Cómo encontrar oportunidades en renta fija más allá de los activos tradicionales

transparenciadegustavoboaventura
Gustavo Boaventura, Flicker Creative Commons

La incansable búsqueda de rentabilidad, patrocinada por las inyecciones de liquidez de los bancos centrales, ha agotado para muchos inversores las buenas oportunidades dentro de los activos tradicionales de renta fija (treasuries, deuda corporativa con grado de inversión), y parece que esta tendencia se prolongará durante los próximos años. Por ello, desde Brandywine, filial de Legg Mason Global AM, proponen en su último informe un estudio de las oportunidades que pueden ofrecer otros sectores más alternativos dentro del universo de la renta fija. 

En concreto, se centran en tres clases de activo: high yield global multi divisa y préstamos bancarios, productos estructurados y deuda emergente tanto en divisa fuerte como en divisa local. No obstante, los analistas de la firma aclaran que “mientras que cada uno de estos activos representa el potencial de oportunidades únicas en un acercamiento alternativo al crédito, se debe examinar de cerca los riesgos asociados a cada uno”. 

Del high yield y los préstamos bancarios destacan que son “activos de corta duración por naturaleza”, puesto que sus vencimiento se sitúan en una media de entre 3 y 7 años, con diferentes grados de riesgo de quiebra. Otra de las ventajas de este tipo de activo es que la duración media de su ciclo es superior a más de la mitad de lo ciclos económicos documentados desde 1948 (53 meses frente a la media de 49). En particular, el ciclo actual se ha beneficiado enormemente de la “barra libre” de los bancos centrales, “lo que ha mantenido la cobertura global más elevada de lo normal y eliminado el riesgo de quiebra en el corto plazo al hacer a un lado el muro de los vencimientos para muchos emisores apalancados”, explican desde Brandywine.  

Desde la firma matizan que estas mejoras de los fundamentales han venido acompañadas del regreso del sentimiento de los inversores –que observan más pronunciado en el mercado de préstamos-, por primera vez desde 2006/2007, coincidiendo con el estallido de la crisis subprime. Claro está que entonces muchos inversores sufrieron cuando los emisores se declararon en quiebra, de ahí la necesidad de identificar “emisores con niveles de efectivo en caja estables y estructura de capital cotizando a rentabilidades atractivas” para no cometer dos veces el mismo error. 

Más controvertido es el uso de los productos estructurados, que también tuvieron su cuota de participación en la gestación de la crisis financiera. Desde la gestora hacen hincapié en que el inversor debe fijarse en el universo global, no sólo en los emitidos en Estados Unidos y entre ellos se deben incluir los que no tienen el respaldo de una agencia y las titulizaciones. También destacan que hoy en día este tipo de productos siguen sin haber recuperado el favor de las agencias de rating, que siguen degradando sus calificaciones. No obstante, aclaran que “para los inversores que pueden mirar más allá de los ratings, las rentabilidades son más elevadas que las del mercado de high yield y préstamos bancarios, con un margen de seguridad más elevado”. De hecho, los expertos de la filial de Legg Mason consideran que las oportunidades que brindan este tipo de activos también superan a las del mercado de high yield estadounidense. “Pasar por alto este mercado podría significar pasar por alto oportunidades de retornos significativos”, concluyen. 

La tercera recomendación se centra en la deuda emergente y es posiblemente la más entusiasta que hacen los expertos de Brandywine, pues afirman de esta clase de activos que “quizás sea una de las oportunidades más interesantes, aunque volátiles, disponibles en el universo high yield”. Destacan que los retornos sobre capital y activos de los mercados emergentes han convergido rápidamente con los de mercados desarrollados, mientras que la deuda de los sectores no financieros se ha incrementado hasta alcanzar niveles asociados a mercados desarrollados más estables. 

Dentro de la deuda emitida en una divisa fuerte (dólar, euro), los analistas consideran que las valoraciones ahora están más elevadas que las de empresas de alta calidad. “Si se considera esa misma inversión en divisa local –especialmente entre aquellos países donde se ha incrementado el apalancamiento del sector privado y han experimentado agitación política- creemos que los retornos totales parecen todavía más convincentes, pero ciertamente con volatilidad”, explican.