El papel de la geopolítica en la inversión en países emergentes

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Avyfain, Flickr Creative Commons

Las disputas territoriales y las decisiones políticas están ganando una influencia creciente sobre los mercados, especialmente al añadir volatilidad ante la menor confianza de los inversores en ciertas regiones. La geopolítica es el objeto de análisis del Macro Advisory Forum de Pioneer Investments.

En él participan Jonathan Fenby, analista especializado en China, el economista jefe Larry Brainard y el director del departamento de análisis para Rusia, Christopher Granville. También cuentan con la colaboración de tres analistas del proveedor independiente de información sobre países emergentes Trusted Sources. 

Oriente Medio

Es probablemente la región que ofrece más signos de preocupación. Históricamente ha sido una zona de gran inestabilidad geopolítica debido a las divisiones entre árabes y judíos y entre los propios países árabes. El conflicto saltó al siguiente nivel a raíz de la irrupción del grupo yihadista Estado Islámico, que se ha aprovechado de la inestabilidad de Irak y Siria para extender sus dominios. 

Recientemente, el acuerdo histórico entre Irán y EE.UU. ha devuelto esperanzas a la región. Según los autores del informe, “en términos políticos nos estamos moviendo hacia un mundo multipolar, en vez de un mundo dominado de forma unipolar por EE.UU.”. En este entorno, se descarta la posibilidad de que Irán y EE.UU. vuelvan a mantener unas relaciones tan cercanas como las previas a la revolución de los ayatollahs de 1979, aunque los expertos opinan que el nuevo acuerdo representa “un realineamiento profundamente importante”. Otras fuentes de multipolaridad detectadas han sido los intereses crecientes de los kurdos en Irak, Siria y otros territorios, como por ejemplo los planes del gobierno regional del Kurdistán para emitir bonos o el avance del partido pro kurdo HDP en las próximas elecciones turcas. 

Otro factor de cambio en los últimos años tiene que ver con las alianzas estratégicas entre EE.UU. y países productores de petróleo de la región, principalmente Arabia Saudí. Gracias a las modernas técnicas de extracción de gas pizarra, EE.UU. ha alcanzado la independencia energética; además, el exceso de stock provocado por el incremento de la producción – la OPEP se ha negado a reducir la producción- ha alterado la oferta, provocando un petróleo más barato. Los expertos opinan que la combinación de estos factores va a llevar a que el crudo “probablemente vaya a estar atrapada en el actual rango de precios por un tiempo”. Además, ahora que EE.UU. tiene las riendas de su abastecimiento energético, los expertos consideran que los lazos con Arabia Saudí “son mucho menos necesarios”. 

La consecuencia derivada de unos precios más bajos es que “algunos países del Golfo Pérsico podrían ser incapaces de equilibrar sus presupuestos, lo que les llevaría a la austeridad o a financiarse en el mercado”. Irán juega un papel clave en este punto, al haberse planteado el objetivo de incrementar su producción desde los 3 millones de barriles al día de la actualidad a los 4,7 millones. Los expertos de Trusted Sources creen que podría alcanzarlo en 2019 si incrementa la inversión en el sector, aunque no creen que sea un cambio decisivo para el precio global del crudo. El escenario base de Pioneer para los próximos 12 meses es que el precio del crudo se mantenga en un rango entre los 45 y los 65 dólares. 

China

Los expertos destacan el nacionalismo creciente en el país, que describen como “una útil herramienta doméstica para los gobiernos de la región” (también se ha detectado esta tendencia en Japón y Vietnam), en este caso para reclamar territorios marítimos en el Pacífico. Otro de los objetivos de los chinos es captar donantes para proyectos de infraestructuras en el sureste asiático, “lo que les lleva a un nuevo tipo de competición con Japón, que tradicionalmente ha sido el mayor inversor”. 

Actualmente, los dos grandes proyectos chinos son el Cinturón Económico en torno a la Ruta de la Seda y la Ruta Marítima de la Seda. “No sólo combinan ambiciones geopolíticas y geoeconómicas, sino que también servirán para el interés económico doméstico al proporcionar órdenes a sectores en casa con exceso de capacidad”, indican los analistas. Según Trusted Sources, los grandes proyectos de inversión que tiene China en mente – que no afectan sólo a su territorio, sino también al de países vecinos- podría ser una suerte de Plan Marshall asiático. “La inversión no sólo ayudará a la región a crecer, sino que tendrá un impacto positivo sobre el crecimiento global”. 

En cuanto al efecto de las reformas estructurales, los expertos comentan en primer lugar que “la campaña anti corrupción muestra que quieren reformar las empresas estatales y poner en ellas gestores más eficientes pero sin abrirlas a la competición”. Además, indican que las autoridades chinas “quieren usar el dinamismo del mercado para modernizar pero al mismo tiempo para incrementar el dominio del Estado”. También está la cuestión de la liberalización del renmimbi para ser incluido en la lista del FMI de divisas con derechos especiales de giro y, en última instancia, que alcance el mismo estatus del dólar, el euro o el yen.

La última cuestión tiene que ver con la introducción de sociedades entre la administración pública y empresas privadas (PPP) para gestionar la deuda de los gobiernos locales, aunque los expertos creen que con esta propuesta “podría minar su modelo de capitalismo de Estado”. Los analistas de Trusted Sources alertaron en el foro que China quiere redefinir el PPP, por lo que no está claro si los bonos municipales también serán accesibles para los inversores internacionales. 

Rusia

“Rusia no es un país en desarrollo, sino uno que ha dejado de desarrollarse debido a una historia de mala asignación de recursos durante décadas”, comentan los expertos de Trusted Sources. Rusia, atrapada por las sanciones tras el conflicto territorial con Ucrania, presenta sin embargo a ojos de los analistas un potencial para mejorar la inversión sobre la productividad. Se apoyan en un documento del FMI para demostrar que el crecimiento ruso en el siglo XXI no se ha sustentado exclusivamente en los ingresos del petróleo, sino que dos tercios del crecimiento del país han dependido de la productividad.

Así, opinan que el desafío que afronta ahora el país si quiere seguir creciendo es incrementar la inversión. Para lograrlo, proponen entre otras medidas “utilizar la tierra en barbecho, conseguir que se desarrolle el mercado inmobiliario, mejorar la inversión de capital sobre bienes de equipo, incrementar la movilidad laboral y redistribuir la fuerza laboral hacia usos más productivos”. 

Para los expertos de Trusted Sources, el mercado inmobiliario y la reinversión en el propio país en vez de adquirir propiedades en el extranjero – son famosas las adquisiciones de casas en Londres por millonarios rusos- “es mucho más importante que el precio del petróleo. Es más importante que Ucrania. Es más importante incluso que los políticos”. El elemento en contra es la reticencia de los empresarios rusos a invertir en el país dado el entorno actual. 

Juega en contra igualmente el largo periodo de gobierno bajo las órdenes de Vladimir Putin. “Tener un líder durante tanto tiempo puede significar que el país carece del motor para el tipo de cambio estructural que pueda impulsar la inversión”, comentan los analistas. “Rusia está utilizando una política monetaria bastante ortodoxa y un marco fiscal para afrontar estos desafíos, convirtiendo al país en un buen mercado de renta fija”, comentan no obstante los expertos. En su opinión, la tarea pendiente del Gobierno es ejecutar “la transición hacia un nuevo modelo de crecimiento”. 

En cuanto a la confrontación con Ucrania, los expertos comentan que Rusia quiere incrementar sus reservas de divisas hasta el medio billón de dólares, con la previsión de que el conflicto se prolongue. Las sanciones de la UE se han extendido otros seis meses, lo que apoya también la idea de que el conflicto pueda estancarse. Según los analistas de Trusted Sources, este escenario encierra sin embargo noticias relativamente buenas para los mercados, especialmente en comparación con hace 15 meses, ya que se ha reabierto paulatinamente la ventana de emisiones para las empresas rusas.