Corrección de la Bolsa japonesa: ¿cambio de tendencia o mera recogida de beneficios?

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Giladr, Flickr, Creative Commons

Después de terminar el Nikkei el mejor de los últimos 40 años de su historia bursátil, al llegar a subir hasta un 50% en 2013, el indicador acumula pérdidas del 5% en estos primeros compases de 2013. La pregunta clave es si se trata del inicio de un cambio de tendencia para el índice, o de si sólo se trata de una recogida de beneficios que permitirá a los inversores invertir en los valores que se hayan quedado rezagados. Para Sam Perry, cogestor del Pictet Japan Equity Selection y del Pictet Japanese Equity Opportunities, “tras un año en el que las acciones japonesas han subido más de 50% puede perdonarse que los inversores quieran materializar plusvalías, pues los últimos 15 años este mercado, a pesar de efímeras alzas, prometía para finalmente decepcionar”. La visión de Pictet AM, que en los últimos trimestres se ha mostrado positiva con el nuevo entorno económico de Japón, sigue siendo continuista pues observan que el país “sigue ofreciendo valor”. 

Son varias las razones en las que se apoyan en la gestora: la reestructuración del tejido empresarial nipón a lo largo de la última década, el saneamiento del sector bancario, la política monetaria laxa del Banco de Japón, una divisa débil, la credibilidad del Gobierno presidido por Shinzo Abe para luchar contra la deflación e introducir reformas estructurales… También observan como un estímulo adicional la mejora de la concesión de crédito y del consumo interno: “El deseo de invertir y endeudarse venía ocurriendo desde hace algún tiempo. Así que Abe y el nuevo equipo del BoJ sencillamente han acelerado esta fuerte tendencia”. Por todo ello, Perry afirma taxativamente que Japón “no es un mercado efímero”. 

Paralelamente cabe destacar la mejora de los fundamentales de la economía nipona expresada a través de los indicadores que se publicaron a lo largo de 2013, cada vez más positivos: precios de viviendas y terrenos, salarios y un mercado laboral por primera vez en más de una década restrictivo en todos los sectores, con mayor consumo. “De manera que la confianza en la economía ha mejorado considerablemente entre grandes, pequeñas y medianas empresas y hogares”, explica Perry. 

El último argumento que esgrime Pictet para ver oportunidades en renta variable es el cambio de la distribución de activos que se está observando en los inversores japoneses, tanto los institucionales como los minoristas: después de años prefiriendo mantener posiciones en liquidez y renta fija, ahora están volviendo a incrementar sus posiciones en activos de riesgo. “Adicionalmente, la participación del inversor particular en renta variable aumentará cuando el gobierno lance este año un nuevo vehículo de inversión exento de impuestos, la cuenta de ahorro individual japonesa (Nippon Individual Savings Account). Las estimaciones indican que casi el 10% de la población invertirá en este vehículo, lo que equivale al 4% del volumen total en renta variable”, concluye el gestor. 

Ideas de inversión: el caso energético

Los analistas de AXA IM también han escrito recientemente sobre el mercado nipón, pero centrándose en uno de los motores de su economía: la energía. El cierre de las centrales japonesas tras la crisis nuclear de 2011, junto con la escalada del petróleo, la debilidad del yen y las importaciones de gas han contribuido enormemente a incrementar el déficit comercial de Japón en los últimos años. 

Como observan desde la gestora, existen varias opciones para atajar este problema. La primera sería que el Ejecutivo tomase la decisión de encender otra vez los reactores a tiempo completo, lo que provocaría que las importaciones de combustibles fósiles caerían en 2,5 billones de yenes; esto supondría a su vez un recorte en las importaciones del 3,5%. La segunda, fomentar las energías renovables, aunque esta opción parece más difícil de ejecutar por las enormes barreras de entrada, entre ellas la ausencia de un marco regulatorio y la falta de mano de obra cualificada. 

La tercera vía, que consideran la más atractiva en el corto plazo, es apostar por compañías de soluciones para mejorar la eficiencia energética. Desde la gestora llegan a esta conclusión tras observar las medidas aprobadas el pasado noviembre en el contexto de la reforma del sector eléctrico. Se debe tener en cuenta que las estructuras niponas actuales fueron construidas después de 1951, durante la ocupación estadounidense del archipiélago tras la II Guerra Mundial. El sector eléctrico en Japón está integrado por monopolios regionales con estructura vertical (las empresas TEPCO y KEPCO), y no existe ningún tendido eléctrico nacional. Desde AXA IM destacan que esto supone una gran barrera de entrada para nuevos competidores, dado que las condiciones de acceso a la red eléctrica son muy costosas para los nuevos jugadores del mercado. 

Aunque el mercado se desreguló parcialmente en 2005 –con una caída de los precios de la energía del 16% desde entonces- el precio que hay que pagar en Japón por el uso industrial de la electricidad es el más elevado de la OCDE. 

“La reforma debería facilitar la inserción de renovables en la red. Incluye el establecimiento de un tendido nacional y provisiones para la incorporación de tecnologías para un tendido inteligente”, explican desde AXA IM, aunque puntualizan que la ampliación será lenta, pues la reforma no entrará en vigor hasta 2015, y la liberalización del mercado de renovables para las familias no se hará efectiva hasta 2016. Finalmente, los expertos aclaran que la parte más ambiciosa de la reforma – la ruptura de la integración vertical para transformarla en generación y transmisión- “que no está completamente definida”, señalan- está planificada para 2020. 

“Aunque las previsiones de que Japón reduzca la factura de la energía importada o se convierta en un campeón de la energía renovable son desalentadoras, a pesar de los esfuerzos para reformar el sector eléctrico, sí hay una luz brillante en el futuro inmediato en el sector energético nipón. El potencial del mercado de la eficiencia energética parece convincente”, explican los expertos de la gestora, apoyándose en que en la historia reciente la intensidad del consumo eléctrico en relación con el PIB ha cedido. “Las repercusiones del desastre de Fukushima ha jugado un rol claramente, con ahorros forzosos o voluntarios en el uso de energía”, matizan. El punto de vista de AXA IM, no obstante, es que “algunos hábitos profundamente enraizados en la manera en que se utiliza la energía en Japón están cambiando”. “Junto con un precio cada vez más elevado de la energía, este es el mejor punto de entrada posible para las compañías que proveen de soluciones de eficiencia energética, un punto del que los inversores deberían darse cuenta”, concluyen.