"El rally indiscriminado vivido por la deuda emergente en 2012 ya no parece sostenible”

Mary
Foto cedida

“El año pasado fue excepcional para la deuda de mercados emergentes, pues la desaceleración económica en el mundo desarrollado y la relajación de política monetaria en Estados Unidos, Japón y la eurozona arrojaron una luz favorable sobre las perspectivas y situación crediticia de las economías emergentes, realzando el atractivo de su deuda. Esa combinación de crecimiento, seguridad y rentabilidad justifica la inversión en esta clase de activos, pero el rally indiscriminado ya no parece sostenible”, asegura Mary-Thérèse Barton, gestora senior de deuda emergente de Pictet Asset Management.

Aunque se mantiene el respaldado de un sólido perfil crediticio en 2013, puede haber mayor dispersión entre rentabilidades de los bonos y de las divisas. “De hecho, las perspectivas económicas muestran divergencias, mientras que algunos mercados han alcanzado un precio justo. Esta divergencia puede aprovecharse mediante una inversión activa”. A todo esto, Barton añade el hecho de que el cambio de expectativas respecto a tipos de interés y crecimiento también influirá en las divisas, presentando otra fuente de rentabilidad.

“Así, desde abril pasado, el diferencial de rentabilidad de la deuda pública mexicana a dos y diez años se ha reducido considerablemente y el precio de sus bonos subido en medio de la creciente confianza en el compromiso del Gobierno con la reforma económica. En cambio, en Sudáfrica, las inquietudes sobre la incapacidad para reformar el mercado de trabajo y la preocupación por los conflictos laborales en el sector minero han llevado a una venta masiva de sus bonos a largo plazo, ampliando el diferencial de rentabilidad a dos y diez años”, asevera la experta. 

Divisas prometedoras y monedas a evitar

Además, algunos países emergentes están subiendo los tipos de interés mientras otros hacen justo lo contrario. “En Brasil prevemos que las presiones inflacionistas aumenten en 2013 y hemos incrementado las inversiones en bonos indexados a la inflación, lo que puede aplicarse en otros mercados. A ello se añade que seguimos fuertemente invertidos en monedas de países cuyas perspectivas de crecimiento parecen especialmente prometedoras: rublo ruso, peso filipino y nairu nigeriano”. Sin embargo, el equipo tiene posiciones bajistas en lira turca –que encuentran sobrevalorada- y rand sudafricano -la segunda moneda más volátil del mundo tras el yen japonés-.

Asimismo, Barton indica que las denominaciones en dólares muestran ahora una protección limitada frente a un aumento de la rentabilidad de la deuda de Estados Unidos. “De hecho, la deuda emergente emitida en moneda fuerte cuenta con mejor perfil crediticio en términos absolutos y relativos frente a homólogos del mundo desarrollado, de manera que se considera refugio. Así, las primas de riesgo de los deudores de países emergentes con máxima calificación crediticia han alcanzado mínimos históricos, reduciendo su atractivo en el momento en que es más probable que la rentabilidad de la deuda del Tesoro de los Estados Unidos tienda al alza”.  

Por ese motivo, la gestora reconoce que el equipo ha reducido inversiones en deuda de elevada calificación –de Brasil, China y Corea del Sur–, inclinándose por bonos con menor calificación pero con diferenciales de rentabilidad que proporcionan amplia protección, como deuda de Venezuela, Vietnam y República Dominicana. El índice JPMorgan EMBI Global Diversified de deuda de mercados emergentes denominada en dólares subió un 17,4% en 2012 y el GBI-EM Global Diversified en moneda local un 16,8%, en dólares. “En 2013 conviene ser más selectivo”.