El futuro de la gestión activa: ¿estamos ante un punto de inflexión?

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TRIBUNA de Gavin Ralston, head of Strategic Client Group, y Kristjan Mee, analista, Schroders. Comentario patrocinado por Schroders.

AdvertisementDesde la crisis financiera mundial, los gestores activos se han enfrentado a importantes desafíos. Esta tendencia ha persistido en los dos últimos años, durante los cuales, menos de la mitad de los gestores activos lograron superar los índices de referencia en mercados como Reino Unido y los emergentes.

Al mismo tiempo, el trasvase de flujos de inversión de fondos activos a pasivos ha crecido en regiones como EE.UU. Así, en agosto de 2019 los fondos indexados en EE.UU. superaron a sus homólogos activos en cuanto a activos bajo gestión se refiere. Sin embargo, en Europa el paso de los fondos activos a los indexados está menos avanzado. De hecho, los fondos de gestión activa siguen siendo el vehículo dominante con una cuota de mercado del 71%.

Muchos podrían pensar que estamos ante el fin de la gestión activa, sin embargo, en Schroders creemos que no estamos ante una circunstancia inédita: la rentabilidad derivada de la gestión activa tiende a ser cíclica, por lo que períodos con malos retornos suelen ir seguidos de un rebote en el número de gestores que superan a sus índices de referencia. Por lo tanto, podríamos estar ante un punto de inflexión.

Una cuestión de estilo

Durante la última década, el motor más importante de la rentabilidad de las carteras de renta variable gestionadas activamente ha sido el estilo de inversión del gestor. A pesar de que la tendencia a largo plazo de las acciones más baratas es tener una rentabilidad superior, el value ha experimentado un comportamiento peor que el growth desde la crisis financiera. Algunas de las razones que justifican este fenómeno son el prolongado período de crecimiento lento, las políticas de relajación cuantitativa y unos tipos históricamente bajos. En este entorno, el mercado ha recompensado a aquellas empresas que han sido capaces de lograr un fuerte crecimiento o, al menos, la expectativa de dicho crecimiento en el futuro.

Sin embargo, los gestores no siempre han sobreponderado el value. Después de la gran crisis los gestores activos sobreponderaron su exposición al growth hasta que comenzaron a reducirla a principios de 2016 por considerar que empezaba a estar caro. Si miramos atrás, los gestores llegaron demasiado pronto para descontar el potencial de las acciones growth y se mostraron demasiado optimistas sobre las perspectivas de las acciones value.

Otros factores a tener en cuenta

No es la primera vez que vemos algo similar. A finales de los 90 y principios del 2000, la gran mayoría de los gestores activos obtuvieron una rentabilidad inferior debido a su reticencia a comprar acciones de tecnología de manera especulativa. La cautela dio buenos resultados, ya que las acciones value tuvieron una rentabilidad superior durante varios años tras el estallido de la burbuja de las puntocom. Actualmente, aunque las acciones growth no están tan extremadamente sobrevaloradas como hace dos décadas, las value siguen estando baratas si tenemos en cuenta su evolución reciente.

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Más allá de esto, no podemos eliminar de la ecuación otros factores que han tenido un impacto en el desempeño de la gestión activa. Por ejemplo, el grado de correlación y dispersión de las acciones. Los gestores activos obtienen mejores resultados cuando la correlación es baja y la dispersión es alta. Sin embargo, para desgracia de muchos gestores activos, el período posterior a la crisis financiera mundial se ha caracterizado por una alta correlación y una baja dispersión. Los mercados se han visto más influenciados por diversos temas macroeconómicos como las expectativas de relajación cuantitativa del banco central y menos por las perspectivas futuras de empresas individuales.

El futuro de la gestión activa

Creemos que las circunstancias descritas en este artículo son cíclicas y creemos que varios de los factores que han llevado a un peor comportamiento de la gestión activa durante la última década podrían revertirse. En particular, si vemos un mejor comportamiento de las acciones value, una mayor diferenciación de las perspectivas de las empresas individuales y una mayor volatilidad, la gestión activa debería reafirmar su importancia en las carteras de inversión.

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