Carteras de inversión de las aseguradoras españolas: situación, optimización y test de estrés

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Kate Ter Haar, flickr, Creative Commons

Amundi y la Investigación Cooperativa entre Entidades Aseguradoras y Fondos de Pensiones (ICEA) han presentado el estudio Carteras de Inversión de las Aseguradoras Españolas: Situación, Optimización y Test de Estrés que realiza una radiografía sobre la cartera de inversión del sector asegurador en España en 2018; lo compara frente a sus homólogas europeas, y analiza las diferentes estrategias para adecuar la cartera al contexto actual de bajos tipos de interés.

A tenor del estudio, elaborado por ICEA y patrocinado por la gestora francesa, en 2018 el sector asegurador concentró el 82,9% de su inversión en activos conservadores (depósitos y renta fija). En concreto, el 75,3% de sus inversiones se situó en deuda pública y corporativa; representando la deuda pública un 55,1% (46,1% española y 9% extranjera) y la deuda de empresas un 20,2%. Del mismo modo, del informe también se deduce la escasa diversificación del sector, en que el 69% de la inversión se destina a títulos españoles, y la poca variación que existe se concentra en países de nuestro entorno.

Asimismo, el estudio realiza una comparativa de la estructura de la cartera de inversión del sector asegurador en nuestro país frente a las principales economías de la eurozona. En este sentido, España es el país que dedica un mayor porcentaje de su inversión a los activos conservadores; muy por delante de los tres siguientes países, Italia (75%), Bélgica (73,3%) y Francia (71,3%).

En el otro extremo, se sitúa Alemania que solo destina a este tipo de activos cinco de cada diez euros (52,5%). En lo que respecta a renta variable e instituciones de Inversión Colectiva (IIC), el sector asegurador español asigna solo el 13% de la inversión a este tipo de activos, muy por debajo de la media de la eurozona (26,7%) y solo por delante de Bélgica (12%) y Holanda (9,2%). De nuevo, el sector asegurador alemán destaca por una mayor exposición a estos activos (40,3%).

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“Estas cifras demuestran el carácter conservador y la prudencia en la gestión de las inversiones del sector asegurador español”, según el estudio. En un escenario de bajos tipos de interés prolongado como el actual, la rentabilidad de la cartera de inversión del sector asegurador ha caído un 32% entre 2012 y 2017, pasando de un 4,1% a un 2,8% en cinco años.

En este contexto, la incorporación de activos alternativos (infraestructuras, capital riesgo, renta variable euro protegida, renta variable estadounidense protegida, deuda emergente a corto plazo, renta variable "low carbon" y créditos inmobiliarios comerciales) a la cartera de inversión, frente a la inversión en exclusiva en activos tradicionales, puede aportar una serie de ventajas; como son la reducción de la volatilidad esperada para un nivel de rentabilidad dado.

La incorporación de activos alternativos en la cartera podría también generar un ahorro en el consumo de capital de entre un 2% y un 14,4%, para una cartera de una rentabilidad esperada del 3%. Además, la diversificación de las inversiones, incorporando activos alternativos, podría reducir el impacto negativo sobre la valoración de la cartera ante un escenario adverso.