Claves para entender el plan Next Generation, el pilar de la recuperación económica de Europa

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Waldemar Brandt on Unsplash

Hace menos de un mes la Comisión Europea aprobó un ambicioso de plan de recuperación económica al que puso por nombre Next Generation. La dotación del mismo abarca nada menos que 750.000 millones de euros, un 5,4% del PIB de la UE, y presenta como principal particularidad que gran parte de ese monto, 500.000 millones, serán transferencias a los países miembros, no préstamos, con el objetivo de relanzar las economías que más perjudicadas se han visto tras la crisis del coronavirus.

Florence Pisani, directora de investigación económica de Candriam, ha explicado esta semana en una rueda de prensa las características clave en las que se apoya este plan que deberá ser aprobado por todos los países de la Unión Europea antes de su puesta en marcha. De ahí que se espere que el plan no impacte en una recuperación en el PIB de este 2020 ya que, como explica Pisani “el proceso europeo de adopción de decisiones es demasiado largo para esperar que este programa preste apoyo a la actividad en 2020”. De hecho, tal como se ve en este calendario no se espera que la implementación del plan comience antes de enero de 2021, como pronto.  “Algunas discusiones espinosas son inevitables, aunque los cuatro frugales (Austria, Dinamarca, Holanda y Suecia) no hayan rechazado el plan directamente (…). Parece que los líderes europeos se van a tomar su tiempo”, afirma Gilles Moëc, economista jefe en AXA Investment Managers.

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En todo caso, este plan de la Unión Europeo, el primero que implica un avance hacia una redistribución fiscal, tiene la particularidad de que resulta bastante equitativo ya que como explica Pisani “los países que se verán más beneficiados son España e Italia en términos de dinero , mientras que en porcentaje sobre el PIB los más beneficiados serán los países de Europa del Este. Es decir, irá a países que más han sufrido esta crisis”.

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La gran duda está ahora en si este plan de la Unión Europea será suficiente como para relanzar la economía europea para la que desde Candriam pronostican una caída media del 8%  y sobre todo el sentimiento inversor. Y ahí Pisani muestra sus dudas. “Incluso si este proyecto que requiere la aprobación de los 27 Estados Miembros es aceptado, será necesario ir aún más lejos si se pretende evitar que los mercados no se cuestionen periódicamente la sostenibilidad de la deuda pública italiana y no acaben por poner en duda la integridad de la zona euro”.

Una idea que también defiende Möec: “ No creemos que por sí solo pueda proporcionar suficiente apoyo para absorber rápidamente la pérdida de PIB de 2020.  Los presupuestos nacionales seguirán siendo cruciales, lo que significa que el BCE tendrá que continuar durante mucho tiempo para garantizar su sostenibilidad financiera, aunque esta nueva capacidad "federal" pueda ser complementaria”, afirma este economista.