De cómo el Banco Nacional de Suiza se ha convertido en uno de los dueños del S&P 500

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Davidpc_, Flickr, Creative Commons

Mientras que todos los ojos están puestos en el BCE y la Reserva Federal en búsqueda de mayor claridad sobre sus respectivas políticas monetarias, hay un banco central que lleva tiempo pasando inadvertido y que, sin embargo, está efectuando el que probablemente sea el menos convencional de todos los paquetes de estímulos cuantitativos poco convencionales aplicados hasta ahora. Hablamos del Banco Nacional de Suiza (BNS) y quien comenta la maniobra es David Simner, gestor de fondos de renta fija en Fidelity International: “El BNS está comprando acciones. Ya tiene una cartera de alrededor de 85.000 millones de francos suizos (unos 72.700 millones de euros) en acciones y se ha convertido en uno de los mayores propietarios de acciones estadounidenses de todo el mundo”, afirma.

Probablemente empezaron a comprar hace dos años y medio. Si rebobinamos en el tiempo, a principios de 2015 se produjo el famoso desplome del franco suizo, después precisamente de que la autoridad monetaria decidiera retirar su vinculación con el euro. Por tanto, la compra de acciones formaría parte de la nueva estrategia del BNS para sostener al franco suizo. La clave estriba, tal y como detalla el gestor, en que el tipo de activos que está comprando la autoridad helvética no son domésticos, a diferencia de los otros bancos centrales que sí han efectuado programas de adquisición de activos. “La cuestión es que los beneficios que hace el BCE regresan a la economía doméstica, y lo mismo sucede en Japón, en EE.UU. y en Reino Unido. Todos compran o compraron activos domésticos”, explica Simner.

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En cambio, el BNS sólo está adquiriendo activos extranjeros. El experto observa que, por una parte, ha estado adquiriendo bonos europeos de corto plazo para tratar de que el euro se mantenga más fuerte que el franco suizo. “En realidad todas las acciones que están tomando es para controlar al franco suizo, más que para controlar la inflación nacional, aunque por supuesto hay un canal a través de un tipo de cambio más débil hacia el control de la inflación”, aclara el gestor.

No obstante, la parte más curiosa de este programa de estímulos cuantitativos pasa por la adquisición de acciones estadounidenses, particularmente aquellas que tienen una política de retribución al accionista. Simner cita nombres como Apple, Microsoft o Exxon Mobile. “Todas pagan dividendos, pero esos dividendos están siendo extraídos del país porque se van todos a Suiza, al Banco Nacional de Suiza. Estoy realmente sorprendido de que las autoridades estadounidenses no hayan tomado nota de este movimiento”, afirma el gestor. Éste añade que, en cambio, sólo ahora “el mercado se está empezando a dar cuenta de que el BNS es una máquina de imprimir dinero, que puede llevarse todas las acciones estadounidenses y todos los dividendos a sus flujos de caja”. De acuerdo con datos extraídos de la página web del BNS, la proporción de acciones en el balance de la entidad asciende al 25% del total (datos del 31 de diciembre de 2016).  

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El experto explica que el modus operandi del banco central consiste básicamente “en comprar el S&P 500, pero a través de compras individuales de acciones”. El volumen de las transacciones es tal que, como resultado, ahora el BNS “está generalmente en el top 20 de mayores accionistas de estas empresas”. A la vista de estos datos, uno puede preguntarse por qué la institución está adquiriendo acciones estadounidenses y no suizas. Simner también tiene respuesta para esta pregunta: “El problema de Suiza es que es una economía pequeña; el universo de compañías suizas no es suficientemente grande como para implementar este programa allí”. A esto añade que, como el principal propósito detrás de todas estas acciones reside en mantener de forma artificial la debilidad del franco, así el BNS “permite a estas compañías, que son principalmente exportadoras, que puedan competir”.

Daños colaterales

Simner alerta sobre las implicaciones de este programa de estímulos tanto para Suiza como para EE.UU.: “Es increíble que el franco suizo esté siendo respaldado efectivamente por acciones estadounidenses. Es una situación que me preocupa, porque si las acciones estadounidenses corrigen un 20%, que es algo que tiene precedentes históricos, dejarían un enorme agujero en el balance del BNS”.

La otra preocupación del gestor es el hecho de que, gracias a estos estímulos continuados, ahora la divisa helvética está regresando a niveles similares a los de principios de 2015: “Si las autoridades suizas pensasen en interrumpir sus compras de bonos y de acciones por llegar el franco al nivel de debilidad que buscan, esto podría afectar a los mercados europeos y dañar seriamente a las curvas europeas. También podrían distorsionar el comportamiento del S&P 500”, alerta el experto. “Para mí, este es uno es uno de los ejemplos más explícitos por parte de un banco central que está creando francos suizos literalmente de la nada”, concluye Simner.