EE. UU. vota y Henderson explica lo que podría pasar a partir de ahora

ObamavsRomney
Stijn Vogels, Flickr, Creative Commons

A escasas horas para que se conozca quién será el próximo presidente de los Estados Unidos, así como para que se resuelva la incógnita sobre la nueva composición de la la Cámara de Representantes y el Senado, las elecciones que hoy celebra el país tienen el potencial de cambiar la cara de los políticos americanos. Las expectativas indican que ambas Cámaras experimentarán mínimas variaciones, si bien el combate por la presidencia cambia según la dirección del viento, algo que según explican en un informe varios responsables de Henderson Global Investors, podría ocurrir en un sentido literal, si la lluvia del huracán Sandy influye en los resultados.

Chris Bullock, gestor de Renta Fija, considera que los inversores de bonos deberían estar muy atentos al resultado de las elecciones americanas por el impacto que puedan tener en la política de la Fed, dado que los republicanos se han mostrado muy críticos con la política llevada a cabo por Ben Bernanke y un cambio de rumbo podría tener importantes ramificaciones en los mercados financieros de todo el mundo. El gestor también explica que Obama y Romney tienen visiones muy diferentes del papel que debe jugar el Gobierno, tanto en materia de política social como de impuestos. “Si las elecciones arrojan un Congreso y un Senado controlados por diferentes partidos, la capacidad del presidente será menor y se corre el riesgo de caer en el estancamiento político que vive Europa”.

Nick Cowley, gestor de Renta Variable americana, afirma que la primera cuestión a la que tendrá que hacer frente el futuro presidente será el abismo fiscal. “Las expectativas son que, sea quien sea el próximo inquilino de la Casa Blanca, se postergará el problema”. Sin embargo, más allá de esto, existen diferencias importantes entre unos y otros. Los republicanos buscarían bajar los impuestos, mientras que los demócratas se centrarían en programas de estímulo y redistribución de la riqueza. “La gran pregunta es saber cómo se pagan nuevos estímulos o recortes de impuestos que se pretenden introducir. Con el techo de la deuda a punto de ser superado nuevamente, esta cuestión volverá a ser crítica y permanecerá por mucho tiempo”, asegura el gestor.

Según Bill McQuaker, director de la división de multiactivos de Henderson, las estimaciones indican que el volumen de efectivo que las empresas tendrían actualmente depositado en paraísos fiscales alcanzaría los 700.000 millones de dólares. El Código Fiscal vigente es muy desventajoso para que las compañías americanas introduzcan nuevamente ese dinero en el país. “Una posibilidad es que, si los republicanos ganan, se conceda una amnistía fiscal que favorezca la repatriación de ese dinero, algo que podría tener consecuencias muy positivas para las recompras de acciones, los dividendos e incluso la propia inversión doméstica en Estados Unidos”, afirma el experto.

Simon Ward, economista jefe de la entidad, Obama y Romney tienen visiones económicas radicalmente opuestas, lo que dificulta la implementación de las políticas. “El inminente riesgo al que se enfrentan los inversores es la parálisis legislativa que retrasen la acción política que haga que el país caiga en el abismo fiscal, es decir, en un escenario de fuertes subidas de impuestos y caídas del gasto que sumerjan a la economía estadounidense en una nueva recesión a principios del próximo año”. Más adelante, será difícil poner en marcha una estrategia de consolidación fiscal creíble, por lo que el déficit seguirá siendo abultado en términos absolutos, lo que volverá a elevar el riesgo de rebaja de su calificación crediticia.