Claves y consecuencias de que la Fed compre deuda corporativa

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Medidas sin precedentes para una crisis sin precedentes. Quienes pensaran hace tres meses que los bancos centrales se habían quedado sin herramientas para actuar han tenido un duro despertar. En un nuevo movimiento sorpresa, la Reserva Federal anunció el pasado jueves que daría apoyo monetario al mercado de emisiones de deuda corporativa high yield, incluso de comprar ETF de este segmento. En opinión de Oliver Blackbourn, gestor del equipo Multiactivo de Janus Henderson Investors, marca un nuevo referente en cuanto al nivel de riesgo que la Fed está dispuesta a asumir. Para gestores como Paul Benson, jefe de Renta Fija Efficient Beta en Mellon (parte de BNY Mellon IM), es una clara señal de que la Fed hará lo que haga falta para estabilizar el mercado.

La decisión de entrar en el espacio del high yield llega semanas después de que diese el primer paso en el espacio corporativo. El pasado 23 de marzo abrió la veda a comprar emisiones de crédito, pero hasta el momento se limitaba a bonos con grado de inversión. Y es que el punto clave de esta medida es que las compras están limitadas a emisiones high yield, pero que tenían un rating de grado de inversión antes del 22 de marzo. Esto es, una protección a los ángeles caídos, empresas cuyo rating cae un escalón, pero pasan a ser los llamados bonos basura. Según interpreta Benson, a la entidad monetaria le preocupa la capacidad de los emisores para financiarse durante los próximos meses a medida que sus beneficios caen por el Covid-19.

El plan de liquidez, el Primary and Secondary Market Corporate Credit Facilities (P/SMCCF), supone una inyección de 500.000 millones y 250.000 millones de dólares respectivamente. El programa durará hasta el 30 de septiembre, pero se puede extender. Los fondos se pueden utilizar para comprar principalmente deuda estadounidense, excluyendo a los bancos, y en la parte frontal de la curva (con límite de emisiones a 4 años para el mercado primario y de 5 para el secundario). Es, en palabras de Clint Comeaux, gestor de fondos de Muzinich & Co., más un tapón que un factor que pueda revertir la tendencia negativa. “Su propósito es construir la base para la financiación de bonos”, explica.

Y la entrada de la Fed es más teórica que práctica. Como bien señala Ignacio Díez, gestor de renta fija de Credit Suisse Gestión, la Fed no podrá apalancarse en compra de high yield tanto como con deuda corporativa con grado de inversión. “Por cada dólar que el Tesoro de los EE.UU. haya invertido en el vehículo comprará 10 dólares en deuda corporativa con grado de inversión y 7 dólares en caso de que la compra vaya destinada a un emisor high yield”, recuerda.

La interpretación

Este es el mensaje con el que hay que quedarse. No es una compra indiscriminada, sino un apoyo a los ángeles caídos tras una crisis exógena. David Oliphant, director ejecutivo de inversiones en renta fija en Columbia Threadneedle, se llevaría tres lecturas del mensaje de la Reserva Federal:

  • Su rango: Está dirigida a la parte corta de la curva, la que más se estaba resintiendo de la iliquidez y es estrés.
  • La escala: Es una compra significativa en tamaño.
  • El tiempo de respuesta: Rápido.

Kevin Thozet, miembro del comité estratégico de inversión de Carmignac, señala dos matices imprescindibles. Primero, que esto es una línea temporal de apoyo a los mercados de crédito. “La lógica de la Fed detrás de su programa es, ante todo, rescatar a las empresas y no apoyar el crecimiento per se”, insiste. Esto queda notablemente ilustrado por la estructura del programa, centrando dos tercios de las compras de bonos en el mercado primario y en un tercio de las compras de bonos para el mercado secundario (esto se compara con el BCE que en realidad compra el 20% en los mercados primarios y 80% de mercados secundarios dentro del alcance de la CSPP). Del mismo modo, el programa está previsto que dure un período de tiempo relativamente corto (hasta finales de septiembre).

Segundo, que los bancos centrales están completamente comprometido. "De hecho, tales decisiones parecen haber sorprendido en gran medida a los mercados (como lo ilustra la fuerte acción de los precios en los mercados de crédito después del anuncio, con los spreads de alto rendimiento disfrutando de uno de sus mejores días en veinte o más años)”, interpreta Thozet.

El impacto, en cifras

El volumen de ángeles caídos, según calculan en Pictet, puede sumar 496.000 millones de dólares, un 7,4% del índice grado de inversión ICE BofAML US IG (el máximo en 2008 fue 6,8%) y 74.000 millones de euros, el 3% del ICE BofAML euro IG. “El porcentaje de ángeles caídos en el índice de deuda de alta rentabilidad de EEUU puede llegar a suponer 40% del mismo en comparación con 30% durante crisis económicas pasadas”, afirman.

Pero hay que tener en cuenta que la medida no frenará la ola de impagos que subirá en el espacio del high yield que varios gestores, como Invesco, coinciden en señalar. Y tampoco implica que la Fed esté comprando emisiones de negocios de mala calidad crediticia. “Alcanza a Ford Motor Co. pero no a Occidental Petroleum Corp”, apuntan desde Pictet. En cuanto a las compras de ETF, es también una medida estabilizadora ya que no puede adquirir aquellas que coticen con una prima frente a su NAV y está limitado a un 20% del ETF. Así que con todo, según estimaciones de Comeaux, la Fed solo podrá comprar un 1% del mercado de high yield estadounidense teniendo en cuenta el tamaño de los ETF elegibles.