Los indicadores adelantados de actividad económica dan muestras de debilidad y la política presupuestaria se ha endurecido en todo el mundo. Las tensiones en la zona euro amenazan con provocar pérdidas en el sistema bancario y una nueva crisis crediticia.
Sin un giro radical en las restrictivas políticas de gasto público actuales, medidas para restaurar la confianza en los gobiernos europeos y una importante relajación monetaria, es probable que el crecimiento mundial se ralentice en 2012.
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