¿Cuánto dinero hay invertido en bonos con tires inferiores al 1%?

Hernan_Pin_CC_83era_Euros
Hernan Piñera, Flickr, Creative Commons

Los tipos de interés llevan en mínimos históricos desde la crisis financiera mundial de 2009 y, aún así, las tires de los bonos han ido reduciéndose de forma generalizada desde entonces. ¿Es momento de cambiar de estrategia y empezar a cubrir o de eliminar las exposiciones no deseadas a tipos de interés? Las dudas de los inversores son evidentes. La empresa holandesa de productos de consumo Unilever emitió deuda a cuatro años a un tipo de interés inferior al 0,1% anual. Es tan solo el último ejemplo de una larga lista de emisores (tanto corporativos como soberanos) que se están financiando prácticamente gratis en el mercado. Esta situación pone de manifiesto las dificultades a las que se enfrentan quienes desean invertir en renta fija y obtener rentas atractivas. Sorprende el dinero que hay invertido a nivel global en bonos con tires inferiores al 1%. Adam Mossakowski, gestor de Insight Investment (boutique de BNY Mellon IM), lo ha calculado.

De acuerdo con sus cálculos, de los 26,4 billones de dólares que hay invertidos en deuda soberana en todo el mundo, 16,3 billones (aproximadamente el 62% del total) están en bonos que ofrecen rentabilidades inferiores al 1%. De ese volumen, 7,4 billones de dólares están en emisiones con una tir negativa, mientras que los 8,9 billones restantes ofrecen una rentabilidad de entre el 0% y el 1% (ver gráfico). “Los planes de pensiones y las compañías de seguros no han hecho otra cosa que comprar bonos en un momento de tipos de interés ultra-bajos. Cuando estos empiecen a subir, no quiero ni pensar en sus efectos y el dolor que provocará”, afirmaba el famoso inversor estadounidense Jim Rogers en el Amundi World Investment Fórum celebrado la semana pasada por Amundi en el Museo del Louvre de París. Según Mossakowski, en este entorno de bajas rentabilidades una estrategia de comprar y mantener en renta fija presenta dos riesgos.

Captura_de_pantalla_2016-06-07_a_la_s__16

“El primero es obvio: las bajas rentabilidades resultan poco atractivas, mientras que las tires negativas garantizan pérdidas de capital si la inversión se mantiene hasta el vencimiento”. El segundo riesgo que señala Mossakowski tiene que ver con la relación inversa entre la rentabilidad de un bono y su precio. “Teniendo en cuenta ambos factores, los inversores no solo tienen que lidiar con los escasos rendimientos que generan los activos seguros sino que, además, los riesgos para el capital son asimétricos, es decir, las potenciales pérdidas de capital superan a las posibles ganancias”, afirma. El problema es que las pérdidas pueden llegar a ser muy abultadas. “Cuando tienes tires tan bajas, el riesgo es mayor. En casi todos los activos, la tir está en mínimos históricos. Con un movimiento de solo un 1% de tir en algunos segmentos de mercado puedes llegar a perder hasta un 15%”, subraya Manuel Arroyo, director de Estrategia de J.P.Morgan AM para Iberia.

Andrew Balls, director global de inversiones de renta fija en PIMCO, Dan Ivascyn, gestor, y Rich Clarida, estratega en la firma, se muestran convencidos de que los riesgos en la cola izquierda irán en aumento, con las consecuentes repercusiones para las carteras. “A falta de reformas estructurales, nos estamos acercando a los límites de las políticas de los bancos centrales. Las políticas cada vez más experimentales están generando una mayor incertidumbre y unas valoraciones más exigentes. Los insostenibles niveles de deuda conllevan que los riesgos a largo plazo de deterioro del capital o inflación estén aumentando. La incertidumbre política se está agravando y la mayor regulación y la consecuente reducida liquidez operativa están acentuando la volatilidad en los mercados locales”. La respuesta que dan para encarar todo esto: tener paciencia, adoptar un enfoque táctico y flexible, evitar o infraponderar activos que dependan única o mayoritariamente de los bancos centrales para respaldar sus valoraciones, estar preparado para afrontar los puntos de inflexión en el mercado y protegerse frente a un escenario de cola en el que la inflación exceda los objetivos de los bancos centrales.