El año de la renta fija

El año pasado fue uno de los más nefastos para los fondos de renta variable y no parece que 2009 ofrezca muchas garantías de recuperación. Las previsiones más optimistas señalan el punto de inflexión a mediados de año, pero incluso en ese caso muchos gestores se podrán considerar afortunados si consiguen terminar el año en terreno positivo.

Por lo que pueda pasar, los expertos recomiendan dedicar parte de la cartera a los fondos más líquidos y de menor riesgo: los monetarios de deuda pública. Este tipo de productos invierte en renta fija gubernamental a muy corto plazo, por lo que su exposición al riesgo de contrapartida (relacionado con la quiebra del emisor) es mínima. Además, a diferencia de los fondos de bonos, las fluctuaciones de los tipos de interés les afectan en mucha menor medida.

Ahora bien: el inversor tiene que asumir que la rentabilidad no va a suponer el principal atractivo de estos productos. “Los monetarios son un buen activo refugio, pero más para proteger el capital que para rentabilizarlo”, apunta Daniel Aymerich, analista de fondos de Inversis Banco. La razón es que los tipos de interés en las principales economías desarrolladas se encuentran muy próximos a cero. Por tanto, ahora es más importante que nunca fijarse en la comisión de gestión de estos productos, que será determinante en su rentabilidad.

Alicia Jiménez, directora de análisis de Selftrade, recomienda los Fondtesoros, ya que permiten aprovechar la mejor rentabilidad de la deuda española respecto a la alemana, tras la bajada en el ráting de España. “De los monetarios podemos esperar una rentabilidad anual en 2009 del entorno del 2,5%-3% y de las letras del Tesoro de entre el 1,5% y el 2%”, comenta Jiménez.

La renta fija corporativa está ofreciendo actualmente rendimientos del 6% y el 7%-->

En cambio, los fondos de bonos gubernamentales no convencen del todo a los expertos. Los beneficios de este tipo de productos suelen estar ligados a las bajadas de tipos, ya que en los bonos el precio discurre en sentido inverso al tipo de interés ofrecido. Y, en un contexto de tipos de interés próximos a cero, el margen de actuación es nulo.

“Si tenemos en cuenta los niveles de déficit que van a alcanzar muchas economías y el riesgo de una revisión de los ráting, pensamos que es mejor estar fuera de los plazos largos de la deuda pública, sobre todo en Estados Unidos”, opina María Folqué, directora de asesoramiento y fondos de inversión en Tressis. Por otro lado, hay quien apunta la posibilidad de que este tipo de activos, donde se han refugiado masivamente los inversores durante el último año, hayan desarrollado una “burbuja”, que podría desinflarse en cualquier momento.

Una oportunidad de oro

Para los que estén dispuestos a asumir algo más de riesgo, la apuesta unánime de los expertos es por la renta fija privada con mayor calidad crediticia o investment grade (rating mínimo de BBB).

Este tipo de activos se ha beneficiado tanto de la crisis de liquidez como de la aversión al riesgo generalizada, ya que muchas compañías sólidas y con un buen perfil crediticio se han visto obligadas a emitir deuda ofreciendo una rentabilidad muy superior a la habitual para poder captar inversores. “Con los tipos de interés actuales, el mercado está descontando que un 20% de las empresas con investment grade van a ser incapaces de repagar sus emisiones. Esto es algo que parece exagerado”, afirma Jiménez. La experta de Selftrade recomienda productos de renta fija corporativa centrados en la zona euro y con plazos cortos (de 1 a 3 años).

Los expertos aconsejan cautela en los productos de deuda ligados a las economías emergentes-->

“La renta fija corporativa está ofreciendo rendimientos del 6% y el 7%”, apunta Aymerich. Sin embargo, este interés no se corresponde con el que ofrecen los fondos de la categoría, ya que éstos juegan además con el precio. Como el mercado anticipa que el diferencial de rentabilidades (o spread) de la deuda privada tenderá a reducirse con respecto a la pública, los precios de los bonos tenderán a subir. No obstante, para que los diferenciales se reduzcan es necesario que la situación económica se estabilice mínimamente. Y, en todo caso, el inversor debe estar preparado para periodos de fuerte volatilidad, por lo que no es recomendable que afronte este tipo de inversiones con vistas a un corto plazo.

Emociones fuertes

Los expertos también recomiendan los fondos de bonos de alto rendimiento o high yield (con un ráting inferior a BBB), aunque sólo para los perfiles más agresivos. “El high yield ofrece una oportunidad histórica, dados los niveles de impago de la deuda que descuentan los diferenciales”, explica Folqué. Sin embargo, según esta experta, aún es pronto para entrar, por lo que merece la pena estar atentos. No en vano, la rentabilidad de los bonos high yield a vencimiento se ha disparado a niveles del 20% y el 25%.

Respecto a la deuda emergente, la recomendación de los analistas es andarse con cuidado. “Nosotros preferimos estar fuera. La depreciación de la moneda en varios países emergentes ha hecho mucho daño”, explica Aymerich. Con todo, algunas gestoras continúan apostando por la región, lanzando nuevos fondos de renta fija pública, e incluso privada, centrada en los mercados emergentes.