Dividendos, recuperación y bolsa alemana, apuestas de J.P. Morgan AM para captar el momentum de la RV europea

2011 será, por fin, el año de la renta variable y las compañías europeas se beneficiarán de ello. De hecho, para J.P. Morgan Asset Management, las acciones europeas presentan atractivas oportunidades si bien existe una diferencia entre la percepción sobre el mercado y la realidad del mismo. “Lo que se percibe actualmente son los problemas de deuda gubernamental de los países periféricos, los continuos deratings, el ensanchamiento de los diferenciales de crédito y predomina la sensación de que los mercados bursátiles no serán capaces de sustraerse a esa volatilidad a corto plazo, pero sin embargo la realidad muestra que el escenario es muy propicio”, comenta Paul Shutes, client portfolio manager del equipo de renta variable europea de la gestora. Su apuesta es una gestión activa y tres tipos de enfoque: el de empresas con altos dividendos, firmas que se beneficien de la recuperación bursátil y por la bolsa alemana.

El experto hace hincapié en que la dirección de los movimientos de los mercados europeos no está tan relacionada con el crecimiento de sus economías como con el crecimiento global, liderado actualmente por los mercados emergentes y EEUU, donde sus empresas tienen una exposición de entre el 40% y el 50%. “La evolución de la economía global es la que determina en mayor medida el sentido de los mercados de renta variable europeo a largo plazo”, afirma Shutes.

El gestor confía en el potencial de estos mercados debido a tres factores. En primer lugar, a la mejora de los datos macroeconómicos, si bien están parcialmente cubiertos por la cortina de humo que suponen las preocupaciones sobre la periferia. Por ejemplo, la caída del desempleo a los niveles más bajos en 20 años en países como Alemania, impulsada por la demanda internacional principalmente emergente, lo que despierta las alarmas inflacionistas. “Vemos inflación únicamente en el lado de las materias primas, pero aún no en los salarios. Será un problema cuando afecte a este punto y a los bolsillos de la gente más directamente”, comenta.

En segundo lugar, a que la periferia europea, afectada por los problemas de deuda, supone una pequeña parte de todo el continente. “Irlanda, Grecia y Portugal suponen menos del 1,5% del MSCI Europe y España en torno al 5,5%”, señala, indicando que, si bien las medidas de austeridad en la región serán duras de asimilar, contribuyen a limitar la incertidumbre. “Todo lo que necesita la renta variable es visibilidad y con estas medidas ha aumentado”, apostilla Shutes.

Y por último, a que las valoraciones y los beneficios corporativos -mejores que hace años, independientes de los mercados domésticos y más dirigidos por los ingresos que por los recortes de costes- son atractivos. “Estamos en un momento de mercados muy baratos que suponen un atractivo punto de entrada, pues históricamente a estos niveles de valoración el retorno esperado es de entre el 18% y el 20% y más aún en un entorno de bajos tipos de interés como el actual”, afirma Shutes. Esta situación, junto al crecimiento de beneficios perfila una fase que normalmente viene seguida de un periodo de fuertes retornos que suele durar entre 3 y 5 años y que conviene aprovechar desde el principio. Shutes también hace hincapié en los altos niveles de cash de las compañías, que empiezan a gastarlo de forma más eficiente a través de gastos de capital y procesos de fusiones y adquisiciones, aunque sin renunciar al dividendo.

Por eso, en este contexto apuesta por una gestión activa para producir alfa y señala tres modos de jugar este escenario. El primero es la inversión en empresas con altos dividendos a través de su fondo JPM Europe Strategic Dividend, con rentabilidades de entorno al 5% y fuertes posiciones en sectores como el de seguros, que se beneficiará de una subida de tipos de interés; el segundo es la inversión en empresas que se beneficien de la recuperación de los mercados -no de la economía-, a través del fondo JPM Europe Recovery, con numerosas acciones de compañías de menor tamaño muy castigadas en los últimos años; y por último, en renta variable alemana a través del fondo JPM German Equity, más conservador y con posiciones tanto en acciones de crecimiento como de valor.