¿Cómo afectarán a las economías latinoamericanas los cambios en las tendencias de importación de China?

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Steve Webel, Flickr, Creative Commons

Tras erigirse como el motor del crecimiento mundial durante años, la economía china atraviesa un periodo de transformación que ha provocado una inevitable desaceleración del crecimiento: entre el primer trimestre de 2010 y el cuarto de 2014, el PIB chino pasó de crecer a un ritmo del 12% interanual a hacerlo a un 7,3% y, según algunas previsiones, podrían llegar a caer por debajo del 5% este año.

Aunque parece que esta desaceleración responde a un plan deliberado de las autoridades chinas, que desean reemplazar el actual modelo económico, basado en la inversión y en la producción intensiva en materias primas, por otro basado en el consumo interno y los servicios, las consecuencias de este cambio son profundas para los socios comerciales del país asiático.

Como explica Magdalena Foster, del departamento de análisis de Deutsche Bank (DB Research), en un reciente informe, “los países latinoamericanos se cuentan entre los principales proveedores de materias primas de China y el gigante asiático se ha convertido, a su vez, en uno de los mercados clave para estas economías”. Lo demuestra el hecho de que las exportaciones latinoamericanas a China –el principal consumidor del mundo de mineral de hierro, cobre y soja– prácticamente se han multiplicado por diez en la última década, pasando de representar 11.000 millones de dólares en 2003 a casi 106.000 millones en 2013.

Aunque, en conjunto, China representa el segundo destino de exportación para los productos latinoamericanos (siendo el primero Estados Unidos y el tercero, la Unión Europea), la región presenta diferencias. “Venezuela, Cuba, Perú, Brasil, Uruguay y Chile venden entre el 15% y el 25% de sus exportaciones a China, por encima de la media regional del 10%”, apunta Foster. De hecho, para tres de esos países –Chile, Uruguay y Brasil– el país asiático es su principal socio comercial a nivel mundial. “Aunque, en el caso de Cuba y de Brasil, el peso de las exportaciones es relativamente bajo en relación con el PIB, en las otras cuatro economías es mucho más relevante y, por lo tanto, estas economías resultan más vulnerables a un frenazo de la demanda china”, añade la experta.

Según los datos del informe, Chile y Venezuela son los países más expuestos a la desaceleración china porque gran parte de su economía depende de las exportaciones de materias primas (cobre y petróleo, respectivamente) al país asiático. Por otro lado, Uruguay y Argentina podrían verse beneficiados por el incremento de la demanda de soja y carne. En un punto intermedio se encontrarían Brasil y Perú, que exportan tanto minerales (cobre y mineral de hierro) como alimentos (soja y pescado). Cuba, por su parte, mantiene un contrato con China para exportación anual de 400.000 toneladas de azúcar, un factor que podría contribuir a estabilizar los futuros flujos comerciales.

Exposición de los países latinoamericanos a una desaceleración de la demanda china