El doble retorno de la inversión de impacto según Allianz Global Investors

Nina_Hodzic
Foto cedida

En la inversión socialmente responsable (ISR), que tiene en cuenta criterios ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo (ASG) en la construcción de la cartera, hay varias estrategias. De la estrategia original, basada en la exclusión de determinadas industrias o sectores del posible universo de inversión, la ISR ha ido evolucionando hacia prácticas más avanzadas como best in class o la integración, a las que a veces se añade el activismo accionista, pero la más avanzada de todas es la inversión de impacto. Esta estrategia parece más relevante tras el lanzamiento en 2015 de los 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) que definen la agenda mundial de la sostenibilidad de cara al año 2030.

¿Qué es lo que hace diferente la estrategia de impacto de otras prácticas de la ISR? Según Nina Hodzic la responsable de integración ESG de Allianz Global Investors, hay cuatro características que definen a la inversión de impacto.

La primera es la intencionalidad. Se trataría de una doble intención ya que este estrategia de inversión pretende generar un impacto positivo social y/o medioambiental al tiempo que genera retornos financieros positivos.

La segunda es la causalidad. Tiene que haber una relación causal entre la inversión realizada y el impacto asociado que se ha generado.

En tercer lugar, ese impacto producido por la inversión debe ser medible. Y por último, esa medición debe ser validada.

Bonos verdes

Entre los fondos de impacto de la casa está el Allianz Green Bonds, un fondo de renta fija que invierte al menos un 85% de la cartera en bonos verdes. Los bonos verdes pueden ser emitidos por entidades públicas o privadas, pero el importe de la emisión se destina a proyectos que tengan beneficios medioambientales, centrándose en la mitigación del cambio climático o en las transformaciones necesarias para la transición a una economía descarbonizada. Son una oportunidad para financiar la transición energética, a través de una variedad de temas. En el caso de Allianz Global Investors y siguiendo la taxonomía de la CBI (Climate Bonds Initiative), entre estos temas están las energías renovables, la eficiencia energética, la mejora de infraestructuras, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, el transporte limpio, la conservación de la biodiversidad o el tratamiento eficiente de los residuos.

No todo bono que afirma ser verde puede entrar en la cartera ya que tiene que cumplir los requerimientos fijados en los Principios de los Bonos Verdes. Actualmente, el mercado de los bonos verdes asciende a unos 400.000 millones de dólares.

La cartera del fondo no deja de ser una cartera de renta fija, por lo que además se analizan emisor y precio a la hora de seleccionar las emisiones para la cartera, que luego se gestiona con un componente táctico considerando la beta y la duración adecuadas en función del momento de mercado.

¿Y el impacto?

Según el informe de impacto del fondo del año 2017, con la cartera del fondo se gestionaron sobre todo proyectos relacionados con las energías renovables (42%), seguido por edificios verdes (14%) y eficiencia energética (13%). La cartera tuvo una contribución positiva sobre los ODS, sobre todo sobre el 13 (acción sobre el clima) y el 6 (garantizar una energía limpia accesible).

En Allianz Global Investors estiman que una inversión de un millón de euros en el fondo Allianz Green Bonds en 2017 habría equivalido a evitar 1.443 toneladas de CO2. ¿Y eso es mucho o es poco? El impacto se puede traducir todavía más, y la gestora utiliza la calculadora de la EPA estadounidense para desgranar que esas 1.443 toneladas de CO2 que se han evitado, corresponderían al consumo energético medio anual de 156 hogares, o al consumo anual de 309 vehículos de particulares, o al consumo de 3.341 barriles de crudo.