¿Cómo afronta Pimco la crisis de la deuda europea?

Emanuele Ravano, director general de la oficina de Pimco en Londres, explicaba esta semana en una presentación realizada en Madrid el panorama al que se enfrentan los mercados. “La economía estadounidense se ahoga ante la falta de ayuda política dentro de un año electoral con asuntos complicados; Europa es incapaz de descubrir soluciones necesarias y suficientes, lo que deja abiertos diversos escenarios, y mientras los políticos de los mercados emergentes, preocupados más por la inflación que por el crecimiento, tienen una agenda muy diferente a la de los países desarrollados”. Los inversores se encuentran en un terreno de juego en el que los políticos tienen demasiados frentes abiertos que condicionan el futuro a corto plazo de los mercados.

A pesar de esta situación, Ravano destaca una serie de puntos en la estrategia centra del gigante de la gestión estadounidense. Ante las incertidumbres, apuesta por una mayor disciplina en la construcción de las carteras, como mejor alternativa para posicionarse frente a la crisis. También considera que es necesario aumentar los niveles de liquidez en las carteras. La gestora también ve atractivo en aumentar la duración en bonos de países como Australia, México, Alemania y, en algunos casos, el Tesoro de EEUU. En el momento actual, también reducen ligeramente el riesgo divisa. Y en caso de que la situación se deteriore, aconseja reducir el riesgo de crédito para evitar algún agujero negro. Además, como ya se vio en 2008, es importante aceptar algún riesgo de caída en los precios por la valoración diaria que tienen los fondos de inversión pero con precaución, ya que considera que es importante estar bien posicionado ante posibles eventos extremos del mercado.

Crisis de la deuda europea
Para Myles Bradshaw, gestor de Pimco, debajo del problema de la crisis de la deuda europea se agrupan crisis bien diferentes. En su opinión, la crisis de 2008 y 2009 golpeó de forma estructural a la cuentas públicas de los países industrializados. Pero el origen en los distintos países es bien diferente. “En Grecia se debió a una mala gestión de un sector público anticuado; en España e Irlanda, a la crisis bancaria y al boom inmobiliario, en Portugal e Italia, a un crecimiento agómico”, explica Bradshaw. La unión monetario llevó a una mala asignación de los capitales y a desequilibrios externos. “La única manera de equilibrar estos déficits externos era por devaluaciones internas y recesión”, explica. Ahora el reto a corto plazo es estabilizar el déficit para intentar después reducirlo. En su opinión, Grecia, Irlanda y Portugal se enfrentarán a una probable reestructuración de la deuda, mientras que España e Italia podrán ser solventes si logran superar la actual crisis de liquidez que sufren.

Para Bradshaw, es necesaria una integración fiscal de los distintos países. Los modelos pueden ser diferentes: los eurobonos, que cubran entre un 40% y un 60% de la deuda de los gobiernos; convertir el Fondo de Estabilidad Financiera (EFSF) en un banco, o convertir el EFSF en un euro TARP como el estadounidense para recapitalizar los bancos. Pero considera que el BCE puede hacer de puente para alcanzar esta armonización fiscal. Porque si no se consigue, se puede producir una fragmentación de la unión monetaria en Europa o, incluso, arrastrar al default a Italia o España.