Directores de inversiones: en las reuniones dejen hablar a los junior en primer lugar

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Drew Beamer, Unsplash

En la industria de gestión de activos, el director de inversiones (conocido popularmente por el término anglosajón de Chief Investment Officer o CIO) es el profesional que se encarga de decidir el proceso de inversión en una entidad. Su misión es alinear la cultura y el plan estratégico de la organización en el proceso de implementación de las inversiones. Su figura juega un papel muy relevante dentro de una firma, por el indudable peso que tienen sus opiniones sobre el resto de la organización. El problema que algunos ven a esta figura es la elevada influencia que puede llegar a ejercer sobre los distintos equipos, los cuales en muchos casos pueden verse condicionados en el ejercicio de su labor por el criterio del CIO.

Imaginemos que el director de inversiones de una gestora se muestra pesimista sobre la evolución de la renta variable americana, pero el gestor de un fondo multiactivo tiene una opinión favorable. Aunque el gestor disponga de total libertad para implementar su visión, automáticamente sabe que su posicionamiento no estará en sintonía con la del director de inversiones de su casa, lo que emocional y psicológicamente ejerce una presión añadida sobre el profesional. Es por ese motivo por el que algunas gestoras, como por ejemplo Jupiter, Flossbach von Storch o Capital Group, no ven sentido a la figura del CIO dentro de sus organizaciones y optan directamente por prescindir de ella. De hecho, ninguna de ellas tiene una house view.

“El rol del director de inversiones tiene que evolucionar, dado que contar con un director de inversiones al uso no siempre es el mejor camino”, afirma David Cienfuegos. El responsable del negocio de inversiones en España de Willis Towers Watson considera que su figura puede generar más perjuicios que beneficios si ésta no se cimenta sobre los principios correctos. “El hecho de que un profesional dicte lo que deben hacer todos los demás no es lo más recomendable en el entorno actual”, señala el experto de la consultora.

Los problemas que pueden surgir son dos. En primer lugar, no hay nadie que acierte siempre. Y, en segundo término, una visión equivocada puede provocar un efecto cascada que acabe por hacer que el resto de equipos adopten un posicionamiento equivocado, con los consiguientes efectos sobre los resultados en términos de rentabilidad. Para Cienfuegos, el sistema de trabajo así descrito estaría mal construido desde sus cimientos. Esto se observa claramente en los métodos de trabajo que cada día se siguen en la mayoría de organizaciones.

“En las reuniones de trabajo, quien primero toma la palabra es el profesional de mayor rango en la compañía. En los comités de inversiones, esto suele corresponder generalmente al director de inversiones. Este sistema, en sí mismo, condiciona al resto. En un entorno en el que permites a las personas más junior a hablar los primeros incentivas la creatividad, la libertad de pensamiento…”.

Para el director de inversiones esto es muy enriquecedor, ya que es muy posible que salgan a relucir temas que el profesional haya pasado por alto. “La capacidad de creación de valor siempre será mucho más potente que la que se puede obtener en una cultura corporativa que viene dirigida desde arriba. Es importante rodearse de personas que realmente piensen de manera diferente. La diversidad pura es la diversidad cognitiva, mucho más difícil de identificar que la de género, religión, etnia… Cuando se toman decisiones teniendo en cuenta la perspectiva de otras personas que piensan diferente es probable que tomes en consideración muchos más factores que antes no contemplabas”, subraya Cienfuegos.

En el mundo de las inversiones, las gestoras se están empezando a dar cuenta de la importancia de contar en sus equipos con esa diversidad cognitiva. Es algo que se encuentra en grandes entidades, por el mayor músculo del que disponen para construir equipos diversos y muy heterogéneos a lo largo y ancho del planeta. Un ejemplo de ello es Schroders.

Según explican desde la firma británica, “la diversidad de pensamiento es crítica para el éxito en los negocios modernos. Proporcionar un entorno inclusivo en el que se escuchen y debatan las ideas es una de las claves del éxito a largo plazo. La diversidad y la inclusión en la gestora son defendidas en todos los niveles, con nuestro director general del grupo, Peter Harrison, actuando como nuestro potenciador principal”, indican. Dentro del plan de acción sobre diversidad e inclusión en 2019 de la entidad se contempla alcanzar un objetivo de al menos un 33% de mujeres en la alta dirección y aumentar la representación senior de lo que denominan BAME (Black, Asian and Minority Ethnic).

Esta estrategia de búsqueda de diversidad cognitiva ha derivado en que las gestoras valoren en los candidatos aspectos que van más allá de su formación académica. No se aplica única y exclusivamente sobre los equipos de gestión. También sobre otros muchos departamentos de creación de valor de las entidades. El equipo de Data Science de Fidelity, por ejemplo, cuyo cometido es complementar el proceso de análisis fundamental de las empresas con recomendaciones más sistemáticas y algorítmicas, está formado por profesionales con perfiles muy distintos, estando titulados sus miembros en diferentes especialidades de ciencias físicas.

En el ámbito de las ventas también se aprecia cómo, a la hora de hacer los fichajes, cada vez se le da un peso más relevante a aspectos extra formativos. Un ejemplo es Víctor Asensi, ventas de Degroof Petercam AM. “En su incorporación a la gestora pesó además de conocimientos técnicos financieros y curriculum académico, también o más el hecho que hubiera sido deportista de alta competición en el mundo del tenis. Los deportistas de élite se caracterizan por su espíritu de sacrificio, equipo, perseverancia, y la búsqueda continua de la excelencia en su deporte y normalmente en sus actividades paralelas", explica Amparo Ruiz Campo, directora general de DPAM para España y Latinoamérica. “Pensaba y sigo pensando que esos valores, entre otros, son muy relevantes a la hora de transmitir en España la excelencia del trabajo de nuestros gestores de fondos en Bruselas”.