El MARF: un nuevo canal de financiación y una opción más para los inversores institucionales

GonzaloGomezRetuerto
Foto cedida

La puesta en marcha del Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) responde a una clara voluntad de ampliar los canales a través de los que las medianas y pequeñas empresas puedan obtener recursos financieros al tiempo que se ofrece a los inversores institucionales nuevas opciones para sus carteras.

Muchas empresas están teniendo serios problemas de financiación. La contracción del crédito bancario se ha convertido en un pernicioso factor adicional para estas empresas que se ven privadas de la que venía siendo su principal fuente de recursos financieros.

La tradicional y excesiva dependencia del crédito bancario de la empresa en nuestro país añade, pues, dificultades a su sostenibilidad y a sus posibilidades de expansión y crecimiento. Las dificultades se agudizan en el caso de las de reciente creación. Todas ellas, sin embargo, constituyen una parte fundamental de nuestro tejido productivo.

Se trata de empresas de menor tamaño, muchas de las cuales tienen un gran potencial a futuro y una capacidad de expansión una vez finalizado este período de crisis, en unas circunstancias de normalidad. Incluso en la actual coyuntura mantienen una actividad constante y disponen de una interesante cartera de pedidos.

Se hace necesario, por tanto, encontrar nuevas fuentes de financiación para estas empresas: su sostenibilidad exige este esfuerzo. De no hacerlo, sus actuales problemas de liquidez pueden conducirles a la asfixia, con la consiguiente pérdida de tejido empresarial y de  proyectos viables a largo plazo.

El camino es el de facilitar el acceso de este tipo de empresas a los mercados de valores a través de la aparición de los denominados mercados alternativos, que no son otra cosa que una réplica de los mercados de valores convencionales, adaptados a las circunstancias de las empresas medianas y pequeñas o que se encuentran en proceso de expansión. El MARF surge así como un canal complementario para la financiación de estas empresas.

El MARF sigue la estela de otras iniciativas similares surgidas en otros países europeos, como es el caso de Alemania, país en el que la Bolsa de Sttutgart está siendo especialmente activa a través del plataforma BondM; Francia, con la puesta en marcha de un segmento de Renta Fija para empresas de menor tamaño en Alternext; o Noruega, a través de la plataforma Nordic ABM, perteneciente a la Bolsa de Oslo.

Como mercado alternativo ofrece a las empresas que acudan a él un contexto más favorable que el de los mercados oficiales regulados, en la medida que los requisitos de acceso al MARF son más flexibles que los de los mercados oficiales, con mayor agilidad en los trámites y menores costes, aunque se hace necesario aportar la información imprescindible para ofrecer la necesaria confianza a los inversores institucionales –a quienes se dirige- respecto de  los valores que en él cotizarán.

Desde el punto de vista técnico, el MARF se configura como un Sistema Multilateral de Negociación (SMN), una plataforma electrónica con la tecnología más adecuada. Esto le sitúa a la cabeza de las actuales tendencias en los mercados de renta fija, que abogan por la puesta en marcha de este tipo de plataformas electrónicas, capaces de ofrecer mayor transparencia y liquidez, y garantizar la mejor ejecución de las órdenes, y con ello, la necesaria protección del inversor.

Está gestionado por AIAF, el mercado de Deuda Corporativa de BME, y dispone de dos figuras principales como participantes: los Miembros, entidades financieras y empresas de servicios de inversión autorizadas a negociar en los mercados de valores por cuenta propia o de terceros; y los Asesores Registrados, personas jurídicas con experiencia en la asesoría de empresa para la emisión de valores en los mercados que facilitan la tramitación de la documentación y la información periódica al mercado. La calificación de las emisiones será otorgada por entidades especializadas, registradas y certificadas por ESMA.

El Gobierno, a quien debe felicitarse por haber sido el principal impulsor de este mercado, ha llevado a cabo recientemente una serie de modificaciones normativas para adecuar las exigencias y requisitos a su menor dimensión y circunstancias y para ofrecer incentivos fiscales, tanto a emisores como inversores, con el fin de favorecer y hacer atractiva desde el primer momento la actividad en el seno del MARF.