Demografía y tecnología: un caso práctico

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Littlelostrobot, Flickr, Creative Commons

El autor de ciencia ficción Isaac Asimov estableció en un relato que publicó en 1942 las tres leyes de la robótica, que aplicó a todos sus relatos posteriores y que han sentado un precedente en el género. Estas tres leyes establecen que: “Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño”; “un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la 1ª Ley” y, en tercer lugar, que “un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la 1ª o la 2ª Ley”. 

De vuelta a 2015, la robótica no es ficción sino realidad, aunque probablemente su uso todavía dista del concebido por Asimov. Jim Leaviss, gestor especializado en renta fija de M&G Investments, establece en una de sus últimas entradas al blog Bond Vigilantes una curiosa relación entre tasa de robotización (entendida por número de robots por cada 10.000 empleados humanos) y demografía, y aporta un interesante gráfico al respecto. “Japón lidera el camino entre las grandes economías, con una densidad de robots de 332 en 2012. Alemania no está muy lejos, pero EE.UU. y especialmente China tienen densidades mucho más bajas”, comenta. 

La relación interesante surge de comparar el número de robots por empleados con datos demográficos: Leaviss establece una relación con la tasa de dependencia (porcentaje de población jubilada en relación con la población activa) prevista para 2035, concluyendo que el uso de robots en sustitución de personas para desempeñar actividades laborales es superior en aquellos países que presentan problemas demográficos (envejecimiento de la población) más acentuados. Esto lleva al experto a preguntarse: “¿Está guiada la construcción de robots por la previsión futura de la caída de la población?”. No es una cuestión baladí: puede afectar a la estructura y competitividad de las fuerzas laborales en las próximas décadas.