Cállese doctor, no me diga que tengo cáncer

Gabriel_Padilla
Imagen cedida

La CNMV ha renovado la prohibición a las ventas en corto por otro trimestre, pese a que había anunciado que solo duraría tres meses. Entretanto, el resto de Europa y el mundo ha entendido que los efectos negativos de esta suspensión superan con creces sus supuestas bondades. De esta manera, la CNMV contribuye a aumentar la desconfianza en España y a que cada vez tengamos menos credibilidad en todos los foros internacionales.

Esta falta de credibilidad me recuerda una anécdota que viví en primera persona hace unos años.  Durante casi diez años tuve el privilegio de crear y dirigir la mesa de préstamo de valores del primer banco del país. Fueron años divertidos, llenos de retos y siempre con más luces que sombras, pero siempre también con un gran deber pendiente: lograr que los fondos de inversión en España participasen en este interesante negocio.

Una vez, estando en Barcelona y como miembro de un panel en una reconocida conferencia internacional sobre este tema, uno de los compañeros del panel me presentó de una manera un tanto particular: “Gabriel, nos conocemos hace unos cinco años”, dijo.  Y continuó, “desde que nos conocemos, me dices lo mismo, que será el próximo año.  Ahora de verdad y frente a estos testigos”, dijo refiriéndose a nuestra audiencia, “¿cuándo van a poder prestar valores los fondos de inversión españoles, tal como hacen todos los fondos de inversión en Europa y el resto del mundo civilizado?”

Y tenía mucha razón.  Desde que tomé control del negocio, en torno a febrero de 2001, en cada reunión que tenía, siempre comentaba lo mismo.  “Espero que el próximo año podamos explorar prestar los valores que tienen nuestros clientes del área de depositaría”; es decir muchos de los fondos de las principales gestoras del país. Claramente no dependía de mí, pero sí era mi gran anhelo. Y en cada reunión con la CNMV, con la Dirección General del Tesoro, con Iberclear, con BME y con todas y cada una de las gestoras, entidades financieras competidoras y demás miembros del mercado, siempre buscaba la manera de “colar” este punto en la agenda del día y así durante casi diez años, aunque yo fuese el único Quijote peleando esa batalla.

Proyecto archivado

En 2008, faltó poco para que aprobase una Orden Ministerial regulando esta actividad. Tras una ardua labor de lobby por parte de Inverco, y tras su debida fase de audiencia pública, contábamos con una norma muy completa, que dicen que incluso llegó a tener el visto bueno del entonces secretario de Estado de Economía, David Vergara, y estaba lista para ser firmada por el ministro de Economía por aquellas fechas, Pedro Solbes. Sin embargo, cayó Lehman Brothers, y con su caída, se archivó este proyecto normativo y desde entonces nunca se ha retomado su tramitación. Confieso que si hubiera tenido la responsabilidad de firmar esa Orden Ministerial en Septiembre de 2008, hasta a mí me habría temblado el pulso.

Un par de años después, hacia finales de 2010, volvía yo a atreverme a decir en mis reuniones en foros internacionales “esperemos que sea el próximo año”, pero cada vez menos convencido…  y es que hasta yo, un eterno optimista, terminé por rendirme ante la evidencia.  Por algo se dice que un pesimista es solo un optimista bien informado. Con la prohibición de las ventas en corto sucede algo parecido. La CNMV, al aprobar esta medida hace tres meses, indicaba que sería solo de forma temporal y que podrían levantar la suspensión antes del plazo fijado. No solo no ha sido así, sino que han decidido prolongar la suspensión por tres meses más. Y es una vergüenza.  Mientras el resto del mundo ha entendido que la medida no ayuda y que tiene muchos efectos colaterales negativos, en España la implantamos y la renovamos.

Por solo citar uno de muchos ejemplos, el 10 de agosto de este año, tras anunciarse el veto a las ventas en corto en España e Italia, el Banco de la Reserva Federal en Estados Unidos publicó un estudio realizado por su economista Hamid Mehran, y los profesores Robert Batallio y Paul Schultz, titulado “Descensos del Mercado: Qué se logra al prohibir las ventas en corto”.  El estudio investiga la relación entre las ventas en corto y las caídas de precios en los mercados de valores y concluye que no hay ninguna relación que permita indicar que ayuda a frenar las caídas de precios. Afirma que en cambio que la prohibición tiene una serie de efectos, no deseados (y negativos), como el aumento de los costes de negociación o la disminución de los volúmenes de negociación y previenen que los vendedores en corto “permitan aflorar casos de fraude y manipulación de resultados”.  Recomiendo su lectura.

Antes que nadie

Y es que los hedge funds, inversores internacionales especializados en activos distressed, ventas en corto y otras estrategias, invierten grandes cantidades de dinero para contar con la mejor información disponible. Contratan a especialistas que les ayuden a entender y encontrar antes que nadie situaciones y tendencias que pueden incidir en los precios de activos (al alza o a la baja) y actúan en consecuencia.

Impedir su actuación es como ponerle puertas al campo.  Es como querer ganarle terreno al mar, construyendo diques como en Holanda.  A veces no parece una mala idea.  Hay quien puede decir que desde hace tres meses el Ibex35 se ha revalorizado significativamente.  Yo sin embargo estoy convencido de que será como el mar…  Más temprano que tarde, las ventas recuperarán terreno y cuando suceda, serán los inversores de a pie los que asuman las pérdidas.  ¡Como siempre!

Y es que los mal llamados bajistas no son más que simples mensajeros que nos alertan que algo no marcha bien. Prohibir su actuación en el mercado es como acallar a un médico cuando nos dice que estamos enfermos. Si  yo voy al médico y me dicen que tengo algo grave, no se me ocurriría gritarle al médico “¿Por qué no te callas?”, como le dijo Don Juan Carlos a Hugo Chávez en la Cumbre de las Américas, hace unos años. Las ventas en corto son solo eso, un médico con muy mal talante, tipo Gregory House, que nos alertan, nos advierten de que algo no funciona. ¿Se animan ustedes decirle al doctor House que se calle?  Yo no, yo le pido que me diga que tengo, alto y claro, y que me ayude a curarme.