Cómo rentabilizar la mayor necesidad de protección que existe en el mundo

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Sermococo86, Flickr, Creative Commons

La digitalización y libre circulación de capitales, bienes y personas está marcando las necesidades en seguridad global. Cada semana, las grandes organizaciones de EE. UU., China e India invierten un millón de dólares en proteger información confidencial en sus filiales extranjeras. Sólo en Reino Unido, el ciber-crimen costó a las empresas 25.983 millones de euros en 2011. La industria de seguridad física es un mercado de 400.000 millones de dólares que, según Yves Kramer, gestor del Pictet Security, se ha convertido en una prioridad para los países a la hora de asegurar las infraestructuras críticas, la integridad de los ciudadanos y la capacidad de las empresas para alcanzar objetivos.

De hecho, Kramer cree previsible una regulación más estricta de sistemas y seguridad en la red, una atractiva tendencia a largo plazo, con fuertes fundamentales y buena diversificación. “El desarrollo de infraestructuras de seguridad relacionadas con procesos de urbanización es un catalizador. Para 2030, el 60% de la población mundial residirá en zonas urbanas, frente al 48% de 2006. Hay que aumentar la inversión en carreteras, estaciones de tren y metro, aeropuertos, puertos, centrales nucleares y presas hidroeléctricas con la correspondiente seguridad en sistemas de vídeo, biometría y tecnologías de detección”, afirma el experto.

A su juicio, la economía mundial es cada vez más dependiente de la tecnología y sistemas informáticos fiables, que representan una ventaja competitiva. “Hay que tener en cuenta que los cíberdelincuentes son cada vez más hábiles y su universo potencial se ha ampliado. Además, al incrementarse la movilidad de los trabajadores hay que asegurar los datos, otro de los otros factores que explican por qué las empresas invierten el 12% de su presupuesto de tecnologías de la información en seguridad, frente a sólo el 2% de principios del año 2000”. Por lo pronto, el sector de seguridad informática en EE. UU. sólo experimentará recortes presupuestarios en torno al 1,2%, mientras que algunas partidas podrían aumentar.

Al mismo tiempo, Kramer entiende que la analítica de vídeo se ha convertido en elemento clave para controlar una cantidad cada vez mayor de canales de vídeo-vigilancia. “Para 2018, el mercado potencial en vigilancia urbana en aeropuertos se estima en 1.600 millones de dólares; en transporte, 2.000 millones, y en vigilancia privada, 2.300 millones. Las redes IP desempeñarán un papel esencial, facilitando la integración de datos a gran escala”, asegura el gestor.

¿Existe alguna manera de sacar partido a esta tendencia en el mercado de renta variable?

Kramer cree que sí. Se trataría de apostar por acciones orientadas al mercado doméstico de EE. UU. y empresas de servicios de seguridad, con fuerte posicionamiento estructural, capacidad para ampliar márgenes y tener suficiente efectivo, “aunque hemos incrementado el riesgo de la cartera y la exposición a Europa”. Según reconoce el gestor de Pictet AM, “nuestra asignación actual a servicios relacionados con seguridad es del 40%; a seguridad física, del 30%, y a productos de seguridad informática, del 29%”. Pero… ¿cuáles serían las apuestas concretas?

El experto afirma que recientemente se han comportado especialmente bien compañías como Symantec, gracias al impacto positivo que ha tenido el relevo anunciado de su consejero delegado; TRW Automotive, favorecida por el aumento del apetito por el riesgo, y Gemalto y Aruba Networks, que han presentado buenos resultados trimestrales. Además de Symantec, el gestor reconoce haber elevado su exposición a empresas con productos relacionados con seguridad como Autoliv, TRW Automotive, Assa Abloy y F5 Networks. Por el contrario, desvela haber recortado presencia en la empresa de procesamiento de pagos Global Payment y eliminado Neógeno, debido a valoración ajustada y perspectiva negativa.

Desde su lanzamiento en noviembre de 2006, la rentabilidad del fondo se sitúa en el 5,2%, frente al 0,7% del índice MSCI World. El fondo mantiene actualmente unas 65 posiciones a nivel global, con énfasis en aquellas compañías de pequeña y mediana capitalización, especialmente de Estados Unidos.