El desarrollo de la inversión cuantitativa ESG y problemas de las métricas

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Las estrategias de inversión que incorporan consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) han pasado de enfoques basados ​​en desinversión por cuestiones éticas (como sucedió con la desinversión de los años 70 del régimen de apartheid de Sudáfrica) a un marco más holístico que se está volviendo cada vez más habitual, particularmente entre planes públicos de pensiones, inversores institucionales e inversores de alto patrimonio.

Hasta ahora, los enfoques cuantitativos de inversión de las estrategias de inversión de ESG han tomado dos formas principales. El primero consiste en reducir y optimizar ciertas variables ESG, comparándose con un índice tradicional, mientras mantienen la misma exposición beta básica; por ejemplo, un índice que replica al S&P 500 pero se deshace de ciertas exposiciones, como armas o combustibles fósiles, a la vez que incluye otros factores como la eficiencia del carbono.

La segunda forma de inversión va más allá de simplemente alinearse a determinadas políticas, y busca identificar factores ESG que puedan ser fuente de alfa. Siguiendo este enfoque, los inversores se están dando cuenta cada vez más de que ciertos factores ESG podrían además contribuir al exceso de retornos si eres capaz de detectarlos antes de que se reflejen en el precio de mercado. Por ejemplo, las empresas que comparativamente consumen menos energía por cada dólar de capitalización pueden tener una ventaja competitiva debido a un menor costo de capital y una menor volatilidad de los consumos energéticos.

Las métricas ESG han crecido exponencialmente en los últimos años, creando un cúmulo de datos potenciales que los inversores pueden analizar. Además, muchos proveedores de datos ESG ofrecen análisis de la evaluación general ESG de una empresa, en ocasiones utilizando un sistema de puntuación ESG basado únicamente en las políticas y procedimientos, pero sin entrar a fondo en la cuestión material. Existen incluso estudios que sugieren que la simple publicación de políticas y estándares ESG puede estar relacionado con un peor rendimiento de la acción. Esto podría deberse en parte a que se percibe que las empresas con más riesgos ambientales o sociales son las que dedican más tiempo a relaciones públicas, anuncios u otras formas de "lavado verde”.

Según apuntan desde Goldman Sachs AM, las señales ESG pueden ser una fuente de alfa si se incorporan en un marco rigurosamente definido y se evalúan con el mismo escrutinio que otras señales alfa. “Por ejemplo, dentro de las políticas ambientales, hemos medido hasta qué punto una empresa inflige daño ambiental (medido en dólares) como un porcentaje de sus ingresos totales. El daño total medido en dólares se deriva de la cantidad total de contaminantes que emite una empresa y el costo en dólares de cada contaminante (un proxy para los costos de limpieza). Las empresas que puntúan positivamente en esta métrica son aquellas que buscan minimizar sus dólares de daño ambiental por cada dólar de ingreso que generan. Nuestra investigación muestra que las empresas que muestran un menor daño ambiental por unidad de ingresos se han asociado con un rendimiento superior frente a sus pares”.

Respecto a las políticas sociales, resulta evidente que los consumidores están cada vez más interesados ​​en la responsabilidad social corporativa de las empresas. Por ejemplo, el porcentaje de consumidores dispuestos a pagar más por productos y servicios que provienen de empresas comprometidas con generar un impacto social y ambiental positivo ha aumentado constantemente y casi 3 de cada 4 millennials prefieren trabajar para empresas socialmente responsables.

Problemas de las métricas ESG

Al incorporar las métricas de ESG en un marco de decisión basado en datos, hay que tener en cuenta varias características especiales de los datos ESG. A día de hoy, los datos ESG tienen varios problemas relacionados con la calidad y la cobertura de un universo de inversión. Algunos datos ambientales, por ejemplo, pueden ser reportados de diferentes maneras por las empresas, o solo reportados por una pequeña parte de las empresas del índice. Asegurarnos de puntuar con precisión las compañías para las cuales tenemos datos y contabilizar de manera efectiva dentro de nuestro análisis a las empresas para las cuales no tenemos datos es fundamental para el éxito.

Otro problema de la información ESG es la falta de datos históricos para calcular el rendimiento de muchos de los factores. Esto significa que no podemos retroceder demasiado en el tiempo para probar la eficacia de ciertas métricas. Aquí es donde la experiencia del gestor es crítica. “Creemos que podemos vincular las métricas de ESG a otras medidas de calidad, gobernanza y valoración de la compañía, en las que tenemos un historial histórico más largo de datos, y usamos esas asociaciones para hacer comparaciones durante un período de tiempo más largo. También podemos aplicar nuestros propios puntos de vista subjetivos sobre los datos limitados que tenemos y descontarlos de manera apropiada para dilucidar cuán poderosas son ciertas métricas para identificar compañías sólidas”, afirman.

Un tercer e importante matiz respecto a los datos ESG es asegurarse de que hacemos comparaciones efectivas entre compañías. La comparación de la eficiencia ambiental de una línea aérea y una empresa petrolera, puede dar resultados no tan efectivos como comparar compañías aéreas entre sí.

El aumento en la disponibilidad de datos ESG presenta un desafío y una oportunidad para los inversores. La cuestión es… ¿Están las consideraciones ESG vinculadas a un rendimiento superior a futuro? En Goldman Sachs AM creen que la respuesta es “sí, pueden ser. Pero es importante identificar por qué”. Tal y como indican, ESG, por sí mismo, puede no ser necesariamente una forma de ofrecer un rendimiento superior. Sin embargo, ciertas métricas basadas en los criterios de ESG pueden ser útiles para identificar errores de valoración del mercado, cambios en el sentimiento de ciertas empresas o tendencias emergentes en el mercado.