Cuáles son los estímulos que esperan exactamente las gestoras del BCE

DRAGHI
European Central Bank, Flickr, Creative Commons

La última reunión del BCE no ha pertenecido a la categoría de reuniones memorables en las que Mario Draghi ha hecho todo lo necesario por salvar al euro. En cambio, se podría clasificar como una de esas reuniones en las que el lenguaje y la sutilidad han sido los protagonistas: el representante de la institución se limitó a certificar la buena marcha de los estímulos actuales, pero el mercado ha querido interpretar sus palabras como la señal de que podría tener otro as en la manga en el caso de que la inflación siga sin recuperarse.

“Todavía hay margen para que el BCE haga más QE en los próximos meses si la situación económica lo garantiza, pero parece que el consejo gobernante quiere asegurarse de que cualquier estímulo adicional está bien diseñado y puede resolver algunas de las limitaciones que la política monetaria está afrontando en su contra”, afirma Chris Iggo, director de inversiones de renta fija de AXA IM. El experto se refiere a que cada programa tiene sus propias condiciones sobre el tipo de activos que puede comprar, “que actualmente evitan que el BCE compre bonos con una rentabilidad inferior a la tasas de depósito del BCE y que también tiene a dar prioridad a las compras de bonos core frente a los periféricos”.

Iggo indica que cualquier tipo de signo de debilidad que pueda verse en el corto plazo en el mercado de renta fija “probablemente esté guiado por el cambio de visión sobre el entorno económico global, un ajuste de la previsión sobre si la Fed subirá tipos en septiembre o en diciembre y, simplemente, algo de toma de beneficios al asegurarse los inversores las tremendas ganancias que han acumulado en renta fija global en lo que va de 2016”.

Qué puede hacer el BCE y cuándo

Andrew Bosomworth, responsable de gestión de carteras en Alemania de PIMCO, afirma tajantemente: “Anticipamos nuevas medidas de relajación en la reunión del 12 de diciembre”. La previsión de la gestora es que “el BCE adoptará diferentes medidas de relajación, como el tipo de la facilidad de depósito, la ampliación de la expansión cuantitativa (QE) y la relajación de la clave de capital empleada para distribuir las compras de deuda pública”. La aplicación de estos cambios conduciría a un estrechamiento de los diferenciales de la deuda pública de los países periféricos con respecto a la alemana, así como una contracción de los diferenciales corporativos y una positivización de las curvas de tipos de los países del núcleo europeo.

El gestor detalla que la relajación de la clave de capital correspondiente a la deuda pública podría tener importantes repercusiones sobre la curva de tipos alemana: “Toda ampliación de la expansión cuantitativa exacerbará el problema del Bundesbank de hallar y adquirir un volumen suficiente de bunds sin alterar en demasía la curva de tipos y sin reavivar las inquietudes sobre la estabilidad financiera. Por ejemplo, el aplanamiento de la curva de tipos podría hacer mella en los modelos de negocio de los sectores bancario y de seguros, un problema que el Banco de Japón está comenzando a abordar en el contexto de su programa de expansión cuantitativa”, explica Bosomworth.

Según sus cálculos, el QE en vigor representará un 17% del PIB de la zona euro cuando llegue a su punto final en marzo de 2017. Sin embargo, el escenario central de PIMCO eleva esta cifra hasta el 23% del PIB de aquí a diciembre de 2017, por lo que el tamaño del balance del BCE alcanzaría un nivel similar al del Banco de Inglaterra y la Reserva Federal. “La reducción gradual del programa de QE no debería contemplarse hasta que la previsión de inflación a dos años formulada por el BCE alcance con holgura un 1,8%-2%, lo que parece poco probable antes de 2019”, añade el gestor.

Desde Allianz Global Investors, el gestor sénior Brian Tomlinson se muestra mucho más concreto en cuanto a qué medidas podría anunciar el BCE antes de fin de año: “Extendería el QE probablemente otros seis meses, de marzo de 2017 a septiembre de 2017, aunque no me sorprendería que volveria a extenderlo. También relajaría los límites de volumen de bonos que puede adquirir por cada emisión: ahora puede comprar un máximo del 35%, y podría llegar hasta el 45% o el 50%”, detalla. Asimismo, Tomlinson vaticina que la institución “podría incrementar el número de bonos con distintas duraciones, para incluir los de duraciones más cortas”. Lo que descarta el experto es una intervención en el mercado de la renta variable: “El BCE sólo compraría acciones si se produjera otra crisis financiera. No es una novedad, hay 18 bancos centrales de todo el mundo que ya lo están haciendo”.  

Los expertos de Groupama AM también apuntan a un posible cambio en las condiciones para efectuar compras: “El BCE es consciente del riesgo de escasez de papel para comprar. Para hacer frente a este problema de ajuste, se han establecido los comités pertinentes para encontrar soluciones técnicas para mantener las compras mensuales de 80.000 millones de euros. Estos ajustes deberían ser anunciadas de aquí a final de año”.  Entre las opciones disponibles, desde la gestora francesa enumeran un amplio abanico de posibilidades: eliminar el límite de compra por debajo de la tasa de depósito de -0.40%, subir del 33% al 40% o al 50% el techo de participación de un bono, ampliar los vencimientos admisibles por debajo de 2 años y más allá de los 30 años, o incluso cambiar las claves de repartición de compra entre los países.

Desde la gestora sentencian que “la extensión del QE más allá de marzo de 2017 parece ser lógicamente evidente y debería ser anunciada oficialmente antes de finales de año”.