Cinco gráficos para entender en qué contexto se mueve ahora el inversor

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Stéfan, Flickr, Creative Commons

El cóctel compuesto por una ralentización del crecimiento mundial, problemas geopolíticos sin resolver y la transición de una política monetaria acomodaticia a una restrictiva desencadenó la tormenta en el último trimestre de 2018. Todo parece haber quedado en el olvido con el renovado optimismo en el que se mueven los mercados en las primeras semanas de 2019. Este cambio brusco de tono merece la pregunta: ¿qué reacción era la acertada? ¿Apoya la balanza de los fundamentales estar optimistas o pesimistas? A continuación cinco gráficos para entender el contexto en el que se mueve el inversor.

1- No estamos en el 2000 ni en el 2007

Uno de los argumentos de peso para quienes vaticinaban el final del ciclo económico es la longevidad de la fase de bonanza en el ciclo actual. Pero las recesiones no siguen un calendario claro y si bien las prolongadas caídas en las bolsas durante 2018 así lo descontaban, los fundamentales simplemente no apoyan esa teoría a día de hoy. Desde Sycomore Asset Management aportan este gráfico:

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Como se aprecia, los principales indicadores de mercado no reflejan un sobrecalentamiento en el mercado. El punto más preocupante podría ser el ratio de deuda neta/ebitda de las empresas estadounidenses, pero no va acompañado ni de un ensanchamiento de los spreads grave ni actividad corporativa (M&A o salidas a bolsa) frenética. Las valoraciones tampoco son excesivas como durante la burbuja del 2000. 

2- El pesimismo es propio al de una crisis financiera

Y aun con las frías cifras sobre la mesa, el mercado ha tenido una reacción propia de anteriores crisis financieras. Tal es así que el pesimismo ha llegado a su pico más alto desde 2008 y 2011; dos periodos de importantes crisis en los mercados. 

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En renta variable europea, el dinero ha salido de manera constante desde mediados de 2018. Ha llegado a rozar los niveles de flujos negativos de periodos como 2012, en plena crisis de deuda europea. 

3- Los gestores siguen en modo defensivo

Las bolsas mundiales han escalado significativamente en apenas mes y medio, por lo que uno puede plantearse si llega demasiado tarde. Pero lo cierto es que los inversores profesionales siguen con el pie en el freno y aún tienen pólvora seca, es decir, liquidez. Este gráfico pertenece a la última encuesta a gestores de BofAML:

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La rotación hacia liquidez ha llevado a que el porcentaje neto de gestores que están sobreponderando liquidez esté en su punto más alto desde enero de 2009.  

4- El cambio de sentimiento de mercado ha sido volátil

Como repasábamos en un reciente artículo, probablemente una de las peores decisiones ante las caídas de 2018 habría sido vender. Porque la recuperación de enero ha sido significativa. En el caso del S&P 500, la subida en términos porcentuales ha sido de casi el doble que la caída de 2018; el barril de crudo Brent, la referencia en Europa, se ha revalorizado un 15%. 

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Si bien por el efecto del interés compuesto la subida tiene que ser muy superior a la caída para recuperar lo perdido, en tan solo mes y medio se ha ganado terreno importante. 

5- Motivos para ser pesimistas…y para ser optimistas

Con todo, uno puede encontrar argumentos tanto para ser negativo como positivo. Como conclusión, en una reciente visita a Madrid Ritu Vohora, directora de inversiones del equipo de renta variable de M&G, ofrecía un resumen de los principales factores que están moviendo el mercado en este momento. 

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