Cómo interpretar el mensaje de la Fed: primeras reacciones de las gestoras internacionales

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“No estamos pensando en subir tipos. No estamos siquiera pensando en subir tipos”. El mensaje Jerome Powell durante la última reunión de la Reserva Federal no puede ser más claro: la política monetaria en Estados Unidos permanecerá muy acomodaticia durante bastante tiempo. Y así se traduce también en el famoso dot plot (gráfico de puntos), que muestra que ningún miembro de la Fed votaría por una subida de los tipos de interés hasta 2022.

La cita del miércoles fue una de poca acción pero importante en cuanto a la señal de apoyo que se da a los mercados. “Buscábamos garantías de la voluntad de continuar brindando un apoyo extraordinario a la economía, y una idea de cuánto tiempo se mantendrán las tasas en el rango objetivo del 0-0.25%. Y eso es lo que recibimos”, resume Jim Leaviss, director de inversiones del equipo de renta fija de M&G.

Para Rick Rieder, director de inversiones de renta fija global en BlackRock, el cambio más notable del discurso del Powell fue la inclusión de la declaración de que "en los próximos meses la Reserva Federal aumentará sus tenencias del Tesoro y valores respaldados por hipotecas residenciales y comerciales de agencias al menos al ritmo actual para mantener un buen funcionamiento del mercado, fomentando así la transmisión efectiva de la política monetaria a condiciones financieras más amplias". Y Rieder hace énfasis en el matiz de “al menos al ritmo actual”.

La reacción del mercado ha sido prácticamente nula. Donde más podríamos detectar el impacto es en la divisa. “Clavad la estaca en la tendencia alcista del dólar norteamericano porque está acabada”, sentencia Jack McIntyre, gestor de Brandywine Global, filial de Legg Mason. En su opinión, la gran lectura de la cita de junio es que el dólar no tendrá apoyo alguno durante los próximos años, como mínimo, dado que el lema de que los tipos permanecerán bajos durante más tiempo está consolidado en el psique de la Fed. “Ha llegado el momento de que los activos que no denominados en dólar americano se pongan al día con el poderoso repunte del mercado de activos de Estados Unidos”, afirma.

La Fed también actualizó sus previsiones macroeconómicas. Prevén que la economía estadounidense se contraiga un 6,5% en 2020, que se seguirá de un rebote del 5% en 2021 y del 3,5% en 2022. La inflación, eso sí, permanecerá tibia, por debajo de su objetivo hasta finales de 2022. Es, según intepreta Charles Diebel, responsable de renta fija de Mediolanum International Funds, una evaluación del riesgo y la situación de la economía moderada. " Y ciertamente, no pareció implicar que verían una recuperación en forma de V, aunque esperan una mejora material de los actuales niveles en la segunda mitad".

En cuanto al desempleo, un punto de especial interés para los mercados, estiman que cerrará el año en el 9,3% para ir reduciéndose al 5,5% a finales de 2022. Y aquí hay un aspecto interesante a analizar, en opinión de Anna Stupnytska, responsable del área de Macroeconomía Global y Estrategia de Inversión de Fidelity: que la tasa de desempleo a largo plazo se mantenga en el 4,1%, sugiere que no se prevén daños permanentes en el mercado laboral, al menos en estos momentos. Dicho lo cual, en el corto plazo es una visión bastante gris del empleo. Y como bien señala Sebastien Galy, responsable de estrategia macroeconómica en Nordea AM, la Gran Crisis Financiera mostró que el mercado laboral puede mejorar más lento de lo que la Fed sugiere.

Como hemos comentado antes, esta reunión es interesante más por los detalles que por las grandes cifras. Por ejemplo, Philippe Waechter, jefe de investigación económica de Ostrum AM (Natixis IM), invita a desgranar las previsiones de desempleo: “La diferencia en los pronósticos entre los miembros del FOMC es increíble. No hay unanimidad aquí. En 2021, el PIB podría contraerse un -1% según un miembro o crecer un 7% según otro. La tasa de desempleo podría evolucionar hacia el 4,5% o el 12%. El modelo de recuperación no es claramente uniforme en la Reserva Federal”. Por eso vaticina la lectura de las actas valdrá la pena tanto por la justificación de las diferentes previsiones como por la justificación de unas tasas estables para el 2022 si el crecimiento empieza a recuperarse.

Los datos laborales serán un indicador a vigilar. El propio Powell insistió en su discurso que mantendrán la puerta abierta a más estímulos si fuese necesario. Para Christian Scherrmann, economista especializado en EE.UU. de DWS, la Reserva Federal está a medio camino de pasar del modo de crisis al apoyo de una recuperación incipiente. “Sin embargo, las incertidumbres siguen siendo altas y las perspectivas sugieren un largo y pedregoso camino por delante”. Esto lo ve reflejado en el hecho de que la orientación sobre el ritmo de la compra de QE se ha reducido al ritmo actual en lugar de estar limitada por un programa mensual.

¿Y cuáles podrían ser esos nuevos estímulos? Tanto Scherrmann como Stupnytska como Leaviss esperan que la Fed ponga en marcha algún tipo de control de la curva de tipos. Ya se hizo alguna mención a ello durante la reunión. Además, la experta de Fidelity introduzca un marco de forward guidance (las declaraciones sobre la evolución futura de la política monetaria) basado en los resultados en su reunión de septiembre.

Galy también nota que Powell busca apoyo del gobierno estadounidense. “Sospechamos que quieren ver que la Casa Blanca apruebe otro paquete fiscal, ya que las tasas negativas y el control del rendimiento ayudarían significativamente a la emisión y la narrativa del presidente”, analiza el experto de Nordea AM. Desde BlackRock opinan en similar línea. “Está claro que el presidente de la Fed cree que un mayor grado de ayuda de las autoridades fiscales ayudaría mucho a la economía, y que la política monetaria por sí sola no es suficiente”, afirma Rieder.