“El próximo ‘quantitative easing’ no vendrá de la Fed sino del BCE”

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Joel Filipe (Unsplash)

 

La actual japonización de los mercados desarrollados, marcada por la ausencia de crecimiento y una gran cantidad de deuda, obligará a los bancos centrales a tomar medidas en los próximos meses. Para Raphaël Chemla, responsable de renta fija con grado de inversión de Edmond de Rothschild Investment Managers, el próximo movimiento del Banco Central Europeo no será una alza de tipos, sino un recorte, ante la ausencia de inflación y la cercanía de la recesión. “El próximo quantitative easing no vendrá de la Reserva Federal en EEUU sino del BCE”, afirma.

 

Será una de las medidas que podrían tomarse para evitar nuevas malas noticias en Europa, entre otras menos radicales que la adopción de los eurobonos, como un bono franco-alemán para empezar. “La emisión de eurobonos es complicada”, asegura, comentando que la situación estará marcada en los próximos meses por asuntos políticos (ante las elecciones en distintos países europeos) que finalmente deberían terminar en la adopción de una solución y “una sola voz”. “Cuanto antes llegue será mejor, para terminar con la falta de confianza que está provocando movimientos irracionales en los mercados”, afirma Chemla.

En este contexto, donde las rentabilidades de los bonos estadounidenses y europeos están en niveles próximos a cero y los inversores no se atreven a buscar retornos en renta variable, el activo por el que apuesta son los bonos corporativos con grado de inversión y cortos vencimientos, de empresas que sean jugadores globales –como Telefónica o Louis Vuitton-, gracias a sus atractivas valoraciones, baja volatilidad y alta liquidez. “Los bonos públicos ya no son activo refugio, ni siquiera en Alemania, debido a la volatilidad y a la gran cantidad de deuda de los gobiernos. Sin embargo, el crédito con grado de inversión, de empresas con mucha liquidez, puede pasar la crisis fácilmente y ofrece aún rentabilidad”, explica. Activos que selecciona con un enfoque bottom-up en los fondos que gestiona, el EDR Signatures Court Terme y EDR Signatures 12M A.

Aprendiendo de los errores pasados

Con una estrategia de “buy and hold” (comprar y mantener), los fondos han cambiado su filosofía en los últimos años. “Hemos aprendido de los errores del pasado y si la crisis crediticia nos pilló con la mitad del patrimonio invertida en bonos de firmas financieras, ahora está diversificado en términos sectoriales –un sector no puede sobrepasar el 25%- y de nombres –con posiciones máximas del 3,5%-“, explica el gestor. El universo es global, mientras las emisiones están denominadas en euros. Y por sectores, los más frecuentes son los más líquidos, como las utilities y firmas de telecomunicaciones, mientras el peso en financieras es reducido. En esta área huye de la deuda subordinada y se centra en bonos senior con cortos vencimientos, menos volátiles que los de mayor longevidad, y de bancos con gran capacidad de venta al por menor, como Citigroup y BNP Paribas. Con respecto a los bancos franceses, cree que los rumores de nacionalización se deben al intento por evitar salidas de dinero, pero que en realidad no se producirá. “Sería el peor escenario”, explica.

El equipo de gestión cuenta con un modelo interno para analizar la evolución de las empresas y de su calificación crediticia, incluyendo su comportamiento en escenarios de estrés. “Lo que hemos visto es que en el pasado el crédito con grado de inversión funcionó bien en las crisis, pues las firmas cuentan con mucha liquidez, y es nuestra apuesta para los próximos meses”.

Una apuesta que se justifica por las valoraciones y por la posibilidad de estrechamiento de diferenciales, sobre todo en los cortos vencimientos. Con respecto a la duración, cree que debe ser más larga, pues espera un aplanamiento de la curva. Con respecto a los rating, se decanta por los bonos ‘BBB’, es decir, los de más baja calidad dentro del grado de inversión, aunque matiza que los de corto plazo tienen mejor calidad.

Alta demanda

De los fondos que gestiona, EDR Signatures Court Terme y EDR Signatures 12M A, este último es el más conservador y está destinado a captar las salidas del mercado monetario, algo que está logrando, pues tiene más del 20% en cash, debido en parte a la entrada de flujos. “En Europa las gestoras están desarrollando productos de este tipo, que se benefician del interés de los inversores”, explica, algo que en España también ocurre. La rentabilidad del fondo, con activos de más de 70 millones de euros, se sitúa en el entorno del 2% y la del Court Terme supera el 3%. Ambos productos cuentan con una reducida volatilidad, que impide por ejemplo invertir en deuda bancaria subordinada, aunque el gestor cree que, para quien pueda asumir el riesgo, habrá oportunidades en los activos Tier 1 ante la recapitalización de los bancos que impone Basilea III.

El equipo de renta fija de EDRIM también está positivo con el high yield, un activo que compara con “camellos acostumbrados a cruzar el desierto”, pues “no tienen necesidades financieras antes de 2016, saben cómo superar las crisis y la ratio de default es baja”. Con todo, el gestor de EDRIM de este segmento de deuda se decanta por los nombres de mayor calidad, como los de rating BB.