Dow Jones y S&P 500: similitudes y diferencias entre ambos índices

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Foto: F-l-e-x, Flickr, Creative Commons

Tanto el Dow Jones como el S&P 500 cuentan con una extensa y distinguida historia. Charles Dow comenzó a calcular su promedio diario de las doce principales acciones del sector industrial en mayo de 1896, como complemento para el Dow Jones Transportation Average, que él mismo lanzó en 1884. Dow utilizó ambos indicadores para hacer un seguimiento de tendencias generales del mercado. En 1916, se añadieron ocho acciones y diez más en 1928, lo que elevó el total a 30, cantidad que se mantiene hasta hoy. Para Charles Dow, este promedio de precios de acciones debía funcionar como el benchmark del mercado, un papel que aún sigue desempeñando. Sin embargo, lo que ha cambiado (junto con el tamaño y complejidad del mercado que sigue) es que el Dow Jones ya no se encuentra limitado a acciones del sector industrial.

En 1923, con el fin de representar tendencias del mercado, Standard Statistics Company desarrolló su primer índice de acciones. Este antecesor del S&P 500 realizaba el seguimiento de 233 acciones de EE.UU. y era calculado de manera semanal. En 1926, fue reformulado y se convirtió en el Composite Stock index, el cual seguía 90 acciones y era calculado diariamente. Con el tiempo, la cantidad de títulos aumentó y la frecuencia de cálculo se elevó hasta que, en marzo de 1957, el S&P 500 hizo su debut con el formato que mantiene hasta hoy.

En cuanto a su construcción, tanto el Dow Jones como el S&P 500 realizan el seguimiento de las empresas de alta capitalización de EE.UU, que lideran las principales industrias. Todas las acciones que componen el Dow Jones son generalmente incluidas en el S&P 500, en el que generalmente representan entre 25% y 30% del valor de mercado de este índice. Para cada índice, la decisión final sobre qué acciones son añadidas es tomada por un comité establecido por S&P Dow Jones Indices: el “Averages Committee” en el caso del Dow y el “U.S. Index Committee” en el caso del S&P 500.

Si bien la selección de acciones para el Dow Jones no depende de un conjunto estricto de reglas, el comité pone énfasis en la reputación de una empresa elegible, en su historial de crecimiento constante, el interés que despierta en los inversores y los sectores que representa dentro del mercado general. Durante los últimos 15 años, por ejemplo, una serie de empresas de tecnología han sido agregadas al índice, reflejando el crecimiento del sector dentro del mercado de renta variable en EE.UU. Sin embargo, no existen empresas de servicios básicos o transporte en el Dow, ya que estas compañías tienen sus mediciones propias en el Dow Jones Utility Average y el Dow Jones Transportation Average.

El proceso de selección del S&P 500 se rige por criterios de elegibilidad cuantitativos, que incluyen viabilidad financiera, capital flotante, liquidez adecuada y tipo de compañía. Por ejemplo, una empresa debe presentar una capitalización de mercado de al menos 5.300 millones de dólares para ser considerada en el índice. El papel del comité es escoger entre aquellas acciones que son elegibles, tomando en consideración los sectores que representa.

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Tanto el Dow Jones como el S&P 500 son revisados de manera periódica para garantizar que las acciones que lo componen cumplan con los criterios de selección, pero el factor que motive los cambios en la composición de los índices puede ser diferente. En el caso del Dow Jones, los componentes son revisados según sea necesario. Para mantener la continuidad, rara vez se efectúan cambios. Sustituir una acción requiere generalmente de una variación considerable en el negocio principal de una empresa o un evento corporativo importante, como una adquisición. Cuando se reemplaza una compañía, se realiza la revisión del índice completo. Con esto, es posible que varios cambios ocurran al mismo tiempo.

En el caso del S&P 500, las modificaciones se realizan generalmente como consecuencia de eventos corporativos y acontecimientos del mercado. Estos cambios pueden efectuarse en cualquier momento. La metodología del índice proporciona normas específicas para excluir compañías. Por ejemplo, una empresa puede ser excluida si su acción ha sido eliminada de la bolsa de valores o la empresa se ha declarado en quiebra. Posteriormente, se selecciona un reemplazante de la lista de títulos elegibles.

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Una diferncia crucial entre el Dow Jones y el S&P 500 es el método utilizado para ponderar las acciones que lo componen. El primero es ponderado por precios, lo que significa que las variaciones en el precio de las acciones que tienen los precios más elevados poseen un mayor impacto en el nivel del índice que las fluctuaciones en las acciones con los precios más bajos. Esta metodología ha generado que, con el paso de los años, las acciones con precios extremadamente altos no hayan sido incluidas en el Dow Jones. Esto se debe a que los cambios en los precios de las acciones podrían tener demasiada influencia sobre el índice, lo que disminuiría la confiabilidad del índice como medida del desempeño general del mercado.

El S&P 500 es un índice ponderado por capitalización de mercado ajustada al capital flotante. La capitalización de mercado ajustada al capital flotante es una medición del tamaño de una empresa que se calcula multiplicando el precio de un título por su número de acciones en circulación, ajustadas al capital flotante. Mientras más elevada sea la capitalización de mercado ajustada al capital flotante de una acción, mayor será el impacto que un cambio en el valor de esa acción tendrá en el nivel del índice.

Tanto el Dow Jones como el S&P 500 son calculados mediante la división de un numerador por un divisor. En el caso del Dow Jones, el numerador corresponde a la suma de los precios de las acciones que lo componen. En el caso del S&P 500, el numerador es la suma de los valores de la capitalización de mercado de sus componentes.

Cada índice tiene su propio divisor, que es ajustado de manera regular para mantener constante el nivel de su índice. Estos ajustes tienen que ver con modificaciones, tales como la eliminación de un componente y la adición de otro, lo que de otra forma produciría un aumento o caída considerable en el nivel del índice. El ajuste del divisor es también necesario cuando una acción del Dow Jones es dividida y su precio se reduce.

Tanto el Dow como el S&P 500 son calculados de dos formas: como índices de rendimiento sobre el precio y como índices de rendimiento total. La diferencia es que un índice de rendimiento total toma en cuenta el impacto de reinvertir los dividendos pagados por las acciones que componen el índice.

Históricamente, el comportamiento del Dow Jones y del S&P 500 ha presentado una alta correlación. Esta correlación es lógica, ya que las exposiciones de ambos índices son similares. Igualmente, ambos poseen niveles de volatilidad parecidos, aunque no idénticos. No obstante, las diferencias considerables en su evolución son reflejo de divergencias en la composición y estilo de ambos índices.

Desde el año 2000, el Dow Jones ha mostrado una tendencia a perder menos valor que el S&P 500 durante caídas del mercado, como el que se observó en 2009, mientras que ha registrado menores ganancias en mercados alcistas, como los de 2013 y 2014. Un factor que ha contribuido a esta situación es que, históricamente, el Dow Jones ha estado un poco más orientado hacia el factor de valor, realizando el seguimiento de empresas de alta capitalización bien establecidas, cuyos precios tienden a ser menos volátiles.

Si bien el S&P 500 posee una mayor diversificación que el Dow Jones, es más volátil. Esto sucede, en buena parte porque el S&P 500 incluye una gran cantidad de compañías más pequeñas, cuyos precios normalmente varían de manera más drástica y más frecuente que los precios de acciones de mayor capitalización incluidas en el índice. Esta mayor volatilidad ayuda a explicar por qué el S&P 500 puede tener pérdidas considerables en periodos cuando el mercado cae, como 2001 y 2009, pero al mismo tiempo puede alcanzar ganancias considerables en mercados alcistas, como 2013 y 2014.

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