EDRAM: el momento de las large caps estadounidenses

El escenario macroeconómico estadounidense ha pasado de una fase de recuperación inciada a mediados de 2009 a “un modo de expansión”, según define el contexto Christophe Foliot, director adjunto de renta variable internacional de Edmond de Rothschild AM y gestor del fondo Saint-Honoré US Value & Yield. Para el experto, la segunda ronda de relajación monetaria decicida hace meses por la Fed no tuvo excesivo impacto en la economía, al margen de su traducción en el sentimiento de mercado, ya que tras su anuncio los datos económicos relativos a meses anteriores ya mostraban signos de mejora. Y tampoco la tendrá su retirada en junio. “Contribuirá a subir algo los tipos pero no habrá ventas de bonos del Tesoro masivas de inversores como los japoneses”, comenta. Un escenario marcado por un saludable sector privado en el que las grandes compañías, actualmente muy baratas, se verán favorecidas.

Los buenos datos macroeconómicos actuales –sobre todo el aumento del gasto de capital por parte de las compañías- alejan así los temores de recesión y también la posibilidad de nuevas medidas de quantitative easing. “No hay razón para ello, se han terminado esas políticas, lo que deja a los mercados sin un importante catalizador que sin embargo se verá compensado por buenas cifras en el empleo”, dice, algo que ya ha empezado a ocurrir. Así, aunque Foliot señala que la creación de puestos de trabajo aún es limitada, cree que la disposición de las empresas es positiva, a tenor de la última encuesta de Business Roundtable, que indica que el 52% de las empresas contratarán en los próximos 12 meses, el 62% espera incrementar sus gastos de capital y el 100% un incremento de sus ventas.

“Las perspectivas corporativas son optimistas: las empresas se han adaptado a las condiciones del mercado, vuelven a ser competitivas y su nivel de márgenes operativos es mayor que en 2007 gracias al crecimiento de sus beneficios a doble dígito, en torno al 15%, que esperamos se mantenga”, comenta Foliot.

Tres riesgos

Con todo, señala tres motivos de preocupación ante los que habrá que estar vigilante. En primer lugar, el encarecimiento de las materias primas a corto plazo, que podrá dañar los márgenes de algunas firmas, aunque el experto niega que ello derive en preocupaciones inflacionistas y en subidas de tipos. “La mayor parte de la inflación en EEUU se debe al sector servicios y aún no hay presión en los salarios ni en los alquileres, importantes componentes del IPC. La Fed vigila la inflación subyacente, con lo que además no hay motivo para pensar que haya subidas de tipos a lo largo de este año, a diferencia de lo que hará el BCE, lo que prolongará el debilitamiento del dólar”, comenta. Además, afirma que nadie pude preveer la evolución de las crisis de Oriente Medio y su potencial contagio a Arabia Saudí y por eso, considerando que las petroleras integran en sus valoraciones un precio del crudo de entorno a 90-95 dólares por barril, no pueden ganar mucho más a menos que la crisis se recrudezca. En su cartera figura sin embargo Chevron, pero es debido a las previsiones de producción de crudo, a su atractivo precio y rentabilidad por dividendo.

El segundo riesgo, que hará de 2012 un año crítico para EEUU “porque el mercado no puede sobrellevar varios problemas al mismo tiempo”, es la alta deuda, pues los déficits no han mejorado. “El país ya ha sufrido la advertencia de las agencias de calificación sobre rebajas en su rating si no lo recorta”, afirma Foliot, lo que provocaría una subida de la curva de tipos que supondría un riesgo, pues el mercado “es muy sensible a estas alzas”. El experto tampoco está cómodo con la situación actual del mercado inmobiliario, ante la última cifra de nuevas viviendas construidas -250.000 en el último año-, la más baja desde 1963, ya que los estadounidenses prefieren comprar viviendas de segunda mano a precios distressed que nuevas. Aun así, cree que los precios podrían estabilizarse y dejar de caer en 2012.

Ideas de inversión: partición de firmas, capex y sector healthcare

En este escenario, sus temas favoritos de inversión, con la base de que las large caps podrían empezar a batir a las firmas de menor tamaño, son la posibilidad de que grandes firmas decidan dividir en varias partes sus negocios y crear valor (como hizo AT&T y se prevé que haga Pfizer); el gasto de capital (que beneficiará por ejemplo a los proveedores de compañías de semiconductores, obligados a acometer mayores gastos, lo que ofrece a su vez un buen signo de aumento de la actividad y los beneficios); y la actividad de fusiones y adquisiciones, que afectará fundamentalmente al sector de cuidados de salud y tecnologías de la información, pues tienen el 50% de la liquidez de las firmas del S&P 500.

De hecho, Foliot confiesa que en los últimos meses cuatro firmas de la cartera fueron compradas, lo que supuso primas superiores al 30%. “Las firmas de salud sufrieron mucho en 2010 y ahora rebotarán: no tienen deuda, cuentan con liquidez y sus valoraciones son bajas. Además, aunque algunas patentes caducarán este año, hay muchos productos sobre los que innovar de cara al futuro, sin contar con que las farmas se ven beneficiadas del crecimiento emergente”, comenta. También se decanta por firmas que repartan dividendo, como HP o Cisco, si bien advierte de las compañías que tienen la mayor parte de la liquidez fuera de EEUU, pues la repatriación de capital tiene una alta tasa impositiva, algo que cree cambiará a medio plazo. “Las compañías están presionando al gobierno, comprometiéndose a repartir más dividendos y recomprar acciones a cambio de la rebaja de dichos impuestos”, afirma.

Con respecto a las financieras, apuesta por grandes bancos y huye de los regionales y con negocio más doméstico. Así, cuenta en cartera con Citigroup (con el 60% de sus ingresos fuera del país) y JP Morgan, así como algunas aseguradoras de vida como Metlife.

Ligeramente "contrarian"

En general, su fondo apuesta por firmas value que repartan dividendo, sin deuda, con balances saneados y a buen precio y que cuenten con un catalizador que ayude a reducir el descuento, como podría ser un proceso de fusiones y compras. Le gustan las firmas tangibles, huyendo de las ligadas con Internet. “Tratamos de ir ligeramente contra el mercado, posicionándonos donde otros no lo hacen en anticipación de positivas sorpresas y estando fuera de los sectores de moda”, comenta.

Aunque no vigila detenidamente los flujos, también cree que aumentarán hacia la renta variable estadounidense, tanto por parte de los inversores insitucionales como de los retail, si bien en estos últimos dicha vuelta se producirá de forma más lenta ante el shock que supuso la pasada crisis.