El futuro del dólar, Trichet contra Strauss-Khan

Kamil Molendys, Unsplash

Ayer se produjo un hecho paradójico. El hecho es relativo a la guerra cambiaria mundial que hace pocas semanas se ha iniciado, y la paradoja nace de las declaraciones al respecto realizadas por el Presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, y por el Director General del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn.

Mientras que el Presidente Trichet, en manifestaciones realizadas a la prensa tras la reunión del Consejo de Gobierno del BCE, parece manifestó que “a USA le conviene un dólar fuerte”; horas después el Director General Strauss-Kahn manifestaba como solución a la situación cambiaria actual (guerra cambiaria) “que las monedas de los países emergentes, sobre todo el yuan chino, necesitan apreciarse y que las divisas de los países avanzados, con el dólar a la cabeza, precisan depreciarse” (EFE). En fin, como es visible y aunque parece increíble, dos soluciones opuestas para un mismo hecho económico. Para Trichet el dólar debe apreciarse, para Strauss-Khan el dólar debe depreciase. La apreciación o depreciación de la moneda de la primera economía del mundo es siempre tema mayor y más en las volatiles circunstancias actuales.

¿Quién tendrá razón, Trichet o Strauss-Khan?. No existe posibilidad de que ambas proposiciones sean ciertas. Una es cierta y otra necesariamente falsa. Pero, y más difícil todavía, ¿y si la proposición cierta fuera inadecuada por injusta?. El tema no es baladí y será el aspecto clave en la Reunión anual del FMI que se inicia este fin de semana en Washington con 187 naciones y el Banco Mundial.

Muchos miran a China como artífice del brusco cambio de la política cambiaria USA o reciente permisividad de este país ante la depreciación de su moneda. Hace pocos días el Congreso USA adoptaba por abrumadora mayoría una medida por la cual se podrá elevar el régimen tarifario a aquellos países que presenten una relación cambiaria de infravaloración excesiva contra el Dólar, todo ello en clara alusión al yuan chino. Mientras tanto el Secretario del Tesoro USA, Timothy Geitner, parece anda rebuscando entre los viejos manuscritos de Bretton Woods y su caída alguna máxima que ampare o de solidez a la medida. Es verdad que China tiene una política cambiaria oportunista, sin embargo esta política está dentro de la estricta legalidad económica internacional o bien haga usted lo que mejor le parezca con lo suyo que a mi no me afecta, o doctrina mantenida desde siempre por la Doctrina Neoclásica (Nash, Samuelson….). La política China de vincular y/o sujetar el yuan contra el dólar no es ni de lejos novedosa. En todo mercado bursátil, y como es archiconocido, es habitual y legal las denominadas OPAS amigas y también las hostiles. En el mercado cambiario mundial también hay OPAS amigas y hostiles. Procesos, por lo general, de naturaleza tacita y siempre hostiles, y en muy raras ocasiones amigablesy (así el caso de los candidatos a la Unión Monetaria Europea). Estos procesos llevan ocurriendo desde que nació el presente régimen cambiario mundial, por lo que la actuación proteccionista actual de USA es del todo insólita.

Pero ¿y si la ficción supera a la realidad?, ¿y si USA necesita imperiosamente devaluar su moneda siendo China tan solo una magnifica y bien escenificada “excusa global”?. USA necesita devaluar su moneda para intentar evitar una potencial doble recesión cuyo coste especialmente político y económico sería del todo inasumible. Hay que acelerar el crecimiento económico USA, ¿como?, mejorando sus exportaciones netas y sobre todo generando inflación de manera rápida. Inflación que incitará al consumo privado a mover ficha. En la medida en que USA genere inflación el contribuyente americano, y otros tenedores de efectivo de esta moneda, perderán parte de su valor adquisitivo al no consumir (inflation tax). Así, el contribuyente USA va a ser animado, desde sus más altas instancias, y de manera “juiciosa” a consumir, consumo que representa dos tercios de su PIB. Pero la inflación puede traer un beneficio adicional en la endeudada economía norteamericana. En la medida en que crezca la inflación, el valor nominal de sus activos crecerá, mientras que el valor de sus pasivos quedará por lo general constante. El ratio de Deuda Pública sobre PIB mejorara.

Finalmente, ¿será cierta toda la proposición de Strauss-Kahn:“los países emergentes necesitan apreciar sus divisas y los países avanzados precisan depreciarlas…?. Observemos la proposición en su letra pequeña: ¿puede exigirse a los países emergentes la apreciación de sus monedas y, con ello, la pérdida neta de competitividad y de futuro crecimiento económico relativo (PIB) cuando no han tenido ni tienen responsabilidad alguna en la crisis actual?. La proposición de Strauss-Kahn, aún siendo plausible en términos de la búsqueda de un hipotético equilibrio cambiario mundial, sin embargo esconde y promueve una solución inadecuada por injusta. Al sistema que nació tras la caída de Bretton Woods, le falta una cláusula anti OPAS hostiles en el mercado cambiario mundial, aunque ya es tarde para ello y aunque el Señor Geitner la busque y la rebusque. ¿Existirá alguna vía justa para solucionar la guerra cambiaria que se inicia?. El debate acaba de empezar y promete ser largo y profundo. ¿Estará todo ello ligado a un nuevo orden financiero mundial?. Sí, son sus cimientos.