El Banco de Japón se une al club de los tipos negativos: primeras reacciones de gestoras internacionales

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International Monetary Fund, Flickr, Creative Commons

Después de una larga temporada en un discreto segundo plano, el Banco de Japón ha vuelto a acaparar los titulares con su decisión de llevar el tipo de la facilidad de depósito al terreno negativo, hasta el -0,1%. Adicionalmente, se anunció la posposición hasta abril de 2017 del cumplimiento del objetivo del 2% de inflación; es la tercera vez en menos de un año que se decide aplazar el cumplimiento de dicho objetivo. 

Algunos gestores habían predecido que el BoJ incrementaría su propio QE si el IPC nipón regresaba al terreno negativo, pero lo que no esperaba el consenso es que Haruhiko Kuroda, gobernador del banco central, llegase tan lejos, especialmente porque en un discurso reciente había negado la intención de entrar en terreno negativo. Kuroda dejó claro que estaría dispuesto a profundizar en el terreno negativo si lo considerase necesario, y que espera una compresión mayor de los tipos a lo largo de la curva. Asimismo, declaró que los tipos negativos no son un sustitutivo a los estímulos cuantitativos y cualitativos, sino que simplemente se sumaban al set de herramientas monetarias de las que dispone el BoJ. De esta forma, se mantiene el ritmo de adquisiciones seguido hasta ahora por el BoJ con el objetivo de duplicar la masa monetaria. Tras este anuncio, el Nikkei experimentó un rally que le llevó a cerrar la sesión con un alza del 2,8%. El bono japonés a dos años retrocedió hasta el -0,085%, mientras que la deuda a diez años descendió hasta el 0,09%. 

Anjulie Rusius, del equipo de renta fija minorista de M&G Investments, detalla el nuevo sistema de penalización de tipos de interés, pues en realidad está compuesto por un sistema de tres escalones que se aplicarán a las instituciones financieras privadas en función de sus cuentas corrientes: equilibrio básico, equilibrio macro extra y equilibrio por política monetaria; a esta última se le aplicará el interés negativo del -0,1%. “La adopción de los tipos negativos tiene dos objetivos. El primero, profundizar en la resolución del BoJ de estimular a la inflación, y el segundo, detener la reciente tendencia de apreciación del yen”, añade Rusius. 

“Dado que es improbable que el sistema de tipos negativos de tres escalones empiece a tener efecto sobre los beneficios bancarios hasta mediados de 2016, es posible que el cumplimiento del objetivo de inflación siga decepcionando en el corto plazo, y bien puede sosegarse la presión alcista en el cruce dólar/yen”, comenta el experto. Éste profundiza en las consecuencias del anuncio sobre el comportamiento de la divisa nipona: “Dada la percepción del yen como una divisa refugio, una reversión del movimiento de la divisa el viernes podría potencialmente dar lugar a periodos de aversión al riesgo, por ejemplo si se reavivan las preocupaciones globales en torno a China o si se aumentan los miedos a una recesión en EE.UU.”.  

“En efecto, el BoJ está continuando con su QE, pero también está adoptando un sistema como el utilizado en Suiza, donde los bancos afrontan un tipo de interés en varios grados que se está volviendo progresivamente peor al incrementarse sus depósitos en el banco central”, observa Keith Wade, economista jefe de Schroders. Se refiere a que “el tipo de interés negativo sólo se aplicará una vez que los depósitos superen un cierto nivel, y el objetivo es claramente empujar los tipos a la baja en la parte corta de la curva y, finalmente, animar a los bancos a prestar el dinero de la acumulación de depósitos para la economía real”. 

El economista jefe pone en contexto la decisión de Kuroda, al explicar que en los últimos meses se habían debilitado algunos indicadores de actividad en Japón y que el yen se había apreciado a lo largo del último mes, lo que habría justificado la fuerte reacción del banco central. “Este movimiento procede de la debilidad, y también eleva el riesgo de que China tome represalias con una depreciación mayor de su divisa”, declara Wade. De cumplirse este pronóstico, el economista profetiza “una nueva fase en la guerra de divisas, en la que los países luchan por una cantidad limitada de crecimiento global, un resultado que no encaja bien con los activos de riesgo”. 

Repercusiones

Wade no es el único economista que recibe con escepticismo el movimiento de Kuroda. Es de la misma opinión Simon Ward, economista jefe de Henderson. Ward afirma con contundencia: “Es muy improbable que el movimiento tenga un impacto positivo sobre la economía y probablemente también fracasará en su principal objetivo de debilitar al yen”. 

Asimismo, Ward opina que esta última decisión “empujará a los tipos de corto plazo más a dentro del territorio negativo”. Para el economista, que ya en el pasado se había mostrado critico con las políticas monetarias del BoJ, al menos la ventaja del QE es que tenía un primer impacto positivo aunque después sus efectos fuesen limitados. “Parece que la esperanza o fantasía es que los tipos negativos empujen a los bancos a suavizar sus condiciones de préstamo, atrayendo una demanda de crédito más fuerte. Con mayor probabilidad, los bancos y prestamistas interpretarán el movimiento como una señal negativa de las perspectivas económicas y una prueba de la desesperación del BoJ, causando que se vuelvan más aversos al riesgo”, pronostica el experto. 

Para el representante de Henderson, si se lee entre líneas el principal problema tiene que ver con la reputación de los banqueros centrales: “El problema para Kuroda y para el presidente del BCE, Mario Draghi, es que los mercados perciben ahora que se han quedado sin munición. Sus iniciativas de estímulos, por consiguiente, sirven principalmente para subrayar la fragilidad de la economía global, llevevando a una revisión bajista superior en EE.UU. en vez de tener impacto sobre las expectativas sobre tipos de interés”. 

Desde Robeco, su economista jefe Léon Cornelissen afirma que la introducción de tipos negativos en Japón “es básicamente un movimiento contundente para devaluar el yen y hacer subir el Nikkei". Al igual que los representantes de Schroders y Henderson, Cornellisen afirma: "El impacto económico material de estas medidas es limitado, pero los mercados subieron de todos modos. La cualidad de activo refugio de los yenes se invirtió, y el tipo de cambio dólar/yen se sitúa al mismo nivel que lo estaba al final del año pasado". Sin embargo, el experto de Robeco opina que “la medida hará más fácil al BCE reducir el tipo de depósito en su próxima reunión, y más difícil para la Reserva Federal de EE.UU. subir tipos".

 “Pensamos que este cambio en la política monetaria es importante, subraya que al BoJ le preocupa que el QE no sea suficiente para revivir la economía japonesa y probablemente está preparado para anunciar nuevos recortes en los tipos si se requiere, como se indicó tras la reunión”, afirma desde Pioneer Investments Monica Defend, responsable de asignación de activos. 

“La acción del BoJ contribuye a mantener en escena la divergencia entre bancos centrales: parece que los bancos centrales de las economías con presiones deflacionarias más fuertes (BCE, BoJ) están intentando contrarrestar el proceso de normalización de la Fed, que creemos que seguirá adelante pero probablemente a un ritmo más lento que las cuatro subidas de tipos por año estimadas por el gráfico de los puntos publicado por la Fed en diciembre”, añade la experta.