Cinco preguntas y respuestas sobre la inversión en factores

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Zbysiu Rodak on Unsplash

“Cada vez hay más herramientas disponibles para invertir en gestión pasiva, pero pueden crear el riesgo de que el inversor se exponga demasiado a una sola fuente de riesgo. La inversión por factores ayuda a separar los riesgos que no quieren los inversores en cartera”, afirma Pawel Janus, responsable de Passive & ETF Investment Analytics en UBS AM.

El experto ha estado recientemente de visita en Madrid para explicar la filosofía de la firma respecto a la inversión factorial con ETF, tratando de dar respuesta a algunas de las preguntas que le plantean los clientes con mayor frecuencia.  

¿Qué tamaño tiene este mercado?

El mercado destaca la importancia creciente de este segmento en los últimos diez años: en 2004 se empezó a hablar del value y el growth como estilos de inversión, pero no es hasta 2008 cuando empiezan a observarse la aparición de ETF de renta variable smart beta, en una proporción diminuta respecto a los ETF de renta variable con criterios de capitalización (que sumaban un patrimonio 535.700 millones de dólares en aquel momento).

Según datos de febrero de 2018, los ETF factoriales y de smart beta suman un patrimonio de 670.000 millones de dólares, frente a los 3 billones de los ETF basados en criterios de capitalización. Esto supone, según cálculos aportados por el experto, que los ETF factoriales han registrado una tasa de crecimiento anual compuesto del 30% a diez años, frente al 19% que han crecido los ETF tradicionales en el mismo tiempo.

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Janus explica que “la mayor parte del dinero se ha dirigido a factores individuales”, en vez de a productos multifactor. En este sentido, una de las estrategias con mayor demanda ha sido la de ETF que ofrecen exposición al factor momento, que acaparan el 27% del patrimonio total en esta clase de instrumentos. Les siguen el factor value y el factor growth, con un 18% y un 15% del patrimonio, respectivamente.

¿Es complicado invertir con factores?

Según Janus, los factores ofrecen a los inversores lo mejor de la gestión activa, basada en el alfa, y lo mejor de la gestión pasiva, que apuesta por la beta del mercado. Si la primera depende de las habilidades del gestor, con fondos que tienen una capacidad limitada y, según el experto, que ofrecen “menos transparencia y mayores costes”, las estrategias basadas en beta ofrecen más transparencia, eficiencia de coste, alta capacidad y un enfoque basado en normas. El resultado de la fusión de ambas es un enfoque que ofrece una exposición dedicada a los seis factores principales que distingue la firma: value, calidad, dividendo, volatilidad, momento y tamaño, discriminando entre los valores con mejor y peor puntuación de cada índice.

“Porque el mercado sea grande y esté creciendo, no es necesario que vaya a ser más complejo”, explica Janus, aunque aclara que “para los inversores menos sofisticados, en términos de implementación suelen mostrar su preferencia por las estrategias multifactor”.

¿Cumplen los factores sus objetivos?

Los inversores no deben perder la perspectiva a la hora de seleccionar un factor u otro. “Los factores proporcionan exposición a ciertas características de un valor, por eso los factores son distintos”, recuerda el responsable. Éste insiste en que “las diferencias entre factores pueden ser sustanciales, porque inciden sobre distintos parámetros de inversión”. Por ejemplo, el PER es la medida estándar que se toma como referencia para determinar si un valor reúne características value, al determinar si está infravalorado en relación con su valor intrínseco y representa así una oportunidad para el descubrimiento de precios.

De la misma manera, el factor dividendo selecciona aquellos valores que devuelven más rentas a sus accionistas en forma del pago de retribuciones o a través de programas de recompras de acciones, mientras que el factor calidad se centra en empresas con modelos de negocio y fuentes de ingreso duraderas y sostenibles a lo largo de diversos ciclos económicos. El factor volatilidad selecciona aquellas acciones cuyos precios se mantienen más estables, para reducir el nivel general de riesgo de las carteras, mientras que el factor momento va añadiendo a aquellas empresas cuya cotización presenta una tendencia alcista y el factor tamaño invierte en empresas de pequeña capitalización, pero que presentan dinámicas de rápido crecimiento de los ingresos que les permiten engordar su capitalización.

Teniendo todo esto en cuenta, Janus resume que los factores “no han sido optimizados para generar alfa, sino para proporcionar exposición a ciertas características que resulta que han sido capaces de generar un rendimiento superior”. Así, el experto sentencia que “los factores individuales pueden batir a todo el mercado”, aunque no todos y no siempre. Aporta un gráfico en el que puede observarse que el factor dividendo ha sido capaz de superar al MSCI USA en un 30% en su media de largo plazo y lo mismo ha hecho el factor calidad. Sin embargo, el gráfico también refleja que los resultados del factor value y el factor volatilidad no han sido tan efectivos.

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¿Pueden los factores superar en rentabilidad a las carteras por capitalización?

ubs_3Según datos de UBS, los factores han demostrado de forma más evidente su efectividad en el largo plazo, frente al corto plazo. Esto es especialmente evidente para los que ofrecen exposición a valures europeos: “La rentabilidad de los factores aplicados a Europa es ligeramente superior a la de EE.UU., porque este es un mercado más homogéneo y eficiente, mientras que Europa presenta más dispersión y menos eficiencia”, aclara Janus.

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¿Son todas las estrategias por factores iguales?

La respuesta corta es “no”. La respuesta larga la aporta Pawel Janus: “Todas las estrategias pueden ser muy distintas, aunque inviertan en los mismo. Lo importante es fijarse en la estructuración del índice, entender el funcionamiento del factor en distintas fases del ciclo y realizar en consecuencia una buena predicción y asignación de activos”.

Pone como ejemplo de esta dispersión al factor dividendo, después de descubrir en UBS AM que los ETF “tradicionales” con exposición a esta temática “estaban ignorando la ingeniería financiera efectuada por muchas empresas, mediante la recompra de acciones o emisión de deuda con la que financiar la recompra de acciones, hechos que no tienen nada que ver con el factor dividendo”. Según Janus, “si ignoras la recompra de acciones, corres el riesgo de ignorar oportunidades en algunos sectores” (ver gráfico).

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