“El futuro de la gestión es activo, concentrado y global”

Anu_Narula
Foto cedida

Hay dos temas que apasionan a Anu Narula, gestor de Mirabaud, a la hora de sentarse a gestionar activos de renta variable: globalidad y concentración. No son en absoluto conceptos opuestos para él: defiende la necesidad de elegir una suma pequeña de valores de un universo de inversión amplio que permita al inversor poner su dinero en la lista de mejores ideas con más alta convicción, gestionadas de forma activa y dinámica. Con esta táctica el gestor del Mirabaud Equities Global consigue generar un active share del 91%, es decir, que logra batir al índice y aportar un alfa superior al inversor que permita a su producto poder diferenciarse de otras opciones más próximas a la gestión pasiva. “El futuro de la gestión es activo, concentrado y global”, vaticina Narula. “La competición con la gestión pasiva es enorme y están cambiando las normas en la industria; esto te obliga a diferenciarte y para eso tienes que ser cada vez más activo”, advierte el gestor. 

Según explica, la clave está en un enfoque de selección prolijo y centrado en compañías que mezclen elementos de valor y de crecimiento (blend). “Buscamos crecimiento a un precio razonable”, resume Narula. Para ello, él y su equipo siempre prestan atención en sus análisis al ciclo de vida de una compañía. La primera fase del ciclo es aquella en la que todavía no se generan muchos beneficios, pero el concepto es bueno y se están obteniendo ingresos. El experto indica que en esta primera fase “es más difícil calcular la valoración y el escenario base, se necesita entender que los analistas pueden estar equivocados”. El representante de Mirabaud añade que “si se invierte en compañías que están en la primera fase se necesita tener una gran convicción de que van a ser compañías líderes, como Google; nosotros miramos las barreras de entrada y el perfil de sostenibilidad de estas empresas”. 

Narula continúa explicando que la segunda parte del ciclo se caracteriza por la reducción del capex y el crecimiento de los beneficios, lo que se traduce en valoraciones más razonables bajo su punto de vista. Finalmente, la tercera fase es aquella en que el valor alcanza la madurez. El gestor admite que prefiere invertir en compañías en esta segunda fase que además sean consistentes y de alta calidad. Su intención es invertir en “las compañías que son las mejores de la clase a nivel global”. 

No es el único criterio que sigue en su proceso de selección: “Nos gusta mirar el ratio de PER junto con el BPA. Si el PER es elevado pero hay un BPA convincente y visibilidad, lo preferimos a otra con un PER inferior”. También se fija en el ROE o coste de capital, pues para él “supone el 50% de la valoración”. En particular, su objetivo es encontrar compañías capaces de generar retornos superiores al coste de capital, es decir, empresas generadoras de caja. 

Narula explica que este proceso de selección es muy pormenorizado, ya que se va estudiando caso por caso; como resultado de una due diligence tan exhaustiva, el porcentaje de rotación de activos en cartera es bajo en comparación con otros fondos, ya que se sitúa entre el 50% y el 60%. El experto aclara que en realidad sería incluso inferior ya que gran parte de los movimientos son para retocar posiciones de valores ya comprados. Al gestor le gusta asimismo mirar por sectores para ver en qué áreas la demanda supera a la oferta y los ingresos crecen más rápido del PIB. Con todos estos parámetros en la mano, crea una lista corta de compañías que le gustan y consulta su retorno sobre el capital. Después, como colofón, se reúne con el equipo de gestión para comprobar si sus proyecciones son correctas y si hay potencial de revalorización. 

Como fruto de todo el proceso de stock picking, actualmente la cartera del Mirabaud Equities Global presenta un sesgo hacia valores estadounidenses y emergentes. “Llevamos positivos con la economía estadounidense desde 2011”, afirma el experto. Éste explica que hasta ese año se había sobreponderado el peso de los valores emergentes, pero desde entonces ha reducido su peso y hoy están tan sólo ligeramente sobreponderados, siendo muy selectivos. En cambio, se ha rotado hacia un mayor protagonismo americano – supone el 50% de la exposición geográfica- gracias a la aparición de un buen número de temas estructurales, como por ejemplo la revolución del shale gas o los avances tecnológicos. “Las compañías estadounidenses tienen equipos gestores de mucha calidad, que se preocupan por el buen gobierno y por la inversión sobre el capital”, declara el representante de Mirabaud. 

Dentro de la exposición a EE.UU., los dos sectores predominantes en la cartera del fondo son tecnología y salud. Éste último refleja dos temas estructurales: el envejecimiento de la población y la aprobación del Affordable Care Act u Obamacare, que favorece al sector farmacéutico. También tienen valores del sector de consumo básico, donde Narula detecta muchos cambios estructurales y resalta la fortaleza de sus balances. 

La industria está cambiando: cómo adaptarse

Anu Narula destaca que en los mercados de renta variable se han producido ajustes estructurales de gran calado en los últimos años. En primer lugar habla de lo que él denomina “el efecto Nifty”, a saber, que las empresas ganadoras han mejorado su posición e incrementado su valoración, mientras que ha empeorado la situación de las empresas que ya eran perdedoras. Es una tendencia que bajo su punto de vista se está acentuando en estos momentos, debido a que “el capital todavía es escaso y el crecimiento todavía está bajo”. 

El gestor también denuncia un cambio en la orientación del mercado en los últimos 15 años, hacia un mayor cortoplacismo que está teniendo consecuencias negativas: “Ahora se hace más trading, los movimientos son muy extremos y los técnicos están guiados por el sentimiento de los inversores”. 

El tercer cambio sobre el que pone acento es la forma de analizar las compañías. “Es un error comparar las valoraciones con las medias de los últimos cinco años, porque el mundo es distinto a como era hace cinco años. Si miras las medias de largo plazo del S&P 500, las valoraciones están en línea. Esto implica que hay muchas oportunidades y se tiene que seleccionar”, concluye.