Criterios para invertir con éxito a largo plazo en Bolsa europea

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Joel Filipe (Unsplash)

Aunque algunos analistas aseguran que la elevada incertidumbre que se cierne sobre la economía europea ha alejado al inversor tradicional de la renta variable, todavía hay gestores que se muestran convencidos de que Europa es un mercado con mucho potencial donde se pueden cosechar atractivas rentabilidades, si bien para ello es necesario ser muy selectivo y conocer muy bien el negocio de la compañía en la que se invierte.

 

Uno de ellos es Jean-Pascal Rolandez, CFA y gestor del Ulysses L-T Fund European General de Banque Degroof, producto de largo plazo diversificado diseñado para una estrategia de ‘buy & hold’ que actualmente invierte en 28 compañías europeas y que desde su creación en 1999 acumula una subida del 112%, frente al 19% que registra el índice de referencia. Todo ello con una rotación de la cartera al completo que se produce cada ocho años y una volatilidad similar a la del mercado. "La paciencia es una virtud que puede resutar ser muy rentable", asegura.

 

¿Cómo conseguir estos resultados? Según el gestor, “la estrategia no pasa por comprar y echarse a dormir, sino por el hecho de que los resultados operativos de una compañía estén en línea con mis proyecciones”. “En caso de desviación, se desharía la posición”, afirma rotundo. No obstante, un empeoramiento de la visión sobre el valor no sólo puede ser motivado por un mal comportamiento de sus resultados. “Una salida de la cartera podría producirse por una visión más negativa del sector o, incluso, por un cambio de estrategia de la propia compañía”, asegura.

 

En términos generales, este gestor afincado en Suiza basa su estrategia en apostar por negocios comprensibles que aprovechen las grandes tendencias de la sociedad. En este sentido, Rolandez prefiere compañías competitivas con ventajas estratégicas durables respecto a sus competidores, que además presenten crecimientos constantes en sus márgenes de Ebitda, “una aspecto fundamental ya que esto es en definitiva lo que genera valor en la acción”, señala el experto.

 

Se fija fundamentalmente en el informe anual presentado por las compañías, documento en el que, en su opinión, “un inversor puede encontrar toda la información necesaria para formarse un juicio de valor”. Con este método, “sólo me equivoco en el 10% de las ocasiones; el 5% de las veces la opinión que me había formado era mejor de lo esperado, mientras que en otro 5% de las ocasiones era peor”. Rolandez complementa este análisis visitando a los directivos, momento en el que, sin embargo, “nunca me formo una opinión”.

 

En el universo de valores europeos, el gestor descarta todos aquellos que presenten un bajo free float. “El 85% de la cartera se podría deshacer en un día”, asegura. También rechaza invertir en compañías que tengan un negocio conglomerado, al considerar que “este tipo de estrategias han demostrado ser ineficaces” o en entidades financieras con un segmento dedicado a la banca de inversión que supere el 20%, dado que "es un negocio que en muchas ocasiones ni ellos mismos entienden”.

 

Ni siquiera una atractiva remuneración al accionista hace interesante un valor según el gestor. “Sospecho de las compañías que pagan elevados dividendos puesto que, por lo general, suelen ser valores en decrecimiento”, indica. Del mismo modo, Rolandez reconoce que nunca invierte en compañías que superen en más de 12 veces el Ebitda, en tanto que deshace posiciones si un valor que tiene en cartera supera las 15 veces. El promedio de su cartera está en siete veces.

 

Tampoco le gustan especialmente las farmacéuticas, un negocio que desconoce, ni las empresas renovables, cuya rentabilidad pone en tela de juicio. Otro sector que tampoco le entusiasma es el de las operadores de telecomunicaciones, del que se pregunta la conveniencia de invertir en estos valores cuando existen empresas que prestan los mismos servicios a sus clientes de una manera gratuita.

 

Actualmente, dos tercios de la cartera está invertida en compañías de gran capitalización, frente al 33% que dedica a small y medium caps. Dentro de este tercio que reserva para esta clase de activos, la exposición a empresas de pequeña capitalización nunca rebasa el 10% de la cartera, en tanto que ninguno de estos valores goza de una ponderación superior al 4%. Por destino de la inversión, casi el 50% del fondo lo concentra en Francia, un mercado que conoce muy bien de su etapa en BNP Paribas.