Crece el interés por las inversiones alternativas entre las organizaciones benéficas

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Ernesto Lago, flickr, creative commons

Se suele hablar poco de uno de los grupos que más han sufrido las consecuencias de la crisis financiera: las organizaciones benéficas. En un momento de recortes gubernamentales y caída en la donaciones, estas organizaciones han tenido que responder a la mayor demanda de los servicios que ofrecen, especialmente necesarios en época de dificultad económica. Según revela la firma internacional de análisis Cerulli Associates en su informe The Cerulli Edge-Global Edition, esta situación ha llevado a un número creciente de organizaciones benéficas a invertir sus activos en productos alternativos con el objetivo de maximizar las rentabilidades.

“Según nuestros datos, casi dos tercios de las organizaciones benéficas trabajan de forma habitual con al menos diez gestoras de activos”, señala Angelos Gousios, analista sénior en Cerulli. “La situación actual resulta interesante para cualquier gestora capaz de convencer a estas organizaciones de que consideren ideas menos tradicionales”. Para la elaboración del informe, Cerulli Associates encuestó a diversas organizaciones benéficas europeas, que acumulan un patrimonio conjunto de algo más de 81.000 millones de euros. Desde 2008, casi un tercio han reestructurado sus carteras de inversión para aumentar su exposición a productos alternativos.

“Como estos productos suelen estar menos correlacionados con las inversiones tradicionales en renta fija y renta variable, un número cada vez mayor de organizaciones benéficas están empezando a confiar en este tipo de inversiones”, explica Barbara Wall, directora de análisis para Europa en Cerulli. “La conclusión es que el sector ofrece excelentes oportunidades para las gestoras con un sólido historial en inversión alternativa, ya sean hedge funds, fondos que invierten en infraestructuras, firmas de capital riesgo o instituciones que pueden actuar como intermediarios en inversiones directas”.

Otro dato interesante que destaca el informe es que, para gran parte de las organizaciones encuestadas, las comisiones no resultan determinantes a la hora de decantarse por una gestora. De hecho, un 25% afirma que no tiene en cuenta el coste de las comisiones, mientras que un 56% sí las tiene en consideración, pero solo para comprobar que no están pagando de más por una determinada estrategia.