Cómo tomar mejores decisiones de inversión

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fabrizio verrecchia (unsplash)

Con la volatilidad de vuelta en un mercado que vuelve a moverse más atendiendo a los riesgos geopolíticos que a criterios fundamentales o incluso macroecómicos, aumenta la posibilidad de que sean más los inversores que opten por hacer movimientos en sus carteras a corto plazo dejándose llevar por el pánico. Para minimizar esa posibilidad desde Aberdeen Standard Investments han elaborado un documento sobre consejos para tomar mejores decisiones de inversión. Éstas son sus conclusiones:

1. Tener un plan de inversión a largo plazo. Escribir las respuestas a una serie de preguntas obvias sobre sus inversiones puede ayudarle a centrarse en una estrategia a largo plazo. Las respuestas pueden ayudarle a tomar decisiones meditadas y coherentes.

Preguntas a incluir: ¿Por qué invierto?, ¿Cuál es mi horizonte de inversión? ,¿Por qué he elegido esta cartera/esta inversión/este gestor en particular?, ¿Estoy cómodo con las pérdidas temporales que se pueden producir en una situación difícil de mercado?, ¿Qué puedo hacer en esa situación?

Este enfoque le ayudará a asegurar que sus decisiones de inversión sean prudentes y realistas. Revisar su estrategia puede ayudar en momentos de estrés del mercado. La forma en que usted piensa que podría actuar durante una caída sostenida del mercado puede ser diferente a la forma en la que se comporta en la realidad. En un estado cómodo y racional usted puede planear hacer compras a precios más atractivos. Sin un plan claro, en medio del estrés de las pérdidas y las noticias negativas, usted podría terminar vendiendo.

No hay garantías de que atenerse a un plan de inversión a largo plazo le impida tomar una mala decisión. Sin embargo, ensayar escenarios futuros puede tener un impacto notable en el comportamiento futuro.

2. Automatizar la forma de ahorrar. Aprenda las lecciones del sistema Save More Tomorrow y ahorre según reglas predeterminadas. El compromiso con el ahorro regular elimina el efecto emocional de los movimientos del mercado de sus decisiones de inversión. Reducirá su aversión a las pérdidas. Si el mercado cae bruscamente, usted comprará más a niveles más bajos. Si sube, sus activos existentes se habrán beneficiado.

Al aceptar aumentar la contribución a sus ahorros cada vez que suba su salario, usted nunca experimentará una pérdida en su salario neto a través de su ahorro para la pensión.

3. Ajustar las cartera. Se trata de una regla de decisión simple y eficaz. Un enfoque estructurado y coherente para reequilibrar una cartera hasta sus ponderaciones objetivas elimina la necesidad de un análisis humano. Anula el ruido del mercado (de hecho, el  ajuste puede convertirse en una fuente de beneficios cuando el ruido reduce temporalmente los precios más allá del valor razonable). Garantiza que su cartera no se aleje demasiado de la asignación deseada. Usted venderá consistentemente los activos que han tenido un mejor comportamiento y reinvertirá en aquellos que han quedado rezagados.

4. No vigilar la evolución de la cartera frecuentemente. Cuanto más a menudo  lo hacemos, más nos convertimos en inversores a corto plazo. Esto nos puede hacer demasiado reacios al riesgo.

Hoy en día, los inversores disfrutan de una mayor transparencia y control sobre sus carteras, lo que implica muchas ventajas. Desafortunadamente, también puede traer consigo una serie de problemas de comportamiento para el inversor a largo plazo. Ver nuestras carteras a diario crea la necesidad de operar, a menudo en los peores momentos posibles.

Los inversores deben centrarse en establecer un plan de inversión razonable. Una vez que el plan esté sobre la mesa, deberíamos intentar restringir nuestro análisis a una frecuencia apropiada. Una vez al mes, una vez al trimestre o incluso una vez al año suele ser suficiente.

Hay una serie de medidas pequeñas que los inversores pueden aplicarse a ellos mismos. Por ejemplo, establecer una contraseña para su cuenta de inversión que sea difícil de recordar. O almacenarla en algún lugar donde se necesite un poco de esfuerzo para recuperarla. Al complicar lo que tenemos que hacer, podemos cambiar nuestro comportamiento.

5. No tomar decisiones emocionales. La forma en que nos "sentimos" en un momento dado puede influir en la forma en que percibimos los riesgos y evaluamos las oportunidades. Tomar una decisión de inversión en un estado emocional - excitación o miedo - está lleno de problemas. Si la emoción está abrumando su pensamiento, posponga la decisión. Si la idea es buena hoy, es probable que lo sea mañana.

6. ¡No operar! Hacer del “no hacer nada” algo habitual. Cuanto más nos bombardean con noticias, información y opiniones, mayor es la tentación de reaccionar al respecto. Esto puede dar lugar a costosas operaciones y a que las inversiones se vean influenciadas por las últimas tendencias o modas. Por varias razones, no hacer nada es la decisión más difícil de tomar para un inversor. Pero a menudo es la correcta.

Para ser claros, "no hacer nada" no significa estar en liquidez. No 'hacer nada' significa no hacer nada que lo aleje de su plan de inversión a largo plazo.