Dos gráficos que rompen el mito de que la inversión ESG es menos rentable

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Durante mucho tiempo la inversión socialmente responsable se ha interpretado como renunciar a valor por unos valores. “Pero es un mito que al analizar las cifras se queda en eso, un mito”, comenta André Themudo, responsable de distribución de BlackRock para España.

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Como se aprecia en la tabla anterior, la rentabilidad del MSCI con criterios ESG (MSCI ESG Focus Index para cada mercado) al menos iguala e incluso supera a sus índices comparables que no aplican estos requisitos. Es un caso especialmente notable en mercados emergentes, donde la rentabilidad anualizada adicional en esos cinco años es superior al 1%. La volatilidad de las inversiones es prácticamente la misma como también lo es la rentabilidad por dividendo, pero la inversión socialmente responsable ha demostrado proteger en las caídas a largo plazo. En los tres casos el drawdown máximo mensual es menor.

Esta comparativa se puede hacer con mayor facilidad en la renta variable. De ahí que sea la clase de activos donde más patrimonio gestionado con criterios ESG haya, tal y como apunta un reciente informe de la asociación internacional de SIFs. Pero también se puede llevar al terreno de la renta fija, como se ve en el gráfico a continuación:

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“La renta fija es un nicho mucho más virgen para la inversión sostenible”, cuenta Themudo. Solo un 50% de las emisiones high yield no tiene aún un rating ESG. Dicho lo cual, al analizar aquellas que sí tienen una puntuación por parte de MSCI se puede determinar un “punto dulce” de emisores. Aunque los bonos high yield sin rating (NR en el gráfico) ofrecen una rentabilidad cercana al 10%, más del dobla que las que tienen un rating ESG del rango A, son estas últimas las que tienen mejor rentabilidad ajustada al riesgo (medido a través del ratio de información) en la década desde 2007 a 2017.

Las cifras que aporta BlackRock son relevantes para la gestión indexada, precisamente porque el motor que conducirá el crecimiento de la inversión responsable serán los ETF, según defiende Themudo. Desde 2013 el volumen de activos en fondos mutuos y ETF ESG ha crecido de los 453.000 millones en 2013 a los 760.000 millones actuales. Y la previsión de BlackRock es que la tendencia continúe y a un ritmo de doble digito.

El crecimiento llegará de forma inevitable y empujado por varios agentes de la industria. De hecho, se nota ya en las propias compañías. Los términos relacionados con la ESG en llamadas de publicación de resultados empresariales de compañías estadounidenses entre 2016 y 2018 es muy superior a hace tan solo una década.

También recibe un fuerte impulso por parte del regulador y las propias gestoras, como BlackRock, que están haciendo un esfuerzo por consolidar un término homogéneo de lo que implica la inversión socialmente responsable. De momento el camino por recorrer es largo. Pese a ser la mayor gestora del mundo, con 6,5 billones de dólares en activos bajo gestión, tan solo 491.000 millones se gestionan con algún criterio ESG.

Por su parte, BlackRock piensa estar preparada para tener el músculo necesario para responder a esta demanda. Según contó Themudo, la firma tiene previsto duplicar el equipo del BlackRock Investment Stewardship en los próximos tres años. A día de hoy el equipo liderado por Barbara Novick, una de las fundadoras de BlackRock, visita e interactúa con más de 1.000 consejeros delegados al año.