Consejos para seguir invirtiendo en renta fija en un escenario post Brexit

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GotCredit, Flickr, Creative Commons

Ya van dos años que empiezan con predicciones sobre el inicio de un mercado bajista en renta fija que después nunca se cumplen, incluso a pesar del encarecimiento de las valoraciones o de los tipos bajos. El evento de Brexit ha tenido incidencia directa sobre este escenario; la opinión unánime de los expertos es de que habrá más colaboración y políticas acomodaticias por parte de los bancos centrales, lo que es bueno para la clase de activo.

Según Pascal Blanqué (director de inversiones y responsable global de la división institucional de Amundi) y Vincent Mortier (director de inversiones adjunto y responsable global de multiactivos), la incertidumbre adicional que ha traído consigo el Brexit ha delimitado dos tendencias que ya estaban guiando a los mercados y que tienen influencia directa sobre la asignación de activos: la importancia de una correcta diversificación, y la prolongación de la búsqueda de rentabilidad. “Todavía consideramos que la renta variable es una clase de activo para mantener y se merece compras graduales durante los momentos en que toca mínimos”, afirma el dúo de expertos. Consideran que “la renta fija corporativa también ofrece una rentabilidad/riesgo interesante, al gozar la deuda europea con grado de inversión de buenos apoyos por el BCE”. Ven oportunidades asimismo en el high yield europeo y la deuda soberana periférica.

En cuanto a la diversificación por regiones, Blanqué y Mortier aportan algunas observaciones: “a) Los mercados emergentes han tocado suelo y representan una buena oportunidad (deuda y renta variable) b) los bonos del Tesoro de EE.UU. siguen siendo la cobertura más eficiente contra la volatilidad c) incluso aunque suene como un punto de vista poco convencional, continuamos viendo valor en renta variable europea y d) se debería guardar cautela respecto a los activos británicos y esperar por oportunidades más obvias”.

También hace hincapié sobre la construcción de la cartera el equipo de economistas (Strategic Advisory Solutions) de Goldman Sachs AM: “Aunque la salida de la UE de Reino Unido probablemente conlleve desafíos para los inversores en el futuro próximo, nuestro manual de estrategia de largo plazo de inversión estratégica, diversificada y consciente del riesgo no ha cambiado. Esperamos volatilidad continuada al ajustarse los mercados a las incertidumbres económicas, legales y políticas derivadas del proceso de salida de Reino Unido”. Los expertos de la firma recuerdan que “las correcciones son una experiencia de inversión normal”, y recuerdan a los inversores que “los shocks al sistema son inevitables, y las ventas de renta variable son históricamente frecuentes”.

Para Ken Leech, director de inversiones de Western Asset (filial de Legg Mason Global AM), el futuro “probablemente sea un duro viaje, marcado por un patrón de un paso atrás por cada dos pasos adelante. Estamos ahora en un periodo de bajo crecimiento, en el que los mercados de riesgo son muy rápidos desencadenando reacciones desagradables cuando se publican datos malos de crecimiento”. El experto vaticina mayores niveles de volatilidad: “Los ciclos globales de negocio están sincronizados, pero no completamente correlacionados. Esto puede ser positivo para la gestión activa, al permitirnos tener una diversificación más amplia”.

A pesar de lo reciente del impacto del referéndum, Leech considera que los tres grandes miedos que siguen guiando al mercado de la renta fija son el temor a una recesión en China, la caída continuada del precio del petróleo y que los bancos europeos vuelvan a sufrir riesgos sistémicos como los de 2008. Sin embargo, Leech es más optimista. En primer lugar, muestra su convencimiento de que China evitará un hard landing. “Todavía vemos signos de estrés, sin embargo, derivados del ajuste de un modelo económico basado en inversión y exportación a otro basado en el consumo y los servicios. Es un proyecto muy ambicioso que implica una dura transición. Además, el país tiene problemas de confianza sobre sus datos”. Dicho esto, Leech resalta en el lado positivo los estímulos emprendidos por las autoridades chinas, y el hecho de que aún así tengan muchas herramientas disponibles por usar.

Sobre el asunto del petróleo, el experto explica que desde principio de año había pensado que era razonable que se moviera en el rango de 40 a 60 dólares, y que cuando cayó a 30 dólares, pensó que la valoración no era correcta porque el entorno económico no apuntaba a una recesión. “Nos alegramos de ver que el barril está de vuelta al nivel de los 40 dólares”. El pronóstico más positivo es para la banca: “Los bancos son uno de los mejores sitios para que estén ahora los bonistas, porque se han recapitalizado, han mejorado sus balances y están más y mejor regulados”. Leech declara de hecho que “los bancos son una de nuestras posiciones de más alta convicción”.

Desde BlackRock, Heidi Richardson (responsable de Estrategia de Inversión), recomienda revisar los fundamentales de la deuda emergente, como una opción para obtener una rentabilidad más atractiva. Richardson destaca la mejora de los fundamentales de esta clase de activo en la última década: “Hace diez años, entorno al 30% o 40% de los emisores del índice eran con grado de inversión, de acuerdo con datos de Bloomberg. Como ha informado el FMI, muchos países emergentes han experimentado un sólido crecimiento económico, fuertes balances y acumulación de reservas, mejorando la habilidad de algunos gobiernos para devolver sus deudas. Aún así, es obvio que muchos países emergentes afrontan enormes desafíos, como hemos visto recientemente en Brasil, por ejemplo”.

Richardson se encarga de recordar que la renta fija emergente está viviendo una notable recuperación desde comienzos de año: el índice JP Morgan EMB Core Index ha subido un 8,33% (datos a 17 de junio de 2016), frente al 0,81% con el que cerró 2015. Para poder invertir en esta clase de activo de aquí en adelante, la experta aconseja estar pendiente “de las previsiones del crecimiento global tanto en los mercados desarrollados como en los emergentes, el ritmo de subida de tipos de la Fed, la trayectoria del dólar y las perspectivas para los precios de las materias primas”.