Cinco razones para ser optimistas con acciones rusas en 2019

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Cedida por Pictet AM

TRIBUNA de Hugo Bain, gestor de Pictet Russian Equities. Comentario patrocinado por Pictet AM.

Las acciones rusas superan a los emergentes en 2018. Puede repetirse en 2019.

El mercado de acciones ruso se ha llegado a ver conmocionado por la magnitud de las sanciones de EE.UU. A corto plazo consideramos que estas sanciones han alcanzado techo, aunque esperamos que la prima de riesgo siga alta., aunque el efecto a largo plazo en su economía es menor.  En realidad la prima de riesgo es la propia Rusia, como suele ser. Sin embargo las empresas rusas cuentan con abundante efectivo y considerable rentabilidad por dividendo y están baratas.

El conjunto vemos cinco razones para ser optimistas con las acciones rusas en 2019.

En primer lugar la amenaza de sanciones a Rusia no es tan mala como muchos piensan. Desde hace tiempo argumentamos que es muy difícil sancionar efectivamente a Rusia. Aunque las sanciones pueden tener impacto en los activos rusos en realidad tienden a hacer más daño a los inversores occidentales que a los rusos, los cuales tienen relativamente poca exposición a su mercado nacional. Para que las sanciones realmente tengan efecto en la economía rusa Occidente tendría que restringir las exportaciones de hidrocarburos, lo que es muy improbable, dado el grado de dependencia de Europa del petróleo y gas rusos. Curiosamente, la eliminación completa de sanciones traería mayor dolor de cabeza para las instituciones rusas. Hay que tener en cuenta que, paradójicamente, las sanciones han ayudado a mantener el rublo débil y con ello el presupuesto del gobierno en superávit, pues sus gastos se producen en una moneda local deprimida y los ingresos en moneda dura. Una flexibilización de las sanciones puede dar lugar a una apreciación significativa del rublo, contraria a lo que los responsables políticos rusos quieren.

Además, hay algunas buenas noticias geopolíticas. Hasta hace poco esperábamos una escalada significativa de tensiones en la ciudad Siria de Idlib, donde Rusia está altamente involucrada en ayudar al régimen de Assad a desalojar los rebeldes islamistas.  Sin embargo hay esperanza en un acuerdo entre Rusia y Turquía que evite una ofensiva militar, incluso si el acuerdo es temporal.  Por supuesto, hay otros riesgos, en particular que el Reino Unido imponga nuevas sanciones a personas y empresas vinculadas con Rusia en respuesta a la intoxicación con Skirpal y de EEUU si hay evidencia de interferencia rusa en las elecciones de 2018.  Los conflictos con Ucrania también han aumentado levemente, aunque estamos convencidos de que no tiene impacto en los fundamentales económicos o empresariales. Además, Rusia prevé continuar con su participación en el cártel de la OPEP, lo que debe estabilizar los precios del petróleo este año.

A ello se añade el favorable panorama económico interno, favorecido por políticas fiscales y monetarias excepcionalmente prudentes, pues tanto el Ministerio de finanzas como el banco central del país han seguido políticas sensatas los últimos años. Es probable su banco central continúe con la flexibilización monetaria a medio plazo mientras la inflación se acerca al objetivo y la relación deuda-PIB es baja, con superávit fiscal, en parte gracias a las sanciones. Es muy difícil encontrar un economista en desacuerdo con la política monetaria y fiscal rusa. El éxito se ha puesto de manifiesto al desvincular el rublo de los precios del petróleo -no cayó con éste desde octubre 2018-, generando acumulación de reservas de divisas extranjeras. De manera que los exportadores rusos están en un punto dulce de generación de flujo libre de caja, beneficiándose del rublo débil y precios relativamente favorables de las materias primas.

Además el mercado de acciones de Rusia muestra rentabilidad por dividendos del 7%, en comparación con 3% de los mercados emergentes en conjunto, una prima históricamente alta. De hecho los programas de inversión en capital fijo, de nuevo en gran parte debido a las sanciones, se han limitado, mientras las políticas de distribución de dividendos siguen muy favorables para los accionistas minoritarios.  Los exportadores rusos, con los precios del petróleo por encima de 60 dólares/barril y altos precios de otras materias primas, generan extraordinarios niveles de flujo libre de caja.  Cuenta con grandes empresas con fundamentales sólidos que cotizan a valoraciones de estrés y no es inusual que muestren rentabilidades por dividendo de doble dígito. También hay que tener en cuenta que todos los segmentos del mercado ruso están baratos. Las acciones rusas, aunque cotizan a niveles de estrés y que la mayoría de empresas rusas que identificamos tiene balances sólidos, continúan pesando poco en las carteras.

Finalmente, no necesitamos buenas noticias, sólo menos malas noticias. Aunque es una previsión, en 2019 puede haber menos titulares negativos sobre Rusia, permitiendo a los inversores centrarse en los atractivos fundamentales del país. Cuando suceda la revaluación al alza será inevitable.