2011 con las obligaciones de Estado, y puede reducir a la nada las ganancias realizadas con anterioridad. En cuanto a los fondos alternativos, es importante concentrar las inversiones en fondos que permitan una salida rápida. Pues nada es más frustrante que haber previsto una fase bajista, haber cursado órdenes de venta, y luego encontrarte con que, por cuestiones de liquidez, no se ejecutarán hasta tres meses después... ¡en pleno bajón del mercado!

Las crisis bursátiles no son siempre iguales, y por lo tanto requieren cada una soluciones específicas. En 2008 por ejemplo, con mercados de renta variable en caída libre, había que tener muy pocas posiciones en renta variable durante todo el año. En 2011, la situación ha sido muy distinta: salir del mercado en agosto habría sido un error, pues las bolsas recuperaron una parte importante de sus pérdidas durante el último trimestre. En el ámbito de la renta fija, también hay que tener capacidad de adaptarse a los acontecimientos. En efecto, mientras que durante la segunda mitad de 2008 era posible protegerse contra el riesgo de crédito comprando deuda de todos los Estados de la Unión Europea con los ojos cerrados, ¡el año pasado las cosas han sido muy distintas! Y es que en lo más crudo de la crisis del euro, en noviembre pasado, no sólo bajaban las acciones, sino también muchas obligaciones de Estado, incluso de los que por entonces aún gozaban de una calificación triple A, como Francia.

Por tanto, a la vista de lo expuesto, no caben dudas de que las estrategias de retorno absoluto pueden producir resultados competitivos a la vez que protegen el capital, incluso ciñéndose a las clases de activos habituales. Sin embargo, estas estrategias requieren una buena capacidad de reacción en la distribución de la cartera, lo cual descarta todos los enfoques pasivos y exige por el contrario recurrir a gestores activos y especializados.