EDRAM: “Los bonos convertibles son imprescindibles para una diversificación efectiva a largo plazo”

Todo el mundo debería estar invertido en bonos convertibles para lograr una diversificación efectiva de la cartera a largo plazo, pero es un activo algo desconocido”, afirma Cris Deblander, responsable de bonos convertibles de Edmond de Rothschild AM, que afirma que actualmente los inversores no son muy numerosos pese al hecho de que se trata de un activo con rentabilidades superiores a las acciones con una volatilidad mucho menor. Con todo, las dosis de convertibles han de limitarse, pues el universo es reducido, de unos 500.000 millones de dólares, lo que de vez en cuando genera algunos problemas de liquidez.

Pero las nuevas emisiones, aunque son muy cíclicas, mantienen el mercado saneado y líquido, con 100.000 millones de dólares anuales en los tres últimos años, sin provocar tampoco explosiones de oferta que amenacen sus precios, pues aún se encuentran lejos de los picos de 2007. De esas nuevas emisiones, el 40% vienen de EEUU y el 30% de los emergentes, un mercado muy activo en los últimos años, mientras Europa, con el 20% del crecimiento total, se mantiene sin cambios. Del universo total de convertibles, el 56% está en EEUU, el 21% en Europa y el 10% en Japón.

Cristina Jarrin, gestora de convertibles de EDRAM, cree que se han producido dos grandes tendencias en los últimos años: por un lado, el crecimiento de las emisiones de empresas que operan o realizan sus negocios en los mercados emergentes, un nuevo universo que aprovechan a través del Saint Honoré Emerging Convertibles, lanzado hace algo más de un año y que ya cuenta con activos de 75 millones de euros. En segundo lugar, el cambio de emisiones de convertibles desde las empresas de gran capitalización en EEUU a firmas de menor tamaño, que suponen el 70% del mercado y que también requieren un mayor equipo de análisis, que en EDRAM interacciona con el de renta variable.

Para los expertos, las empresas obtienen importantes descuentos a la hora de financiarse en convertibles, tanto si el inversor los convierte en acciones como si no, y además pueden monitorizar la volatilidad si creen que habrá caídas en la renta variable, emitiendo con primas atractivas.

Un mayor interés

Por esta nueva oferta, sobre todo en emergentes, también se interesan los inversores europeos tradicionales de renta fija que quieren diversificar sus carteras, así como inversores estadounidenses que quieren exponerse a renta variable para captar las potenciales subidas de los próximos años pero con mayor protección, a través de productos híbridos. También están captando interés porque son productos que “se adaptan muy bien al crecimiento de los mercados”.

“En España están teniendo un comportamiento similar al de otros productos dinámicos y gestionados activamente que están ganando cuota de mercado”, afirma Bruno Bruno Aguilar, responsable de Edmond de Rothschild AM para España.

Poca sensibilidad a los tipos y provecho de la volatilidad

Se trata de un activo que ofrece una característica clave, la convexidad, que permite captar por encima del 80% de las subidas bursátiles pero reducir las caídas (e, incluso, a partir de cuatro años, convertirlas en subidas según los cálculos de EDRAM) gracias al componente cupón del bono. De hecho, se beneficia de la volatilidad. “Si las acciones suben de forma progresiva, sin dudas y sin volatilidad, el escenario no es propicio, pero estamos muy lejos de ese contexto”, dice Deblander. Y es que la inflación y las subidas de tipos impactan menos que en los bonos tradicionales, aproximadamente una tercera parte. Por eso en su cartera global el 50% de los activos tienen una duración inferior a tres años.

La delta de su cartera se sitúa entre el 20% y el 60%, ya que pretenden conservar en todo caso esa convexidad, sin acercarse demasiado a las acciones. “Podemos mantener los bonos hasta vencimiento o venderlos, pero nunca los convertimos en acciones porque queremos mantener una sensibilidad menor a la de la renta variable”, explica Jarrin.

EDRAM cuenta con tres productos de este tipo: Saint Honoré Convertibles (centrado en el mercado europeo, con un retorno anual desde lanzamiento mayor al 7% y volatilidad menor al 5,7%), SH Global Convertibles y SH Emerging Convertibles. Cristina Jarrin, cogestora del fondo global junto a Deblander, explica que se prioriza la estrategia global para acceder a un universo más diverso, variado y complementario. “Queremos estar expuestos a distintos sectores y zonas para elegir mejor aquellos donde mejor funcionen los temas que privilegiamos, con libertad de despegarnos del benchmark”, comenta, pues en algunos mercados hay poca diversificación por sectores. Además, prescinden del riesgo divisa.

Emisiones españolas

En cuanto a las últimas emisiones españolas, destacan las de FCC, Abengoa o Sol Meliá, pero sólo tienen FCC en cartera. Otras entidades que han emitido recientemente convertibles para refinanciarse o al estar inmersas en procesos de fusiones son algunas aerolíneas estadounidenses, así como Infineon.