El momento de Europa es hoy

William
Bill Stormont. Foto cedida por Henderson

En el tercer trimestre del año tuvieron lugar un elevado número de sucesos de importancia clave, tanto en el frente político como económico. El anuncio del programa de Operaciones Monetarias Directas (OMT) por parte del BCE y el lanzamiento de la tercera ronda de Quantitative Easing por parte de la Fed pueden citarse entre los hechos más significativos para los mercados. El primero actuó como un verdadero catalizador de los mercados europeos, dando impulso a los bancos griegos, españoles y europeos que venían exhibiendo bajas rentabilidades relativas.

Desde hace ya tiempo venimos hablando de la necesidad de poner la casa en orden en Europa. El BCE como prestamista de último recurso, la unión fiscal y la unión bancaria son cuestiones esenciales para preservar la unión económica. La idea más importante es la intervención del BCE como prestamista de último recurso. Y el presidente del BCE, Mario Draghi, efectivamente lo ha logrado con el anuncio del programa OMT, que básicamente destierra el riesgo de cola de un incumplimiento soberano bancario en el corto plazo. Por otra parte, se observan avances en las negociaciones en torno a la unión bancaria y fiscal, a pesar de lo extremadamente complejas que resultan. Pese a existir muchas interpretaciones nacionales en pugna respecto de la forma que debería adoptar la unión bancaria y fiscal, los líderes europeos están participando de manera constructiva, y ello constituye de por sí un hecho sumamente alentador.

Europa está avanzando paulatinamente hacia una mayor integración, sorteando muchos obstáculos políticos importantes en este proceso. La posibilidad de que una mayoría de partidos escépticos respecto a la eurozona representaran la mayoría tras las elecciones en Países Bajos a mediados de septiembre mantuvo a los mercados en vilo, pero en su lugar ha prevalecido una propuesta de centro favorable a la unión europea. La segunda gran cuestión política fue la decisión del Tribunal Constitucional alemán de dar luz verde al Mecanismo Europeo de Estabilidad, con un fallo que impuso sólo leves condicionalidades. Estos dos hechos, sumados a las medidas del BCE, constituyeron pasos importantes para resolver la crisis de deuda. Por otro lado, iniciativas como la reforma laboral y las introducidas por los países de la periferia, pese a no ser glamurosas, siguen siendo sumamente importantes para el éxito del proyecto.

Estamos inmersos en un período de lento crecimiento que continuará avanzando lentamente en el futuro inmediato. En este entorno, sigue siendo absolutamente crucial concentrarse en acciones de crecimiento de calidad. A pesar de la breve rentabilidad relativa superior de las acciones de baja calidad (mayormente bancos), creemos que en este entorno las empresas que sean capaces de crecer continuarán siendo recompensadas. Por ello, queremos seguir reteniendo esta calidad dentro de nuestra cartera. Las valoraciones de la renta variable en toda Europa se asemejan a las de hace tres décadas, y las empresas están hoy en día mucho mejor gestionadas.

Hay muchas empresas de calidad, dirigidas por equipos directivos en los que se puede confiar, que son financieramente más sólidas que la mayoría de los gobiernos europeos y que están recompensando a sus accionistas. Esta dinámica atractiva debería continuar favoreciendo a la renta variable y a los activos de calidad en particular. Muchos analistas e inversores han pronosticado un período tórrido de presentación de resultados para el tercer trimestre, y gran parte de esto se ha visto reflejado en las valoraciones. La incertidumbre económica y las perspectivas de las próximas elecciones en Estados Unidos han introducido una señal de alerta en los mercados tras el sólido repunte. Aun así, dados los niveles actuales, creemos que esta debilidad constituye una oportunidad de compra más que el inicio de un largo período de estancamiento.

No podemos esperar a que Europa vuelva a una situación más normal; tenemos que capitalizar su nueva realidad y buscar empresas que puedan prosperar en este nuevo contexto mundial. Tenemos que empezar a ver la situación en Europa como una oportunidad, no como una amenaza. El momento de Europa es hoy.