Cómo unas pequeñas regiones emergentes pueden ser las ganadoras de esta guerra comercial

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Kyle Ryan on Unsplash

Los mercados a nivel mundial se están derritiendo como consecuencia del impacto colateral en la economía que tendrá la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Las dos grandes potencias están poniendo barreras a la exportación a un lado y otro del mundo, pero incluso en esta debacle hay ganadores inesperados. Los bienes tendrán que encontrar vías alternativas y la respuesta podría estar en una ruta que se remonta al año 430 a.C.

Una de las medidas de la apertura internacional de China fue el impulso en 2013 de la antigua Ruta de la Seda (Belt and Road Initiative). Hasta ese momento el país había crecido a la antigua usanza: impulsando el gasto en infraestructura y exportando bienes manufactureros a bajo coste. Eso generó deficiencias en el sistema, como la brecha entre el desarrollo de las zonas costeras del país frente al interior, así como los problemas de polución que achacan las grandes ciudades. “China ahora quiere escalar en la cadena de valor, exportar bienes manufactureros de alta gama”, explica Yifei Ding, co-gestor del Invesco Belt and Road Debt Fund.

El país ha emprendido un proyecto de apoyo a las regiones a lo largo de la antigua Ruta de la Seda a través de una financiación comprensiva. Según estiman desde Invesco, el país invertirá unos 150-200.000 millones de dólares al año en la iniciativa. Y en ese impulso Invesco encuentra una oportunidad de inversión que canalizan a través de su nuevo lanzamiento, el Invesco Belt and Road Debt Fund, uno de los primeros temáticos de renta fija del mercado. 

Temáticas de inversión

Curiosamente, la actual tensión geopolítica es un viento a favor para el fondo. Tanto la guerra comercial, ya que Estados Unidos y China deberán encontrar vías alternativas y nuevos compradores, como el Brexit, ya que Reino Unido también deberá reconstruir sus relaciones comerciales. Y aquí entran en juego ciertos países emergentes en África, Europa y Oriente Medio

Son regiones que ya se están beneficiando económicamente de inversión directa desde Estados Unidos, Europa, Reino Unido y Japón. Theresa May declaró que quiere que Reino Unido sea el mayor inversor en África de entre el G7. Por otro lado, la Comisión Europea ha propuesto incrementar en 60.000 millones la financiación para el impulsar la conectividad entre Europa y Asia. Son solo dos de los múltiples ejemplos que señalan desde Invesco. Precisamente estos días el presidente de China, Xi Jinping, ha visitado España para promocionar la iniciativa. 

Oportunidades de inversión

Países como Ghana han mejorado su perfil de crédito gracias al apoyo, primero, de China, pero que ahora está reconociendo el mercado en general. “Su spread de deuda se ha estrechado 500 puntos básicos en los últimos dos años. Y es una tendencia que continuará”, comenta Yifei Ding. 

El gasto en infraestructura derivado de la Ruta de la Seda es inmenso. Es lo que ha permitido crear una conexión ferroviaria directa entre China (Chengdu) y Austria (Vienna). Esto es una oportunidad de inversión en emisores de compañías locales de sectores de telecomunicación, construcción, etc. Como también lo es el desarrollo de oleoductos y gasoductos que conectan Asia central con China. Hay compañías alemanas que han ganado contratos para construir generadores, gestión de energía, etc. en el país.

Otra temática que identifica el fondo es el aumento del consumo en estos países emergentes a causa de una mayor riqueza en la zona. Pero también notan mejoras dentro de la propia China. “La zona oeste de China se ha convertido en un hub energético y ferroviario en los últimos años al conectar los países al oeste y al sureste de China”, apunta Yifei Ding. 

“No quiere decir que el fondo no sufriría si la tensión comercial escalara, pero lo cierto es que la situación es un factor positivo para el desarrollo de la iniciativa de la Ruta de la Seda”, puntualiza el co-gestor.