“El mayor riesgo es la salida masiva de capitales de la Europa periférica”

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Imagen cedida

Cada vez son más los que consideran como posibilidad una ruptura de la Unión Europea pero en Pioneer Investments no lo creen probable. Su visión sobre el euro también es esperanzadora, aunque sin descartar una salida de Grecia de la moneda única. “Tanto si es Grecia la que elige salir del euro como si finalmente es la Unión la que se lo acaba imponiendo, la verdad es que todo apunta a que la UE se está preparando para ello y tiene planes para afrontar la situación”, comenta Michael Temple, director de Análisis de Crédito en EEUU y vicepresidente de Pioneer Investment Management, la division estadounidense de Pioneer Investments. Eso sí, considera que, pase lo que pase, habrá una significativa respuesta política. “Si Grecia sale del euro, el Banco Central Europeo dejará claro que nadie más lo hará”, afirma.

De hecho, para Temple, con excepción de Grecia, el resto de países están siguiendo las directrices comunitarias al pie de la letra, actuando como “buenos actores”. “El BCE continuará con su política del palo y la zanahoria, negándose a comprar deuda de aquellos que dan pasos atrás en las reformas y premiando a los que siguen la senda marcada, como Italia o España, mediante financiación bancaria a través del programa LTRO o manteniendo bajos los tipos a través de compra de bonos”, afirma.

El palo y la zanahoria

En el primer caso, el de el castigo y Grecia, de producirse una salida del euro, el experto cree que las consecuencias y el mayor riesgo sería una venta masiva de activos y salida de capitales de la Europa periférica e incluso de mercados como Francia, junto a una devaluación dramática del euro que irónicamente sería beneficiosa. “Europa necesita un euro bajo para impulsar la actividad económica y, paradójicamente, una reacción negativa en los mercados sería positiva para el resto de economías que están en la moneda única”, dice Temple, añadiendo que en este proceso, Alemania aprenderá a vivir y aceptar mayores niveles de inflación.

De ocurrir, también cree que haría falta un doble compromiso: de la autoridad monetaria y de los políticos. Así, el BCE debería ayudar a restablecer la confianza, con contundentes anuncios de que la unión monetaria se mantendrá con el resto de participantes y que estará dispuesto a participar y comprar “cualquier bono que esté en venta”. Para Temple, si sigue esta estrategia y actitud, la autoridad no tendrá que comprarlos. Pero además los países fuertes han de comprometerse. De hecho, con Hollande en la presidencia francesa, cree que las cosas podrían mejorar pues se entiende que no todo ha de ser austeridad, ante el riesgo de depresión, y que hace falta un plan de crecimiento que acompañe a la reestructuración, que podría venir en forma, por ejemplo, de un plan de infraestructuras. “El saneamiento del euro, junto a menor austeridad y mayor crecimiento serán noticias positivas”, afirma.

Lo que se pide a España
“Europa está atravesando otra crisis de confianza, ante la incertidumbre sobre la permanencia o salida del euro de Grecia y la capacidad de los gobiernos de reestructurar sus economías, en algunos casos a la vez que cumplen las demandas de austeridad, como el caso español, que a la vez asume reformas en el sistema financiero”, explica. Por eso cree que el BCE premiará a los que siguen el camino marcado.

En el caso de España, con la prima de riesgo disparada sin intervención aún de la autoridad, cree que lo que el BCE necesita ver es una aceleración de las reformas y que las últimas medidas tomadas, como la nacionalización de Bankia, la inyección de capital al sistema financiero y la propuesta de que sea BlackRock el encargado de valorar los activos inmobiliarios, van en esa dirección, aunque el BCE no se haya decidido aún a las compras de deuda.

Atractivo de la deuda estadounidense
En este contexto en el que los inversores se refugian en activos como el dólar, la deuda estadounidense o alemana o incluso británica, Temple considera que el mayor riesgo es la salida de capitales de la Europa periférica, ante el temor de una devaluación de los ahorros si se produce una ruptura del euro. Salidas en búsqueda de otros mercados más seguros, como EEUU.

Y es que EEUU es un mercado que parece estar algo aislado en la medida en que su economía se recupera y su sistema financiero empieza a funcionar de nuevo. Por eso, la renta fija corporativa del país supone “una atractiva vía de inversión a largo plazo”, aunque Temple no descarta episodios negativos hasta que los problemas europeos no estén resueltos. “Las oportunidades surgen tras momentos de ampliaciones en los diferenciales de la deuda como el actual, pero no veríamos raro que se produzcan más ensanchamientos a corto plazo”, afirma.

Dentro de la renta fija, la apuesta más clara es por la deuda de alta rentabilidad, donde el potencial es mayor que en crédito con grado de inversión. “Aunque los fundamentales son sólidos, la media de spreads es baja en esta última”, comenta, pues ofrece una rentabilidad de en torno al 3,5% que no considera demasiado atractiva, sobre todo pensando en la subida de tipos que se dibuja en el horizonte. “Una vez se calmen los mercados, el mayor temor que empezará a aparecer en 2013 y 2014 es la subida de tipos. Entonces, los inversores se preocuparán más por las rentabilidades absolutas en la renta fija”, lo que podría dar lugar a salidas masivas de capital de activos como los bonos del Tesoro estadounidense o alemán.

Temple gestiona la estrategia “Credit Opportunity” desde 2008 y también gestiona el fondo Pioneer Absolute Retun Credit.