El buen nombre de los fondos cotizados

Hasta ahora, los ETF (Exchange Traded Funds) han conseguido esquivar la crisis financiera conservando intacta la confianza del inversor. Pero la confusión con otros instrumentos financieros de características similares y siglas muy parecidas podría enturbiar la imagen de este tipo de productos.

La alarma saltó cuando varios ETC (Exchange Traded Commodities) de la británica ETF Securities permanecieron suspendidos de cotización en la bolsa de Londres durante tres días. El problema con estos productos es que estaban referenciados a la aseguradora estadounidense AIG, recientemente rescatada por la Reserva Federal. Si AIG entrase en bancarrota, el valor de los ETC se reduciría a cero.

Al igual que los fondos cotizados, los ETC y los ETN (Exchange Traded Notes), también cotizan en bolsa y proporcionan exposición a un índice. Sin embargo, el riesgo de unos y otros es muy distinto.

Tanto los ETC como los ETN están articulados sobre notas, no sobre fondos. Por tanto, el inversor en este tipo de productos no está invirtiendo directamente en los valores que integran el índice, sino en el compromiso de una entidad emisora de que le trasladará las ganancias obtenidas por el índice que desea replicar. Sin embargo, el inversor está sujeto al riesgo de contrapartida. Si la entidad emisora quiebra, perderá todo lo invertido.

En cambio, los ETF tienen otra estructura legal. En EEUU, deben invertir directamente en el índice que replican. En otras palabras, comprar la lista completa de los valores que integran el selectivo. La legislación europea les concede un pequeño margen, permitiendo que un porcentaje mínimo de la exposición al índice se realice a través de productos derivados. Sin embargo, este porcentaje no puede superar el 10%. Así, aunque la entidad emisora quebrase, el inversor seguiría conservando el 90% de los valores en los que ha invertido. Al igual que con cualquier otro fondo, estos valores se encuentran depositados en una entidad de custodia. “Los ETF son fondos UCITS III y, por tanto, cuentan con las mismas garantías que cualquier otro fondo armonizado”, explica Adrián Julià, director de productos cotizados de Société Générale Corporate & Investment Banking. “Son creadores de mercado, pero sólo de cara al mercado secundario”, aclara.

EFAMA, la patronal europea de los fondos, también ha querido poner luz sobre el asunto. “Los ETF no deberían confundirse con otros instrumentos financieros que también cotizan en bolsa y pueden tener nombre similares”, publica en un reciente comunicado. “Éstos tienen una estructura legal diferente, están sujetos a una franja regulatoria completamente distinta y no facilitan el mismo nivel de protección al inversor”, añade.