Carmignac: rumores, mentiras y otras necedades

Carlos_Fernandez
Cedida

La gestora Carmignac ha sido objeto de todo tipo de rumores en los últimos meses, en general nada concreto, simplemente frases deslizadas en bodas, en comidas o cenas, o tomando una cerveza en un bar. Frases como “parece que tienen problemas”, “algún inversor internacional está sacando mucho dinero de sus fondos”, “hay problemas de auditoría”. Frases que como en el juego del teléfono estropeado se deforman, se matizan, se dejan correr por los mentideros. Y como decía Goebbels, el verdadero fundador de la comunicación de masas, “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”.

Esta sensación de desasosiego, de nausea, corre por las venas y por todos los capilares de la industria, y se inician las consultas a los “conossieurs”, los corrillos de opinión. La espiral continúa subiendo y la situación se vuelve poco a poco bochornosa; esperpéntica. Flaco favor hacen quienes inundan y transmiten esos rumores sin consideración a pruebas o a la constatación de los hechos. Flaco favor también quienes escuchan y no piden consejo a los verdaderos expertos en la industria de fondos. Flaco favor hacen a la industria los que piensan que todo es lo mismo, regulado o sin regular. Cuando se lanzan acusaciones de fraude, de manipulación de operaciones, todo tipo de calumnias sobre gestoras que están registradas en el ámbito europeo estamos traspasando una puerta que conduce a un camino sin retorno. O tal vez al jardín de los senderos que se bifurcan, y vivimos en la tentación del Borges más relativista pensando que cualquier cosa es posible, que visto lo visto, podemos dejar la realidad a un lado o desdoblarla a nuestro antojo. En manos de desaprensivos o interesados, de oportunistas y cotillas, las acusaciones son dardos envenenados con curare. En una industria que vive de la confianza, tan difícil de restaurar, no caigamos en el ridículo.

Pero no es la primera vez que vemos esto. El caso de Carmignac es especialmente irritante porque como es una gestora independiente con un equipo principalmente dedicado a la gestión y al “client servicing”, todas las labores de depositaría, valoración de los activos, “middle office” y “routing” de órdenes están externalizadas, por lo que la manipulación resulta harto difícil. Pero estuvieran o no externalizadas dichas labores, lo más importante es entender que la regulación nos da a todos un escudo de protección contra muchísimas cosas que de lo contrario requieren una investigación más pormenorizada.

Recuerdo el caso de otra compañía de éxito, también regulada y para más señas española, a la que hace unos años se le acusaba de manipular los precios de los valores pequeños en el mercado español de renta variable. Se decía que sus resultados provenían de esa manipulación, y de crear cuellos de botella en los valores. Se decía que actuaban de manera cuando menos ilícita, y que eso y no otra cosa justificaba sus fantásticos resultados. Se había creado la leyenda de que eran unos chicharreros. Pero lo más curioso de todo es que cuando más arreciaban estos rumores la gestora ya invertía más del 50% de su posición en empresas del IBEX 35 (y su mandato le permitía total adaptación al mercado español de renta variable, en ese momento todavía no al mercado ibérico).

Y hablando de especular, preguntadle si teneis oportunidad a los gestores de esta compañía cual es el “turnover” de sus fondos. Podemos discutir si Carmignac (Eduard) será capaz de gestionar el crecimiento de su compañía con habilidad. Podemos discutir si le apetecerá retirarse o tomarse un año sabático (A mí me ha dicho que ni lo uno ni lo otro, que tiene un amigo que ha decidido hacer esto y se aburre como una ostra). Podemos discutir si la compañía podrá darnos unos resultados brillantes o no durante los próximos años. Pero no seamos ignorantes poniendo en duda el criterio del regulador francés, el español, el comunitario, las empresas que dan servicio a esta compañía gestora, sus depositarios, auditores y a sus profesionales de forma gratuita. Y mucho menos sin pruebas ni argumentos… Un poquito de “por favor”.