El BCE amplía su programa de compras PEPP: primeras reacciones de las gestoras internacionales

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Se esperaba un gran gesto por parte del Banco Central Europeo en su reunión de junio y así ha cumplido. El BCE ha anunciado una expansión del programa de compras de emergencia (el PEPP, por sus siglas en inglés) por valor de 600.000 millones de euros, lo que eleva el monto total a los 1,35 billones. También se ha ampliado el plazo, hasta mediados de 2021, y los activos se reinvertirán más allá del final del programa, hasta al menos finales de 2022.

En cierto modo, Christine Lagarde tenía pocas alternativas si no quería decepcionar. “Al ritmo de compras que hemos visto el BCE habría agotado el PEPP en otoño”, apunta Oliver Blackbourn, gestor del equipo de multiactivos de Janus Henderson. “Ahora, a menos que las compras se aceleren, debería poder seguir comprando hasta principios de 2021”, calcula.

Pero varias gestoras internacionales coinciden en que ha cumplido, e incluso sorprendido al alza. “Lagarde ha tomado una página del libro de la Reserva Federal: entregar más y antes para mostrar a los mercados que no deben luchar contra el compromiso o el poder del banco central. También les permite actuar como un respaldo para los spreads periféricos y para el crédito”, apunta Esty Dwek, responsable de la estrategia global de mercados de Natixis IM Solutions. También valora positivamente la reunión Monica Defend, directora global de análisis de Amundi: "Vemos bien las medidas preventivas y reactivas para ayudar y respaldar los fundamentos económicos en un momento en que los mercados financieros probablemente fueron demasiado lejos y esto justifica la consolidación de hoy en el margen en el lado de la equidad. En general, todas estas son noticias positivas y deberían respaldar las clases de activos de la UE a corto plazo.

Quizás el único punto que echan en falta expertos como Sebastien Galy, responsable de estrategia macroeconómica de Nordea AM, es que no se planteasen ampliar el programa en el crédito, concretamente, a la compra de ángeles caídos en high yield, como sí ha hecho la Reserva Federal. “Han señalado que no están preparados para cruzar el Rubicón”, concuerda Wolfgang Bauer, gestor del equipo de renta fija de M&G.

También interpreta esta reunión como una clara señal a los inversores de no esperar recortes de tipos: “Han dejado claro que el PEPP es su instrumento de elección para abordar las consecuencias económicas de COVID-19”. Y en parte es comprensible. “Dado el alto grado de incertidumbre en torno a las perspectivas económicas y de inflación en este momento, la flexibilidad es crucial”, recalca Bauer. Y esto es lo que diferencia al PEPP de otros programas de compra. Llegado el momento, el BCE podría desviarse y, por ejemplo, inclinar las compras de bonos gubernamentales de PEPP hacia la periferia europea.

El movimiento del banco central es crítico, además, por lo que supone para los países más débiles de la Unión Europea. Como recuerda Didier Saint-Georges, miembro del comité estratégico de inversión de Carmignac, el Fondo de Recuperación Europeo no tendrá ningún impacto tangible en ellos antes de 2021. Jon Day, gestor de carteras de renta fija en Newton IM (parte de BNY Mellon IM) coincide: “Los bonos soberanos, sobre todo los de los países del núcleo europeo, ofrecen unos rendimientos muy bajos que no resultan atractivos en divisa cubierta para los inversores extranjeros, lo que prácticamente convierte al BCE, que es insensible a los rendimientos, en el único comprador disponible”. 

Es el mensaje clave que se llevan las gestoras: apoyo por parte del BCE ante un previsible aumento de emisiones de deuda gubernamental, en línea con lo que se plantea en el plan del Fondo de Recuperación Europeo. "Se ha hecho evidente que los programas de QE del BCE ahora se están utilizando para financiar gobiernos, con el sesgo de ayudar a los estados miembros que están siendo castigados por los mercados por tener una dinámica de endeudamiento deficiente", interpreta Azad Zangana, economista de Schroders. De ahí que, como varias gestoras, no crea que este aumento del programa sea el punto final. "Existe una buena posibilidad de que el BCE expanda y extienda sus programas más adelante, ya que queda claro que las finanzas públicas de Grecia e Italia se han vuelto totalmente insostenibles", sentencia. 

Así, se ha notado el alivio inmediato tanto en los diferenciales de los bonos soberanos europeos como en el euro. Los yields italianos cayeron 20 puntos básicos, de vuelta a niveles de enero, antes de la expansión de la pandemia. Incluso las bolsas europeas rompieron su tendencia a la baja durante un punto de la sesión de este jueves.

El BCE ve un rebote en W

El BCE también tiene sus propias previsiones sobre la forma que tomará la recuperación. Como se aprecia en el gráfico, prevén que el PIB de la zona euro se contraerá un 8,7% en 2020, antes de crecer un 5,2% y un 3,3% en 2021 y 2022 respectivamente. Mientras tanto, el BCE espera una inflación media del 0,3% este año, y luego del 0,8% y el 1,3% en 2021 y 2022 respectivamente. “Con la inflación todavía muy por debajo del objetivo incluso para 2022, no descartaríamos una mayor relajación del BCE”, valora Paul Diggle, economista senior de Aberdeen Standard Investments. Ante estas cifras a Ulrike Kastens, economista en DWS, no le extraña la decisión del BCE: "El objetivo - y Lagarde lo ha repetido muchas veces - es sobre todo mejorar de nuevo las condiciones financieras. Se han deteriorado en las últimas semanas, lo que hace que sea esencial una mayor relajación de la política monetaria para que la recuperación económica continúe en los próximos meses". 

Hay que recordar que las cifras para este año se han rebajado a la baja frente a la reunión de marzo. Como bien apunta Anna Stupnytska, responsable de macro global de Fidelity, las perspectivas siguen siendo inciertas, particularmente en lo que respecta a la trayectoria del virus, la medida en que el daño económico es temporal o permanente y la efectividad de las intervenciones políticas. "Como tal, el camino del BCE en el futuro depende en gran medida de cómo esta incertidumbre a través de múltiples dimensiones se resuelve con el tiempo", vaticina.

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Un punto notable también es el lenguaje de Lagarde. Concretamente, en la concentración de la presidenta en su discurso escrito. “Después de un par de tambaleos en conferencias anteriores, Lagarde no cometió ningún error de entrega al tener que comunicar pronósticos de inflación que posiblemente ya no converjan con el objetivo. Esto no es una hazaña menor y la consistencia del mensaje es obviamente crucial en este contexto, aunque el mercado aún necesitará tiempo para digerir las nuevas previsiones”, explica Andreas Billmeier, analista de deuda pública de Western Asset (filial de Legg Mason).

En general la reunión ha sido un gran mensaje para los mercados en varios ámbitos. Expertos como François Raynaud, gestor de Edmond de Rothschild AM, destacan que Lagarde subrayase la independencia de las decisiones de la institución y su validez en el marco del derecho europeo y del Tribunal de Justicia Europeo, haciéndose eco de la reciente sentencia del Tribunal Constitucional alemán. “Esta es la respuesta que el mercado esperaba ante las dudas ligadas a la sentencia de Karlsruhe y que apoya las esperanzas ligadas a las propuestas sobre el plan de recuperación de la UE, que aún no han sido confirmadas y que en esta reunión han sido apoyadas por el BCE”, defiende Raynaud.